PROVEDRBIOS 28:26
“El que confía en su propio
corazón es necio, mas el que camina en sabiduría será librado”
Se nos vende el yoga y las
técnicas de meditación oriental como la panacea para los trastornos
psicológicos que afectan a la sociedad opulenta. El yoga y sus parientes se
basan en la mirada introspectiva, el aislamiento del exterior para encontrar el
dios que según dicen se encuentra en cada una de las personas. Los gurús de la meditación siguen el engaño de Satanás
en el que ha caído la humanidad desde un principio: dejarse embaucar por la
serpiente y dejarse guiar por el engaño de que seríamos como Dios sabiendo el
bien y el mal si comían del árbol que se les había prohibido comer.
La meditación cristiana es
parecida a la que enseñan los gurús orientales. En el fondo no tienen ningún
parecido. La meditación cristiana es objetiva. Mira hacia fuera de sí mismo. Su
objetivo es Dios y la revelación dada
por medio de los profetas, apóstoles y el mismo Jesucristo para que los
creyentes se dejen guiar por ella y dejen de caminar en las tinieblas
espirituales que les confunden.
El texto que comentamos lo dice
bien claro: “El que confía en su propio corazón es necio”. Las
filosofías orientales nos dicen que la
introspección, la mirada hacia el interior de uno mismo da la sabiduría.
La Palabra de Dios nos dice que es un necio quien lo hace. La segunda parte del texto que comentamos dice: “Mas
el que camina en sabiduría será librado” (de la necedad). Si el confiar en
el propio corazón produce necedad, caminar en sabiduría es hacer todo lo
contrario, mirar a Dios y reverenciarle: “El principio de la sabiduría es el
temor del Señor” (Proverbios1:7). Al mirar hacia Dios tres veces santo uno
descubre no al dios que supuestamente se
esconde en su alma sino al depredador que se agazapa en ella y del que no puede
prescindir porque forma parte de su naturaleza espiritual contaminada por el pecado porque ha sido concebido en
pecado por ser descendiente de Adán.
Adán y Eva inútilmente intentaron
esconder su pecado haciéndose unos delantales cosidos con hojas de higuera.
Hoy, los delantales cosidos con hojas de higuera se han convertido en las
diversas técnicas de meditación. Inútilmente se intenta esconder la propia miseria practicándolas.
Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva con unos vestidos confeccionados con
pieles de animales que el mismo Dios sacrificó. Los animales sacrificados por
Dios representan a Jesús, el Cordero de Dios que con su sangre derramada en el
Gólgota limpia todos los pecados
de quienes creen en Él. Simbólicamente los cubre con vestiduras de lino blanco
porque sus pecados han sido limpiados por la sangre de Jesús.
PROVERBIOS 18:14
“El ánimo del hombre soportará
su enfermedad, mas, ¿quién soportará el ánimo angustiado?”
¿Cómo soportar la enfermedad,
la adversidad, las situaciones difíciles que debido al pecado se nos presentan
a menudo con más o menos intensidad? El texto que comentamos nos dice: “el
ánimo del hombre”, lo conseguirá. Demos una ojeada a nuestro alrededor y
descubriremos que el ánimo del hombre que ayuda soportarlas brilla por su ausencia. ¿Es que
Dios que inspiró al escritor sagrado a
redactar este texto, nos engaña? ¿Es que Dios quiere que creamos en falsas
esperanzas para ir trampeando las dificultades de la vida sin tener el ánimo
que nos permite afrontarlas victoriosamente?
La segunda parte del texto
que comentamos dice: “mas, ¿quién soportará el ánimo angustiado? Las personas angustiadas son legión. Estas
multitudes no pueden soportar la angustia que hay en sus almas.¿La causa? Sólo
una: el pecado. El pecado aleja al hombre de la fuente de poder que es Dios.
Fijémonos en Adán y Eva. Tan pronto pecaron el miedo entró a formar parte de
sus vidas. Sin que nadie les dijese nada, a pesar que cubrieron su desnudez con
los delantales cosidos con hojas de higuera, tuvieron miedo. Su invento no les
no les sirvió de nada porque el miedo siguió acompañándolos. “¿Qué habéis
hecho”?, les dijo Dios. En su misericordia
cubre la desnudez de Adán y Eva con las pieles de unos animales que previamente
había sacrificado. Dios es el primero en derramar sangre sobre la tierra, la
sangre que significaba la que Jesús derramaría milenios más tarde. La sangre de
Jesús al limpiarnos todos nuestros pecados nos devuelve la comunión con Dios y con ello recuperamos el poder de Dios
desaparecido. Todavía no somos lo que tenemos que ser porque la salvación
todavía no ha sido plenamente realizada: falta la resurrección. Es por ello que
el apóstol Pablo nos recomienda: “Hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y
en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). En Filipenses nos aconseja: “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece” (4:13).
En Cristo, el debilitado por
el pecado recibe el ánimo que le permite soportar con serenidad y confianza la enfermedad y todas las situaciones
aflictivas que se nos puedan presentar. Las personas afligidas no necesitan
tratamientos sicológicos sino a Jesús que es la fuente de poder ilimitado. El
hombre está asediado por penalidades sin fin que le hacen malvivir, pero los
creyentes en Cristo somos “más que vencedores por medio de Aquel que nos
amó” (Romanos 8:37).
http://octaviperenyacortina22.blogspot.com
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada