diumenge, 29 de desembre del 2024

 

¿PORQUÉ FRACASAN LOS POLÍTICOS?

De una sociedad de incrédulos no pueden salir políticos creyentes

Fernando Ónega finaliza su escrito “Una pequeña propuesta”, así: “Me limito a hacer una modestísima proposición: ¿sería mucho pedir del ejecutivo de quien depende la solvencia de las decisiones oficiales de que se sometan a una prueba de idoneidad? No se hará porque no interesa a los compromisos de esta máquina de colocación que son los partidos. No tengo ninguna duda: si lo hiciese se devolvería la confianza a la sociedad”. El mismo Ónega escribe: “La guerra entre partidos que dice mucho de su ansia de poder y muy poco de la voluntad desinteresada  de servir. Y quien habla de la frivolidad en el nombramiento de los cargos públicos”. La Dana valenciana se ha encargado de descubrir la incompetencia de algunos cargos públicos.

¿Por qué fracasan los dirigentes políticos escogidos democráticamente?

Los israelitas  acudieron al profeta Samuel a decirle que querían un rey como tenían las naciones vecinas. La petición disgustó al profeta. Dios le dijo a su triste siervo: “No te han rechazado a ti, sino a mí me han desechado para que no reine sobre ellos” (1 Samuel 8: 7). Dios ordena a Samuel que unja como rey a Saúl que era “un joven hermoso, entre los hijos de Israel no había otro más perfecto que él, de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo” (1 Samuel 9: 2).

En un principio el monarca escogido democráticamente cumplía las expectativas puestas en él. ¡Ay! “El Espíritu del Señor se apartó de él” (1 Samuel 16: 14). El Señor Jesús explica la parábola del espíritu inmundo que regresa a casa. El espíritu inmundo, por lo que sea, sale del hombre. Transcurre un tiempo y desea regresar a la casa que había abandonado. La encuentra desocupada, limpiada y adornada. Sale a buscar siete espíritus peores que él para morar en ella. Coletilla: “Entonces va, y trae consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados moran allí, y el postrer estado de aquel hombre vino a ser peor que el primero” (Mateo 12: 43-45). Esto es lo que le sucedió a Saúl: “El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del Señor” (1 Samuel 16: 14). Por haberse apartado del Señor Samuel le dice a Saúl: “El Señor ha rasgado de ti el reino de Israel y lo ha dado a un prójimo que es mejor que tú” (1 Samuel 15: 28). Por haber perdido el favor del Señor Saúl va de Herodes a Pilato. Carece de consejeros que le adviertan.

Se acerca un enfrentamiento con los filisteos. En su desesperación dice a sus siervos: “Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte” (1 Samuel 28: 7). Dicho y hecho. Consulta a la nigromántica y regresa al campamento a reunirse con sus tropas. La aniquilación de su ejército fue total. Saúl se suicidió dejándose caer sobre su espada. El epitafio es muy revelador: “Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra el Señor, contra la palabra del Señor, la cual  no guardó, y porque consultó con una adivina. Y no consultó al Señor, por esta causa el Señor lo mató y traspasó el reino a David, hijo de Isaí.

Volvamos atrás: “Dijo el Señor a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndole yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey” (1 Samuel 12: 1). Sin pensárselo dos veces Samuel llena el cuerno de aceite y sale disparado hacia Belén para cumplir el encargo que le ha mandado el Señor de ungir como rey a uno de los hijos de Isaí. ¿Cuál de ellos? A pesar de que Samuel es un ferviente siervo del Señor, duda. ¿Qué señal verá que le permita identificar al hijo de Isaí que tendrá que ungir como rey de Israel? Al presentarse los hijos de Isaí ante él se fijó en Eliab. Se dijo: “De cierto delante del Señor está su ungido” (1 Samuel  16: 6). El Señor tuvo que pararle los pies y decirle. “No mires a su persona, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho, porque el Señor no mira lo que mira el hombre, porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (v. 7). Cuando al final se presentó David, el hijo pequeño de Isaí. “Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos y desde aquel día en adelante el Espíritu del Señor vino sobre David” (v. 13). A pesar de que David fue escogido por Dios por ser un hombre de su propio corazón y que “el Señor le hubiese mandado que fuese príncipe sobre su pueblo” (1 Samuel 13: 14), no dejó de ser un pecador. En las páginas de la Biblia han quedado registrados sus muchos  pecados, todos ellos perdonados cuando se arrepentía   y pedía perdón al Señor. Dios trabaja por  medio de vasos de barro que son muy frágiles y no deja de hacerlo mientras sigan siendo conscientes de su fragilidad. El Señor le dijo al apóstol Pablo. “Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad, por tanto, de buena gana me gloriaré mas ben en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12: 9).

Saúl fracasó como rey al no resistir al diablo y permitir que un espíritu maligno de parte del Señor le atormentase (1 Samuel 16: 14), y no se arrepintiese de sus desobediencias. La trayectoria religiosa de David como rey queda reflejada en el salmo 51: “Ten  piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia, conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mi” (vv. 1-3).

Saúl rey incrédulo se dejó guiar por un espíritu malvado y murió suicidándose, dejando el reino  hecho ciscos. David, hombre humilde ante el Señor, no escondió su pecado ante Él. Dejó el reino en su su máximo esplendor. Su epitafio dice: “Y murió de buena vejez, lleno de días y de gloria” (1Crónicas 29: 28).

Octavi Pereña Cortina

 

MATEO 7: 7, 8

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque  todo aquel que pide, recibe; y el que  busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”

Jesús cita una parábola para ilustrar la bondad de prestar ayuda a quien se la pide. Jesús explica: “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, le dará una serpiente?” Basándonos  en el bien que hacen los voluntarios que hacen tareas de ayuda a los necesitados, a estos individuos se les considera buenas personas. En las relaciones sociales se efectúan muchas obras buenas. Ceder a un anciano o a una persona minusválida el asiento en el autobús. Recoger alguna cosa que se le caído a alguien. En el día a día se hacen muchas pequeñas acciones bondadosas. Decimos  que quienes hacen estas buenas obras son buenas personas. Aparentemente, sí. Si se nos presenta la oportunidad de observar detenidamente a estas “buenas personas” descubriremos que de buenas poco tienen. Ello se debe a que por ser descendencia de Adán han heredado de él su naturaleza pecadora que les incita a hacer el mal. La gracia de Dios  que se manifiesta por medio de su Hijo Jesucristo es un freno que impide que la maldad que se esconde en lo profundo del corazón se manifieste en toda su virulencia.

Jesús finaliza la parábola diciendo: “Pero si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se las piden? (v. 11).

Momentáneamente olvidemos del prójimo  y ciñámonos a nosotros mismos. Cuando nos miramos en el espejo, ¿cómo  nos vemos? Si somos narcisos veremos la paja en el ojo del vecino pero no la biga en el propio. Si reflexionamos en lo que el espejo nos muestra nos daremos cuenta de que somos personas muy necesitadas. Apliquémonos las palabras de Jesús: “Si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se las pidan”. ¿Cuánto tiempo hace que el lector no ha acudido a Jesús que es el brazo ejecutor de la misericordia divina para humildemente hacer caso de su oferta: “Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque  a todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.

El lector, como las demás personas que son malas sabe dar buenas obras en momentos puntuales, pídale al Señor que le dé fuerzas para hacer aquellas buenas obras que glorifican su Nombre y que son realmente gratificantes.

 

   


 

1 REYES 11: 1

“”Vive el Señor Dios de Israel en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra”  

El reino de Israel atravesaba una grave crisis económica debido a una larga sequía que el profeta Elías había anunciado al rey: “Vive el Señor Dios de Israel en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra”  (1 Reyes 17: 1). Recientemente hemos estado atravesando una dura sequía que ha afectado duramente al campesinado. ¿Quién es el culpable de las graves sequías  que castigan duramente a la economía? El texto que sirve de base a este comentario dice que es Dios y el profeta es el encargado de comunicar al monarca su decisión.

¿Qué es lo que motivó a Dios castigar a Israel con una sequía tan dura? La respuesta nos llega cuando Dios determinó que la sequía estaba a punto de finalizar la Palabra de Dios vino al profeta Elías diciendo: “Ve, preséntate a Acab y yo haré llover sobre la tierra” (1 Reyes 11: 1). “Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? Elías le responde: “Yo no he turbado  a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del Señor y siguiendo a los baales” (vv. 17, 18). Durante la sequía algunas parroquias han organizado procesiones presididas por santos y vírgenes, que son los baales de nuestros días.. Pero no se han arrepentido de sus peados.

El texto que sirve de base a esta meditación nos dice que la sequía nada tiene  que  ver con alguna causa atmosférica. Acab acusó al profeta Elías de ser el causante de la sequía. El profeta responde que es el monarca de la catástrofe por haber abandonado el Dios de Israel y seguir a los falsos dioses. En esta época de tanto  desconcierto culpabilizamos a los políticos por la mala administración de los asuntos públicos. Sí que son malos administradores, pero detrás de ellos se encuentra la ciudadanía en general que ha abandonado a Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo dándole la espalda. En el caso de que se encuentre alguna muestra de religiosidad  se vuelca hacia los ídolos de santos y vírgenes que tienen ojos que no ven; oídos que no oyen; pies que no andan y que tienen que ser levados a cuestas. La respuesta que el profeta Elías le da al rey Acab es la que tenemos que hacernos nuestra: “Yo no he turbado  a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del Señor y siguiendo a los baales”. Todos los males que acaecen a nuestro país no son culpa de unos pocos sino responsabilidad de todos por haber abandonado a Dios.

diumenge, 22 de desembre del 2024

 

¿CÉLIBES O CASADOS?

¿Por qué un obispo como Xavier Novell que según la prensa es un hombre inteligente  y posible candidato al cardenalato no puede casarse? El celibato del clero no tiene base bíblica. Se introdujo en el siglo XI siendo papa Gregorio VII y reformado durante el pontificado de Pablo VI en el Concilio Vaticano II, en el capítulo 2, punto 16 en donde se lee: “Por medio de la virginidad o el celibato por causa del reino de los cielos los sacerdotes son consagrados a Cristo de una manera especial y distinguida”.

¿Qué tiene prioridad: la ley humana o la divina? Indiscutiblemente la divina. ¿Qué nos dice dicha Ley? “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañosos y a doctrina de demonios, por la hipocresía de mentirosos que teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Timoteo 4: 1-3a).

Parece ser que en plena actividad apostólica y posiblemente por la influencia que habían recibido algunos cristianos procedentes del paganismo, eran partidarios del celibato de sus pastores. Del judaísmo no puede extraerse la doctrina del celibato de los ancianos que pastoreaban a las iglesias. Los profetas eran hombres casados y desconocían que era el celibato profético.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Corintio, redacta: “¿No tenemos derecho de llevar con nosotros a una hermana por esposa como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas (Pedro)?” (1 Corintios 9: 5). La cuestión del celibato no se planteó a la hora de elegir a los ancianos que tenían que pastorear las iglesias

Escribiendo a su discípulo Timoteo el apóstol Pablo le dice; “Palabra fiel: si alguien desea  ser pastor buena obra desea, Pero es necesario que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer…” (1 Timoteo 3: 1-7). Monogamia estricta, no celibato.

Jesús dice: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre” (Mateo 19: 12).  De manera natural no necesitan mujer. Esta excepción de la regla no excluye a los auténticos eunucos, si son verdaderos cristianos y hayan recibido el don del ministerio de pastorear una iglesia del Señor. El principio general es “que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer"

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 15 de desembre del 2024

 

CATASTROFES IMPREVISTAS

Las catástrofes no son azarosas sino el designio divino que nos avisa que tenemos que arrepentirnos y andar en novedad de vida

La Dana valenciana ha producido cuantiosos daños materiales  y numerosas muertes. Los familiares y amigos de los desaparecidos sufren al ignorar qué ha sido de ellos.

Jesús se refiere a dos hechos catastróficos que sobrepasan a los que La Dana ha producido en tierras valencianas. Uno es el Diluvio Universal que como bien dice el titulo abrazó a toda la Tierra, El otro se refiere a la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ambos casos, antes de producirse las catástrofes las personas “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, vendían, plantaban, construían” (Lucas 11: 27, 28). Nadie sospechaba lo que iba a ocurrir.

Jesús también se refiere a dos hechos luctuosos que no son de la envergadura de los previamente mencionados que también se produjeron en un abrir y cerrar de ojos. Uno trata “del caso de los galileos la sangre de los cuales Pilato  había mezclado con los sacrificios”. Jesús dijo a sus oyentes: “¿Pensáis que estos galileos fueron más pecadores que los otros galileos porque han sufrido estas cosas?” (Lucas 13: 1, 2). El otro caso que Jesús cita se refiere a “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé. Pensáis que eran más culpables que todos aquellos hombres  que Vivian en Jerusalén ¿” (Lucas 13: 1, 2). La coletilla que les acompaña dice: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (v. 3).

La existencia aquí en la Tierra va acompañada de accidentes dolorosos que no avisan: Un escalador cae al vacío, una roca se desprende en el momento que pasa un vehículo, un jabalí enviste un coche…La lista de accidentes mortales que no avisan es interminable. A menudo pensamos que si alguien muere  accidentalmente  es porque se lo merecía. Nos quedamos tan panchos con nuestra sentencia infalible. Un rurrú corroe nuestra conciencia.

A veces pensamos que la muerte es algo que les ocurre a los otros, sin pensar que un día llamará a nuestra puerta. Los medios se encargan de recordarnos una y otra vez la tragedia de La Duna valenciana. Viendo los destrozos ocasionados por televisión no nos quita ni el sueño ni el apetito. Es una noticia más de las muchas que difunden los medios. Estamos vacunados de tanto oír malas noticias. La coletilla de Jesús debería sacudir nuestras conciencias que por ser un hecho que más pronto o más tarde también nos tocará a nosotros, tiene consecuencias eternas: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. ¿Qué significa perecer en este texto? En la Biblia encontramos dos significados: Muerte espiritual, ya nacemos así. La consecuencia de ello es que somos totalmente insensibles a la verdadera espiritualidad. Cuando Jesús se refiere a la muerte eterna, el cadáver espiritual no es consciente de que exista. Todos sin excepción cuando fuimos engendrados en el vientre de nuestras madres nos engendraron como cadáveres espirituales por haber heredado el pecado de Adán, del cual todos tenemos que arrepentirnos, como dice Jesús. Si decimos que esto es injusto, ello no nos exime de ser pecadores: “Por cuanto todos pecaron, y están excluidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). Si no nos arrepentimos nuestro pataleo en señal de protesta no impedirá que llegado el día no tengamos que comparecer ante el tribunal de Cristo, en donde el Juez Justo dictará la sentencia de condenación eterna.  No la aniquilación como algunos desearían que fuese para escaparse del juicio divino, si con la muerte se convierten en polvo cósmico impersonal. El apóstol Pablo muy brevemente describe la existencia después de la muerte física de los cadáveres espirituales: “En llamas de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecieron el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder”           (2 Tesalonicenses 1: 8,9).

