MARIA: PECADORA O INMACULADA
Solo hay un Padre y un Hijo que salva: Jesucristo
hombre
“En este domingo
(1/09/2024)…que coincide con la fiesta de la Natividad de la Madre de Dios. En
este día celebramos en Cataluña el día de las madrededios encontradas”. Unas madrededios que según la tradición
se escondieron durante la invasión musulmana y después encontradas
misteriosamente” (Juan José Omella,
arzobispo de Barcelona). El purpurado cita de la glosa de Josep torras i Bages, obispo de Vic la “Visita espiritual a nuestra
Señora de Montserrat”, diversas advocaciones. La primera que cita el clérigo
barcelonés dice: “Virgen prodigiosa, trono purísimo en donde reposa la eterna
Sabiduría, cuando viniste al mundo a enseñar el camino de salvación, conseguiste
para vuestros catalanes aquella fe que hunde montañas, llena valles y allana el
camino de la vida”. La doncella de Nazaret
cuando fue a visitar a los padres de quien sería Juan el Bautista, en la plegaria que dirigió al Señor dice de sí
misma: “Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi
Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues he aquí, desde ahora me
dirán bienaventurada todas las generaciones” (Lucas 1: 46-48). El espíritu de
María no encaja con los enaltecimientos clericales que hacen de ella
La segunda advocación que
cita el clérigo barcelonés, dice: “Rosa de caridad, fuego que sin consumirse
calienta, sacad de Cataluña el espíritu
de discordia, y juntad a todos sus hijos e un corazón de hermanos”. Torras i Bages y todos los que creen en
su doctrina han convertido a María, un ser mortal como todos los pecadores, en
un ídolo. Más claro no puede decirlo el purpurado barcelonés cuando
refiriéndose a las madrededios escondidas y encontradas. Aun cuando no lo diga
explícitamente, sin duda alguna se refiere a imágenes materiales. La Ley de
Dios prohíbe severamente la idolatría. Lo hace con estas palabras: “No tendrás
dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que
esté arriba en el cielo, ni debajo de la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios fuerte y celoso…(Éxodo 20: 3-6).
La mariolatría está
basada en tradiciones humanas. No en la Palabra de Dios. Jesús tiene muy claro
qué piensa de la tradición no bíblica: “Este pueblo de labios me honra, mas su
corazón está lejos de mí pues en vano me honran, enseñando como doctrinas
mandamientos de hombres” (Mateo 15: 8, 9). Juan
Calvino refiriéndose a las tradiciones humabas ha dejado escrito: “He aquí
que el apóstol Pablo nos amonesta admirablemente diciendo que las tradiciones humanas son un laberinto
en el que las conciencias se encuentran cada vez más perdidas, y, todavía más,
son trampas que atrapan a las personas desde el primer momento de manera que
terminan siendo asfixiadas”.
El apóstol Pablo
previendo lo que ocurriría en un futuro próximo, escribiendo a su discípulo
Timoteo le dice: “Porque vendrá un tiempo cuando no soportarán la sana
doctrina, sino que teniendo desasosiego de oír, se amontonarán maestros
conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4.
3, 4). El mismo apóstol escribiendo a otro de sus discípulos, le dice: “Que no
hagan caso a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de
la verdad” (Tito 1: 14). El apóstol Pablo con la clarividencia que le
proporciona el Espíritu Santo, escribe:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán
de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, por la
hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia” (1 Timoteo 4: 1, 2).
El antiguo Israel “no
quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no
oír, y pusieron su corazón como
diamante, para no oír la Ley ni las palabras que el Señor de los ejércitos
enviaba por su Espíritu, por medio de los primeros profetas, vino por tanto
gran enojo de parte del Señor de los ejércitos. Y aconteció que así como Él
clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice el Señor
de los ejércitos” (Zacarías 7: 11-13).
La obstinación de quienes
se consideran cristianos que se comportan como caballos desbocados, bien se les
podría aplicar aquello que el profeta dirige a los israelitas: “No seáis como
vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha
dicho el Señor de los ejércitos: volveos de
vuestros malos caminos y de vuestras malas obras, y no atendieron, ni me
escucharon, dice el Señor (Zacarías
1: 4). Vista la obstinación de quienes se consideran cristianos persiste y
siguen sin volverse al Señor Jesucristo para que perdone sus pecados, viene
como anillo al dedo las palabras del profeta Habacuc: “¿De qué sirve la
escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición que enseña
mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? ¡Ay del
que dice al palo: Despiértate, y a la piedra muda: levántate! ¿Podrá él enseñar?
He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él” (2: 18,
19).
Octavi Pereña Cortina
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