dissabte, 13 d’abril del 2024

 

JEREMÍAS 23: 14

“y en los profetas de Jerusalén he visto torpeza, cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad, ¿no fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra?”

·”Así dijo el Señor: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para  vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (Jeremías 6: 16).

Babilonia avanzaba amenazadora hacia el reino de Judá el cual, finalmente Nabucodonosor, su rey, acabaría conquistando y con  él  la destrucción de Jerusalén y el derribo  del templo que era el símbolo de la presencia de Dios entre su pueblo. La misericordia de Dios deseaba evitar esta catástrofe a condición de que se rindiesen a los babilonios. Dijeron: No nos rendiremos. Los falsos profetas que se oponían al mensaje de Jeremías decían que los babilonios se retirarían sin destruir la ciudad. Se tapaban los oídos para no oír las palabras que Jeremías les decía en Nombre de Dios. Lo echaron a la cárcel en donde estuvo a punto de morir. Las palabras de Jeremías se cumplieron y Jerusalén fue arrasada.

La Palabra de Dios es atemporal. Encaja perfectamente en las culturas de todos los tiempos. Lo que ocurrió con el reino de Judá sigue siendo instructivo en nuestro tiempo. Y lo que hacían y decían los falsos profetas encaja perfectamente con lo que hacen los religiosos de nuestros días que dicen ser siervos del Altísimo sin que Él los haya enviado. Pregonan paz, paz, pero no hay paz para los impíos. El profeta Jeremías veía torpeza en los falsos profetas. Cometían adulterios y sus labios eran mentirosos…Todo su mal comportamiento por no querer volver a las sendas antiguas para aprender cuál era el buen camino. Las sendas antiguas a las que tenían que regresar eran los textos sagrados que hasta aquel momento eran la revelación de Dios que fueron escritos por hombres inspirados por el Espíritu Santo. Hoy las sendas antiguas lo es la Biblia que es Palabra de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis. Hoy, quienes se consideran ser siervos de Dios tendrían que considerar como Palabra de Dios toda la Biblia, sin recortes ni añadidos. Para evitar que los religiosos de nuestros días cometan torpezas que tanto daño hacen a quienes las dicen y a quienes las escuchan, la Biblia tiene que ser la plomada que verifica si las doctrinas que imparten se ajustan a la verdad de Dios. “Pero si ellos hubiesen estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y le hubieran hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (Jeremías 23: 22).


 

JOB 1: 21, 22

Y Job dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, y el Señor quitó, sea el Nombre del Señor bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”

Si Dios existe, dicen algunos, por qué permite estas cosas: Guerras, violaciones, perversidades que son incontables como la arena del mar. En el momento en         escribía este comentario se produjo el aparatoso incendio de un edificio en Valencia. Al verlo en las imágenes televisivas me dije que era una reproducción de la película “El coloso en llamas”. Sin embargo quienes dudan o niegan la existencia de Dios cada dos por tres blasfeman su Nombre.

Job es un ejemplo de fe viva en Dios. Satanás, que no es un personaje de ficción como muchos desearían, porque por ser un ser espiritual es invisible Es muy poderoso. El apóstol Juan lo describe como “el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12: 10). Este personaje se presenta ante Dios para acusar a Job, diciéndole: “¿Acaso teme Job a Dios de balde?…Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (Job 1. 7-11). Dios permitió que Satanás en abrir y cerrar de ojos arrebatase todos los bienes de Job. Si con ello no fuese suficiente Dios permitió que matase a sus hijos. Como Satanás no quedó satisfecho con lo conseguido  Dios le permitió que cubriese el cuerpo de Job con una sarna apestosa y extremadamente dolorosa.

El libro de Job que fue escrito por inspiración del Espíritu Santo no lo hizo con el propósito de hacer más voluminosa la Biblia. Lo hizo para que el libro de Job contribuyese a nuestra instrucción con respecto al sufrimiento. ¿Qué nos enseña el libro de Job? Que existen dos grandes poderes personales. Uno es Satanás y sus demonios que en un principio eran ángeles que servían a Dios se rebelaron contra el Creador. Satanás y sus ángeles son muy poderosos. Encima de ellos está el Todopoderoso Dios que no permite que la maldad satánica  vaya más allá de la voluntad de Dios. ¿Puede el vaso quejarse porque el alfarero le ha dado una forma u otra? ¿Verdad que no?  Tampoco podemos gemir ante el Alfarero porque ha permitido que los acontecimientos sean tal como son. Pero el mal existe entre nosotros por nuestra culpa. Estando en Adán perdimos el privilegio del Edén por haber desobedecido la prohibición de comer el fruto del árbol prohibido.

Ante el sufrimiento tenemos dos opciones: Maldecir el Nombre de Dios  y culparle de aquello que culpa nuestra con lo cual empeora la situación, o hacer lo que dijo Job: “El Señor dio, el Señor quitó, sea el Nombre del Señor bendito”

 

 

 

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