Sea una muerte inesperada o el resultado de una enfermedad de larga duración, lo cierto es que, querámoslo o no, por el hecho de ser pecadores, si previamente no reconocemos nuestro pecado y lo confesamos a Cristo para que lo perdone “estamos destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). El lector que lee este escrito tiene la oportunidad escoger dónde pasar la eternidad cuando la muerte blandiendo la guadaña llame a su puerta. Con la muerte física se sella para siempre el destino eterno, sea para vida o para condenación. La falacia del Purgatorio es un engaña bobos satánico pues cuando se atraviesa la puerta que nos introduce a la eternidad no da lugar al arrepentimiento.

Octavi Pereña Cortina

 

1 TIMOTEO 3: 1

“Palabra fiel: si alguien desea ser pastor buena obra desea”

¿Por qué un obispo como Xavier Novell que según la prensa es un hombre inteligente  y posible candidato al cardenalato no puede casarse? El celibato del clero no tiene base bíblica. Se introdujo en el siglo XI siendo papa Gregorio VII y reformado durante el pontificado de Pablo VI en el Concilio Vaticano II, en el capítulo 2, punto 16 en donde se lee: “Por medio de la virginidad o el celibato por causa del reino de los cielos los sacerdotes son consagrados a Cristo de una manera especial y distinguida”.

¿Qué tiene prioridad: la ley humana o la divina? Indiscutiblemente la divina. ¿Qué nos dice dicha Ley? “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañosos y a doctrina de demonios, por la hipocresía de mentirosos que teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Timoteo 4: 1-3a).

Parece ser que en plena actividad apostólica y posiblemente por la influencia que habían recibido algunos cristianos procedentes del paganismo, eran partidarios del celibato de sus pastores. Del judaísmo no puede extraerse la doctrina del celibato de los ancianos que pastoreaban a las iglesias. Los profetas eran hombres casados y desconocían que era el celibato profético.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Corintio, redacta: “¿No tenemos derecho de llevar con nosotros a una hermana por esposa como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas (Pedro)?” (1 Corintios 9: 5). La cuestión del celibato no se planteó a la hora de elegir a los ancianos que tenían que pastorear las iglesias

Escribiendo a su discípulo Timoteo el apóstol Pablo le dice; “Palabra fiel: si alguien desea  ser pastor buena obra desea, Pero es necesario que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer…” (1 Timoteo 3: 1-7). Monogamia estricta, no celibato.

Jesús dice: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre” (Mateo 19: 12).  De manera natural no necesitan mujer. Esta excepción de la regla no excluye a los auténticos eunucos, si son verdaderos cristianos y hayan recibido el don del ministerio de pastorear una iglesia del Señor. El principio general es “que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer"


 

1 REYES 10: 7

“Pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aún se me dijo la mitad, es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído”

El rey Salomón en los momentos de su mayor esplendor alcanzó fama mundial. La reina de Sabá cuando oyó “la fama que Salomón había alcanzado por el Nombre del Señor, vino a probarlo con preguntas difíciles” (v. 1). “Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón…se quedó asombrada” (vv. 4, 5). Nada más se sabe de esta misteriosa reina. Hollywood ha sacado tajada de esta reina fantaseando con ella en sus películas.

La mítica reina no ha quedado en el olvido. Su nombre no solo ha quedado  registrado en las páginas del Antiguo Testamento. Jesús la saca del cajón del olvido y la pone como ejemplo para los cristianos  y para los hombres en general. Las palabras encomiadoras que Jesús dijo de ella merecen que sean reproducidas en este escrito para que sirvan de repulsivo que nos saque de la modorra espiritual en que hemos caído los cristianos. Debería entristecernos ver como multitudes se rinden a los ídolos del espectáculo y del deporte y que no les importan las inclemencias del tiempo con tal de poder conseguir un autógrafo de sus ídolos. He aquí las encomiadoras palabras que Jesús dijo, para vergüenza nuestra, a la mítica y misteriosa reina de Sabá: “La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de los confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar” (Lucas 11: 31). ¿Cómo alcanzó Salomón la sabiduría que le hizo famoso? Al inicio de su reinado, comprendiendo la dificultad que comporta reinar para bien de los súbditos, se dirigió  al Señor en estos términos: “Da pues a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo, porqué, ¿quién podrá gobernar este pueblo tan grande? Y el Señor le respondió: Porque has demandado esto, y no has pedido para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí te he dado conforme a tus palabras, he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú” (1 Reyes 3: 11,12).

