dilluns, 15 de juny del 2015

SALMO 105

“Hasta que se cumplió su predicción: La palabra del Señor lo refinó”
Cuando Dios por medio del profeta Isaías habla y dice: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (55:8,9), nos viene a decir que a pesar de que en Cristo somos adoptados como hijos suyos y somos participantes de la naturaleza divina por el Espíritu Santo que habita en nosotros, Dios nos es incomprensible. Creerlo despierta en nosotros la humildad necesaria para depender completamente de de Él.
¿Quién se podía imaginar que aquel joven José a quien su padre Jacob “amaba más que a todos sus hermanos” y que vestía “una túnica de diversos colores” que lo distinguía de sus hermanos, llegaría a ser el hombre más importante de Egipto después del faraón? Quienes llevamos un cierto tiempo en el evangelio conocemos l historia de José: que fue venido como esclavo por sus hermanos a unos mercaderes que lo condujeron a Egipto en donde fue de bendición para su señor, que por mantener su pureza sexual se le encarceló. Privado de libertad, Dios le siguió bendiciendo hasta que un día el copero del faraón a quien José había interpretado su sueño se acordó de él y le dijo al faraón que el hebreo encarcelado le podría interpretar el sueño que tanto le angustiaba. Así fue. José interpretó el sueño del faraón y el esclavo fue encumbrado hasta la cúspide del poder de Egipto. ¿Quién se lo podría haber imaginado? Nadie
El salmo 105 nos aporta unos detalles de la vida de José que nos ayudan a entender que las penalidades por las que pasó tenían sentido. José había recibido de Dios el don de interpretar sueños. En su adolescencia tuvo dos que tenían que ver con sus relaciones familiares. Ambos indicaban que tanto sus padres como los hermanos tendrían que inclinarse ante él. Los sueños se cumplieron pero el uso que hizo de ellos provocó la enemistad de sus hermanos. Podríamos decir que José era un engreído. La esclavitud a la que se vio sujeto sirvió para moldear su carácter. De un petulante se convirtió en una persona humilde que amaba a sus hermanos a pesar del mal que le habían hecho. Creo que hay algo más. Dios castiga la falta de santidad no para destruir sino para hacer bien a la persona que disciplina. A la vez, el pecado que un hijo suyo cometió, Dios lo utilizó para que se cumplieran sus propósitos. Sin el orgullo del joven,  José no habría ido a Egipto y no hubiese podido preservar a su familia de morir de hambre. Un pecado permitió que se pudiesen cumplir los propósitos de Dios. ¿Quién puede entender los planes de Dios antes de que se cumplan? ¡La mente de Dios es insondable!


SALMO 119:24

“Tus testimonios son mis delicias y mis consejeros”
La Biblia le da mucha importancia a los buenos consejeros pues de ellos depende a prosperidad de las familias, los reinos, las iglesias. Todas estas instituciones tienen la responsabilidad de proveerse de buenos conejeros pues allí en donde no hay buen consejo, se desintegran.
El texto que comentamos hoy tiene que ver con los individuos, aún cuando también puede aplicarse a las comunidades.
El salmista, cuando escribe el texto que comentamos estaba pasando por un situación difícil: “Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí” (v.23). El salmista  deja entrever que además de los poderosos tal vez también había personas de capas sociales inferiores, quizás conocidos suyos que se reunían para hablar mal de él.  Dejemos las especulaciones y permitamos que nos hable el texto puesto que también tenemos enemigos que hablan mal de nosotros. ¿Qué hace el salmista cuando los príncipes se sentaron a hablar mal de él? A nosotros, lo más probable es que ello nos irritaría y diríamos palabrotas contra aquellos  que nos desprestigian. Si fuésemos de clase principesca los amenazaríamos con llevarlos a los tribunales, si no rectifican y piden disculpas públicamente. Pero el salmista no hace lo que nosotros haríamos en una situación parecida. Nos dice: “Mas tu siervo meditaba en tus estatutos”. En  vez de llenar el vaso de alcohol para mitigar su pena o salir corriendo hacia el despacho del abogado  para preparar una defensa judicial, el salmista comete según el pensar de muchos, la sandez de meditar los estatutos de Dios que además de producirle deleite le aportan la luz que alumbra su camino, lo cual, le permite sortear los obstáculos que se le presentan.
¡Cuántos conflictos no evitaríamos si los testimonios del Señor fuesen motivo de nuestra meditación diaria y ocupasen un lugar preferente en nuestras vidas! La vida familiar sería más plácida.  Las relaciones sociales sin sobresaltos porque el engranaje no chirriaría al estar ungido por el Espíritu Santo. Los empresarios verían con otros ojos a los trabajadores y no los tratarían como esclavos sin derechos laborales ni de cualquier otra índole y les proporcionarían sueldos justos. Los trabajadores por su parte pondrían todo su empeño en conseguir que las empresas funcionen bien porque es un bien para todos. Los políticos tomarían decisiones justas, promulgando leyes beneficiosas para todos los ciudadanos. Conscientes de que existe un Dios que  lo ve todo, incluso los pensamientos más recónditos, se lo pensarían dos veces antes de poner mano en las arcas públicas para provecho propio. Para todos será un buena decisión que los testimonios del señor fuesen nuestras delicias y nuestros consejeros.
http://octavipdrenyacortina22.blogspot.com


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada