JEREMÍAS 23: 14
“y en los profetas de Jerusalén he visto
torpeza, cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de
los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad, ¿no fueron todos ellos
como Sodoma, y sus moradores como Gomorra?”
·”Así dijo el Señor: Paraos en los caminos y
mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad
por él, y hallaréis descanso para
vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (Jeremías 6: 16).
Babilonia
avanzaba amenazadora hacia el reino de Judá el cual, finalmente Nabucodonosor,
su rey, acabaría conquistando y con
él la destrucción de Jerusalén y
el derribo del templo que era el símbolo
de la presencia de Dios entre su pueblo. La misericordia de Dios deseaba evitar
esta catástrofe a condición de que se rindiesen a los babilonios. Dijeron: No
nos rendiremos. Los falsos profetas que se oponían al mensaje de Jeremías
decían que los babilonios se retirarían sin destruir la ciudad. Se tapaban los
oídos para no oír las palabras que Jeremías les decía en Nombre de Dios. Lo
echaron a la cárcel en donde estuvo a punto de morir. Las palabras de Jeremías
se cumplieron y Jerusalén fue arrasada.
La
Palabra de Dios es atemporal. Encaja perfectamente en las culturas de todos los
tiempos. Lo que ocurrió con el reino de Judá sigue siendo instructivo en
nuestro tiempo. Y lo que hacían y decían los falsos profetas encaja
perfectamente con lo que hacen los religiosos de nuestros días que dicen ser
siervos del Altísimo sin que Él los haya enviado. Pregonan paz, paz, pero no
hay paz para los impíos. El profeta Jeremías veía torpeza en los falsos
profetas. Cometían adulterios y sus labios eran mentirosos…Todo su mal
comportamiento por no querer volver a las sendas antiguas para aprender cuál era
el buen camino. Las sendas antiguas a las que tenían que regresar eran los
textos sagrados que hasta aquel momento eran la revelación de Dios que fueron
escritos por hombres inspirados por el Espíritu Santo. Hoy las sendas antiguas
lo es la Biblia que es Palabra de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis. Hoy,
quienes se consideran ser siervos de Dios tendrían que considerar como Palabra
de Dios toda la Biblia, sin recortes ni añadidos. Para evitar que los
religiosos de nuestros días cometan torpezas que tanto daño hacen a quienes las
dicen y a quienes las escuchan, la Biblia tiene que ser la plomada que verifica
si las doctrinas que imparten se ajustan a la verdad de Dios. “Pero si ellos hubiesen estado en mi
secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y le hubieran hecho volver
de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (Jeremías 23: 22).
JOB 1: 21, 22
Y Job
dijo: “Desnudo salí del vientre de mi
madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, y el Señor quitó, sea el Nombre
del Señor bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito
alguno”
Si Dios
existe, dicen algunos, por qué permite estas cosas: Guerras, violaciones,
perversidades que son incontables como la arena del mar. En el momento en escribía este comentario se produjo el
aparatoso incendio de un edificio en Valencia. Al verlo en las imágenes
televisivas me dije que era una reproducción de la película “El coloso en
llamas”. Sin embargo quienes dudan o niegan la existencia de Dios cada dos por
tres blasfeman su Nombre.
Job es
un ejemplo de fe viva en Dios. Satanás, que no es un personaje de ficción como
muchos desearían, porque por ser un ser espiritual es invisible Es muy
poderoso. El apóstol Juan lo describe como “el
acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y
noche” (Apocalipsis 12: 10). Este personaje se presenta ante Dios para
acusar a Job, diciéndole: “¿Acaso teme
Job a Dios de balde?…Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y
verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (Job 1. 7-11). Dios
permitió que Satanás en abrir y cerrar de ojos arrebatase todos los bienes de
Job. Si con ello no fuese suficiente Dios permitió que matase a sus hijos. Como
Satanás no quedó satisfecho con lo conseguido
Dios le permitió que cubriese el cuerpo de Job con una sarna apestosa y
extremadamente dolorosa.
El
libro de Job que fue escrito por inspiración del Espíritu Santo no lo hizo con
el propósito de hacer más voluminosa la Biblia. Lo hizo para que el libro de
Job contribuyese a nuestra instrucción con respecto al sufrimiento. ¿Qué nos
enseña el libro de Job? Que existen dos grandes poderes personales. Uno es
Satanás y sus demonios que en un principio eran ángeles que servían a Dios se
rebelaron contra el Creador. Satanás y sus ángeles son muy poderosos. Encima de
ellos está el Todopoderoso Dios que no permite que la maldad satánica vaya más allá de la voluntad de Dios. ¿Puede
el vaso quejarse porque el alfarero le ha dado una forma u otra? ¿Verdad que
no? Tampoco podemos gemir ante el
Alfarero porque ha permitido que los acontecimientos sean tal como son. Pero el
mal existe entre nosotros por nuestra culpa. Estando en Adán perdimos el
privilegio del Edén por haber desobedecido la prohibición de comer el fruto del
árbol prohibido.
Ante el
sufrimiento tenemos dos opciones: Maldecir el Nombre de Dios y culparle de aquello que culpa nuestra con
lo cual empeora la situación, o hacer lo que dijo Job: “El Señor dio, el Señor quitó, sea el Nombre del Señor bendito”
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