La reina de Sabá emprendió un largo viaje acompañado de muchas incomodidades para ver a un hombre a quien Dios llenó de sabiduría. ¿Qué esfuerzo ponemos de nuestra parte para encontrarnos con Jesús  que es quien dio sabiduría a Salomón porque se la pidió? Tengamos presente que cuando compareceremos ante el tribunal presidido por Jesús para dar cuenta de lo bueno y lo malo que hagamos hecho durante nuestro peregrinaje por la Tierra “La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de los confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar”

 

 

CATASTROFES IMPREVISTAS

Las catástrofes no son azarosas sino el designio divino que nos avisa que tenemos que arrepentirnos y andar en novedad de vida

La Dana valenciana ha producido cuantiosos daños materiales  y numerosas muertes. Los familiares y amigos de los desaparecidos sufren al ignorar qué ha sido de ellos.

Jesús se refiere a dos hechos catastróficos que sobrepasan a los que La Dana ha producido en tierras valencianas. Uno es el Diluvio Universal que como bien dice el titulo abrazó a toda la Tierra, El otro se refiere a la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ambos casos, antes de producirse las catástrofes las personas “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, vendían, plantaban, construían” (Lucas 11: 27, 28). Nadie sospechaba lo que iba a ocurrir.

Jesús también se refiere a dos hechos luctuosos que no son de la envergadura de los previamente mencionados que también se produjeron en un abrir y cerrar de ojos. Uno trata “del caso de los galileos la sangre de los cuales Pilato  había mezclado con los sacrificios”. Jesús dijo a sus oyentes: “¿Pensáis que estos galileos fueron más pecadores que los otros galileos porque han sufrido estas cosas?” (Lucas 13: 1, 2). El otro caso que Jesús cita se refiere a “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé. Pensáis que eran más culpables que todos aquellos hombres  que Vivian en Jerusalén ¿” (Lucas 13: 1, 2). La coletilla que les acompaña dice: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (v. 3).

La existencia aquí en la Tierra va acompañada de accidentes dolorosos que no avisan: Un escalador cae al vacío, una roca se desprende en el momento que pasa un vehículo, un jabalí enviste un coche…La lista de accidentes mortales que no avisan es interminable. A menudo pensamos que si alguien muere  accidentalmente  es porque se lo merecía. Nos quedamos tan panchos con nuestra sentencia infalible. Un rurrú corroe nuestra conciencia.

A veces pensamos que la muerte es algo que les ocurre a los otros, sin pensar que un día llamará a nuestra puerta. Los medios se encargan de recordarnos una y otra vez la tragedia de La Duna valenciana. Viendo los destrozos ocasionados por televisión no nos quita ni el sueño ni el apetito. Es una noticia más de las muchas que difunden los medios. Estamos vacunados de tanto oír malas noticias. La coletilla de Jesús debería sacudir nuestras conciencias que por ser un hecho que más pronto o más tarde también nos tocará a nosotros, tiene consecuencias eternas: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. ¿Qué significa perecer en este texto? En la Biblia encontramos dos significados: Muerte espiritual, ya nacemos así. La consecuencia de ello es que somos totalmente insensibles a la verdadera espiritualidad. Cuando Jesús se refiere a la muerte eterna, el cadáver espiritual no es consciente de que exista. Todos sin excepción cuando fuimos engendrados en el vientre de nuestras madres nos engendraron como cadáveres espirituales por haber heredado el pecado de Adán, del cual todos tenemos que arrepentirnos, como dice Jesús. Si decimos que esto es injusto, ello no nos exime de ser pecadores: “Por cuanto todos pecaron, y están excluidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). Si no nos arrepentimos nuestro pataleo en señal de protesta no impedirá que llegado el día no tengamos que comparecer ante el tribunal de Cristo, en donde el Juez Justo dictará la sentencia de condenación eterna.  No la aniquilación como algunos desearían que fuese para escaparse del juicio divino, si con la muerte se convierten en polvo cósmico impersonal. El apóstol Pablo muy brevemente describe la existencia después de la muerte física de los cadáveres espirituales: “En llamas de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecieron el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder”           (2 Tesalonicenses 1: 8,9).

Sea una muerte inesperada o el resultado de una enfermedad de larga duración, lo cierto es que, querámoslo o no, por el hecho de ser pecadores, si previamente no reconocemos nuestro pecado y lo confesamos a Cristo para que lo perdone “estamos destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). El lector que lee este escrito tiene la oportunidad escoger dónde pasar la eternidad cuando la muerte blandiendo la guadaña llame a su puerta. Con la muerte física se sella para siempre el destino eterno, sea para vida o para condenación. La falacia del Purgatorio es un engaña bobos satánico pues cuando se atraviesa la puerta que nos introduce a la eternidad no da lugar al arrepentimiento.

Octavi Pereña Cortina

diumenge, 8 de desembre del 2024

 

GÉNESIS 3: 19

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás”

El concepto mayoritario que se tiene del hombre es que es fruto de una célula que apareció espontáneamente, que evolucionó, se  convirtió en un  homínido y de ahí en “homo sapiens”. El homínido aunque se suponga que evolucionó hasta convertirse en un animal racional no deja de ser “semejante a las bestias que perecen”.

El hombre tiene en común con  los animales irracionales  que tiene cuerpo, pero no desciende de los homínidos porque Dios lo creó independientemente de los animales. Dios después de haber creado a los “animales de la tierra según su género” (Génesis 1: 25), “entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, y conforme a nuestra semejanza  (v. 26). A continuación específica “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y hembra los creó” (v. 27). “Puso Dios al hombre en el huerto de Edén…y mandó el Señor Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2: 15, 16). Este texto enseña que Dios creó al hombre inmortal y que la muerte hizo acto de presencia cuando Adán desobedeció  la prohibición de su Creador. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (3: 6). El resultado de la degustación: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron taparrabos” (v. 7). La muerte espiritual hizo acto de presencia. La vergüenza que sintieron al verse desnudos, es muestra de ello. Los años que vivió Adán quedan registrados: “novecientos treinta años, y murió” (5: 4). Dios no creó mortal al hombre. Fue la consecuencia de la desobediencia.

Dios no se inhibe del hombre. Le ofrece la oportunidad de recuperar la inmortalidad y la vida eterna al anunciarles la venida del Mesías que se haría cargo de su pecado (Génesis 3: 13-15)

El 1 y 2 de noviembre la Iglesia Católica celebra las fiestas de Todos los Santos y la de los Fieles difuntos, en memoria de los familiares fallecidos. Se engalanan los cementerios como si los finados pudiesen ver lo que sus parientes hacen por ellos. Los vivos se preocupan por los fallecidos sin prestar atención a sus propias necesidades. Un día más o menos lejano tendrán que comparecer ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus hechos. ¿Qué espera el lector oír de los labios de Jesús: absolución o condenación. Vida eterna o muerte eterna. Es una decisión que tiene que tomar hoy porque mañana tal vez no tenga la oportunidad de pedir perdón a Jesús, el Mesías anunciado para perdón de los pecados.


 

1 SAMUEL 25: 21

“Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de lo que es suyo, y él me ha vuelto mal por bien”

David, el rey escogido por el Señor pero todavía sin reinar, es perseguido por su suegro el rey Saúl, como un galgo a su presa. Durante el tiempo de caería  David  busca escondrijos donde guarecerse. Encontrándose en Maón acompañó a los pastores de Nabal. Oyó David que Nabal trasquilaba las ovejas  y envió a diez de sus hombres a pedirle ayuda con la recomendación de que todo el tiempo que estuvo con sus pastores “no los tratamos mal, ni les faltó nada todo el tiempo que han estado en Carmel” (v.7). Nabal despide de malas maneras a los mensajeros de David. En su despecho, al ver que se le pagaba el bien con el mal, jura “que de aquí a mañana, de que todo lo que fuese suyo no he de deja con vida ni un varón” (v. 22).

Abigail esposa de Nabal “mujer de buen entendimiento” (v. 3), al saber las malas maneras con las que su esposo había despedido a los mensajeros de David, recogió abundante comida y al frene de la comitiva salió al encuentro de David. Al encontrarse cara a cara la mujer le dijo: “No haga caso mi señor de este hombre perverso, de Nabal, porque conforme a su nombre así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está en él, mas yo,  tu sierva, no vi a los hombres que tú enviaste” (v. 25).

Haciendo honor a su entendimiento, las suaves palabas que Abigail dijo a David ablandaron la ira de su corazón (Proverbios 15: 1), “Y dijo David a Abigail: Bendito sea el Dios de Israel, que te envió para que me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. Porque vive el Señor Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si tú no te hubieses dado prisa a venir a mi encuentro, de aquí a mañana no habría quedado con vida a Nabal ni un varón” (vv. 32-34).

   Un conjunto de factores intervinieron para que una historia que parecía que tenía que acabar en un baño de sangre  tuviese un final feliz. Por un lado las suaves palabras de Abigail que fueron dulces como la miel que suavizaron la ira que provocó en David la desafortunada reacción de Nabal a la petición de ayuda que le hicieron los mensajeros que envió David. Por el otro, David era un verdadero hijo de Dios que reconoció que Abigail fue una enviada de Dios para impedir que cometiese asesinatos que empañarían su honor cuando muerto Saúl fuese coronado como el rey ungido del Señor. Y, como director de orquestra, Dios guió todos los pasos que se dieron en el evento.

 

 

¿QUIÉN VENCERÁ?

Entre el bien y el mal, la victoria del bien está garantizada desde hace más de dos mil años

El panorama político es muy desolador. Si se tira de la manta se descubre mucha mierda. Las cloacas de los partidos políticos ya no pueden absorber más estiércol. No existe efecto sin causa. La causa del descalabro político se encuentra en el hecho de que se actúa de manera horizontal. La política es cosa exclusivamente nuestra y somos nosotros quienes tenemos que levantarla de su caída  en picado. Los políticos son demasiado orgullosos para reconocer su fracaso y que tienen que abandonar su mirada horizontal para dirigirla hacia el cielo.

Gracias a los avances tecnológicos y con la relativa facilidad con que se investiga el espacio sideral nos hace creer que somos dioses. Si lo somos lo somos con pies de barro. A pesar de que Dios hizo al hombre “un poco menor que los ángeles, y le coronaste de gloria y honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos” (Hebreos 2: 7, 8) seguimos siendo hombres que debido al pecado de Adán nos encontramos en una situación muy inferior a la que teníamos antes de que el pecado ocasionase  la ruptura de la relación directa con Dios.

He aquí el dilema. Debido al pecado nacemos ciegos espiritualmente. Exclusivamente creemos en lo que los ojos ven y lo que los dedos palpan. Fuera de lo material nada existe. Todo son fábulas. Esta es la gran tragedia de la humanidad: No quiere reconocer la dimensión espiritual existente. El apóstol Pablo nos alerta para que la dimensión  espiritual olvidada no se convierta en un agujero negro que se nos engulla y nos destruya. Prestemos atención a las palabras del apóstol: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6: 11-13).

Ernest Maragall, refiriéndose a los carteles que le relacionaban con el Alzheimer de su hermano Pascual, que tenían el propósito de desprestigiarle políticamente,  ha dicho: “Siento horror y vergüenza por pertenecer a un pedazo de sociedad capaz de realizar actuaciones tan indecentes”. La indecencia política ha llegado a tales extremos que si no prestamos atención a las palabras del apóstol nos cubriremos de mierda.

Ya es hora que se pongan sobre la mesa las intenciones ocultas que trabajan entre bastidores. Los fariseos los eternos enemigos de Jesús querían deshacerse de Él costase lo que costase. Le dicen: “Tú das testimonio de ti mismo, tu testimonio no es verídico” (Juan 8: 13). Esto da pie a una controversia que nos llevará hasta Abraham y su descendencia. A nosotros los occidentales la historia de Abraham que tiene más de cuatro mil años de antigüedad puede parecernos algo irrelevante. Pero es de capital importancia para dar respuesta a la pregunta: “¿Quién vencerá?”, que es el título de este escrito. Los fariseos creían que por ser descendencia carnal de Abraham se consideraban ser genuina descendencia del patriarca. Carnalmente nadie se lo discute. Espiritualmente no: “Sabed por tanto, que los que son de la fe, éstos son hijos de Abraham” (Gálatas 3: 7). Los fariseos defienden a capa y espada su descendencia abrahámica. Jesús no discute su descendencia según la carne, pero niega que lo sean espiritualmente: “sé que sois descendencia de Abraham” (Juan 8: 37). Si fueseis   verdaderos hijos de Abraham “haríais las obras de Abraham” (v. 39). La traca final estalla cuando les dice: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira” (v. 44).

Jesús, “que es el esplendor de a gloria” (del Padre), “la expresión exacta de su esencia” (la del Padre) (Hebreos 1: 3), se las tiene que ver con los fariseos que son hijos de Satanás. Si el  combate contra Satanás hubiese terminado en tablas la lucha contra el mal, solamente nos quedaría el derecho al pataleo. Desde el momento que Lucifer y los ángeles que le siguieron se rebelaron contra Dios con el propósito de destronarlo, la lucha entre Dios y Satanás se ha convertido en una guerra sin cuartel. Desconocemos como pudo producirse el mal cuando no existía. Lo que sí sabemos es que Dios sigue controlando la situación y que Satanás no puede extralimitarse de los límites que le impone Dios. Lo que sí se sabe y es porque la Biblia lo enseña es que Satanás se propone destruir el plan de Dios diseñado para salvación del pueblo de Dios de sus pecados. El Maligno lo intentó  procurando matar a Jesús, que tenía dos años,  por la espada del rey Herodes. Fracasó. Los judíos intentaron matar a Jesús en diversas ocasiones. Tampoco lo consiguió porque todavía no había llegado la hora.

Al acercase el día D y la hora H para que se cumpla el plan de Dios para salvación de su pueblo, Jesús dijo: “Por  eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10: 17, 18). Un segundo antes de morir Jesús exclamó: “Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19: 30). Los fariseos, secuaces de Satanás, se frotaban las manos de satisfacción creyendo que habían conseguido destruir a su enemigo. La alegría les duró poco porque Jesús resucitó al tercer día. Para desmentir el hecho la casta sacerdotal sobornó a los guardias romanos para que dijesen que los discípulos de Jesús habían robado el cuerpo de Jesús mientras ellos dormían. Jesús ha ganado la partida. Satanás ha perdido la guerra. Jesús que es la VIDA ha vencido a Satanás que es el autor de la muerte. Mientras tanto, los cristianos que lo son de verdad, no de boquilla, esperan expectantes la venida gloriosa de Jesús para introducir el Reino Eterno de Dios.

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 1 de desembre del 2024

 

ADOLESCÈNCIA EXTRAVIADA

El Roto en una de les seves vinyetes descriu un jove amb característiques punk que es diu: “m’he apuntat a una penya i ja no penso com jo”. Algú ha descrit aquesta joventut així: “Impulsius, inconscients, capritxosos impunes. Reietons que arrosseguen el grup o serfs que segueixen el líder sense importar-os el dany i el dolor que poden causar, entre altres motius perquè cap d’ells és capaç de posar-se en el lloc de la víctima”. L’autor d’aquesta citació considera els components de les bandes del carrer, antisocials, persones mancades d’empatia, dit de manera més clara, mancades d’autèntic amor per les persones. Aquesta mancança es reflecteix en el tracte que donen als sense sostre, als grups socials  marginals, als afins polític d’un altre signe, les minories religioses, per les que es decideixen per una altra sexualitat. No es pot deixar de banda la violència contra la dona. “La Manada” ha donat nom a aquests grups de jovent que gaudeixen vexant les dones.

Una ressenya de fa un parell o tres danys. La data no importa perquè encaixa perfectament amb alguns esdeveniments d’avui: “Sis menors d’edat van ferir amb una ampolla de vidre un indigent que dormia al carrer, en el barri d’Horta de Barcelona, durant la matinada d’ahir”. Notícies semblants es repeteixen sovint i s’intenta neutralitzar-les encenent espelmes, guardant minuts de silencia, amb parlaments denunciant els vils fets. Les bandes d’adolescents incívics segueixen protagonitzant excessos antisocials perquè les protestes pacífiques no serveixen per canviar la manera de ser violenta d’aquests adolescents que desconeixen què és l’amor de Déu i que puguin fer el que vulguin amb aquells col·lectius o persones que no els cauen bé.

Tota la Paraula de Déu és útil per a instruir en justícia perquè les persones s’estimin les unes a les altres i es busquin mútuament el seu bé. Amor, ingredient tant necessari per aconseguir una societat pacifica en la que desaparegui la por a que un indigent sigui maltractat o assassinat per dormir al carrer, o que una persona que hagi escollit una sexualitat distinta de la normal sigui ultratjada o que una dona que camini sola sigui assaltada per una manada de depredadors sexuals que són incapaços de controlar les seves passions. Ens ajudarà a trobar solució el llibre de Proverbis.

El text que necessitem comentar que aporti llum al comportament punk que El Roto mostra en la seva vinyeta, el tenim a Proverbis 1. El propòsit de Déu per escriure Proverbis per la mà de Salomó “és donar prudència als inexperts: al jove coneixement i discreció” (1:4). El Pare celestial que sent un amor profund vers el seu fill díscol en la paràbola del “Fill pròdig”, cada dia en fer-se clar surt al camí esperant veure en la llunyania el retorn del fill que se n’havia anat a un país llunyà on havia malgastat la hisenda   vivint en permanent xerinola. Un dia el veu venir, s’avança corrent vers ell. Es llença damunt d’ell i l’abraça amb força i li perdona el pecat del seu fill retrobat. El Pare celestial es dirigeix vers cadascun dels fills pròdigs i ens diu: “Escolta, fill meu la instrucció del teu pare, i no rebutgis l`ensenyament de la teva mare, perquè seran una diadema de gràcia per al teu cap, i collars al voltant del teu coll” (vv. 8,9). De moment pot ser possible que  no se’n faci cas del consell patern, que no sigui ben rebut. Mes tard pot ser possible que el cor compungit es digui: “Si hagués fet cas al que em deia el pare!” Aquelles paraules que semblava havien caigut en sac foradat, que s’havien quedat endormiscades en el fons de l’ànima, un dia es desperten i fan reflexionar el fill rebec que creia que els consells paterns no tenien cap altre propòsit que fer-li la guitza.

Un consell als adolescents: Pel fet de robar-se Proverbis en la Bíblia les recomanacions que dóna són atemporals, no envelleixen, no caduquen, són oportunes pels joves d’avui: “Fill meu, si els pecadors et volen seduir, no hi consentis. Si et diuen: vine amb nosaltres, estiguem-nos a l’aguait per vessar sang, parem una emboscada a l’innocent sense motiu, engolim-nos vius com el sepulcre, i sensers, com els qui baixen a la fossa” (vv. 10-12). El pare engoixat perquè el fill es pugui veure atrapat per una “manada” d’adolescents incívics que no tenen manies de cometre actes delictius, li diu: “Fill meu no vagis pel camí d’ells, guarda el teu peu del d’ells, perquè els seus peus corren cap el mal, i s’apressen a vessar sang. Veritablement és decebedor de parar la xarxa  davant dels ulls de qualsevol ocell, i ells es posen a l’aguait de la seva pròpia sang, posen una emboscada contra les seves pròpies ànimes. Així són els camins de tots els que cobegen el guany injust, que pren la vida dels seus posseïdors” (vv. 15-19).

Salomó inspirat per l’Esperit Sant concedeix més saviesa a les aus que als adolescents infatuats. Els ocells si veuen que es prepara un llaç no s’hi deixaran enganxar. Els adolescents que no creuen que hi hagi una Llei superior que regula les seves vides recorren el camí ample que els porta a la perdició “a la seva pròpia sang, posen una emboscada contra les seves pròpies ànimes” (v.18). Al no tenir temor de Déu els adolescents que viuen com si no hi hagués Llei es converteixen en necis que no s’adonen que posen en el camí trampes que són la seva perdició. Pare meu que ets en el cel he pecat contra tu. Perdona’m.

Octavi Pereña i Cortina