diumenge, 25 de febrer del 2024

 

DIA DE REPOSO

<b>El día de reposo fue instituido por Dios para que el alma también descanse</b>

El antiguo  dicho que la sabiduría popular pronunció cuando la era digital se encontraba a mil años luz: “El tiempo es oro”. Cuando el carruaje era el medio de transporte,  implicaba que las personas fuesen conscientes de la escasez de tiempo y la importancia que tenía aprovecharlo. Cuando la escritura a mano era la forma lenta de comunicarse y que requería la atención del escritor a la hora de redactar. El tiempo transcurre y aparece en el mercado la máquina de escribir que permite que el mensaje sea más fácil de leer. Pero sigue requiriendo tiempo y permite la reflexión. Con la innovación tecnológica nos llega la era digital que evoluciona con rapidez inaudita. El tecleado de las letras se hace más rápido que con la desaparecida máquina de escribir. La escritura de textos avanza con rapidez y, lo asombroso es que en fracción de segundos los mensajes lleguen  a destino. Los avances tecnológicos han democratizado la comunicación.

Al iniciarse la era Internet  y su futuro desarrollo, la mensajería instantánea está al alcance de las multitudes y un sin fin de mensajes van y vienen cada segundo por la red. La calma necesaria para escribir a desaparecido y los mensajes se escriben sin ton no son. Con la aparición de Internet los mensajes pueden acompañarse con imágenes. Con ello se facilita que el narcisismo humano pueda expresarse con mayor intensidad. Fotos que recuerdan, eso les parece a quienes las envían los momentos estelares del día a día llenan a rebosar los archivos de almacenamiento. La facilidad de enviar imágenes es la causante de muchas tragedias. Imágenes que no deberían haberse hecho, y mucho menos colgarlas en la red, son las causantes de muchas tragedias irreparables.

La satisfacción que produce la transmisión y recepción de eventos extraordinarios lleva a que la adicción al medio de comunicación se dispare. Se está pendiente de él hasta el extremo de dejar el móvil en la mesilla de noche en la espera  de que llegue un mensaje trascendente despierte del dulce sueño. La adicción a los instrumentos digitales  se hace muy grave por los trastornos síquicos que produce y que requieren tratamiento médico. Toda  adicción requiere más dosis de droga para poder alcanzar los mismos efectos gratificantes. El frenesí es el resultado. No se soportan las  interferencias.. El carácter se agria. La más mínima incidencia  que se produzca se convierte en el estallido de una bomba atómica que dificulta las relaciones.

La dictadura del frenesí causada por el delirio tecnológico tiene un precio muy alto que debe pagarse. Los especialistas en trastornos mentales recetan el <i>ayuno digital</i>. No basta con desconectar el móvil a determinadas horas.  La causa que origina la adicción sigue activada.

Después de una ardua lucha sindical se consigue el descanso dominical  obligatorio que se amplía con el del sábado y más tarde con las vacaciones retribuidas. Tanto reposo conduce a que se tienen que tratar los síndromes de los fines de semana y los de después de las vacaciones. Algo falla en lo que se consideran avances sociales..

Dios que conoce al dedillo la fragilidad del hombre sabe que lo necesita para que encuentren en Él la fuerza necesaria para que las labores diarias que agotan y hacen sudar no lo quemen. El Creador nos da ejemplo de nuestra necesidad aunque Él no la tenga. Finalizada la obra creadora “reposó el día séptimo de toda la obra que hizo” (Génesis  2: 2). Este reposo divino tiene sus implicaciones en el bienestar humano. En el Decálogo, en el cuarto mandamiento dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”  (Éxodo 20. 8). Este reposo semanal va ligado al que hizo el Creador una vez finalizada su obra creadora: “Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día, por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó” (v. 11).

Debe destacarse la palabra <i>santificar</i>. En el sentido bíblico significa apartar algo o alguien para ponerlo a disposición de Dios. Es del dominio público que el descanso semanal fruto de la lucha obrera no se separa  para dedicarlo a  Dios. Este descanso es una parodia del instituido por Dios ya que se dedica a satisfacer las exigencias sensuales del ser humano. Con ello no se obtiene lo que Dios se propuso al instituirlo. Es evidente que el descanso dominical sin Dios no sirve para frenar el frenesí que le ha causado la adoración a la tecnología digital y todas las adicciones que destruyen al hombre. El descanso dominical que se entiende sin Dios no puede proporcionar el reposo que Jesús promete  a los suyos: “La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14: 27).

Octavi Pereña i Cortina

 

SALM 34: 19

“Muchas son las aflicciones del justo, pero el Señor los libera de todas”

Algunos enseñan que los cristianos no enferman y que si lo hacen se debe a que no tienen fe y, si la tienen, es muy débil. Refiriéndose al tema de las enfermedades del pueblo de Dios y en la futura venida del Mesías, el Hijo de Dios que se hizo hombre para salvar al pueblo de Dios de sus pecados, escribe: “Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades” (53: 4). En verdad Jesús curó a muchos enfermos y resucitó a muertos. El contexto general de la Biblia enseña que los hijos de Dios enferman e incluso mueren. Palabras de Jesús que aportan mucha luz al tema que comentamos: “Yo soy la resurrección y la  vida, el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11: 15). Se sobreentiende que vivirá eternamente.

La enseñanza de que si los creyentes en Cristo enferman se debe a una falta de fe o a una fe débil es calamitosa. Es cierto que existen cristianos que poseen una fe débil pero “la caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará” (Mateo 12: 20). Es cierto que se dan cristianos que ya llevan años que han nacido como hijos de Dios por adopción y sin embargo siguen siendo niños en la fe y que enferman como el resto de los mortales. A estos niños en la fe que los que se creen fuertes menosprecian, el apóstol Pablo les dice: “Recibid al débil en la fe” (Romanos 14: 1). No pongáis sobre sus hombros pesadas cargas que los hunden en la duda de si son salvos o no. Si la fe que poseen es como la pábilo que humea, esta fe es tan válida como la el apóstol Pablo.

Si los que se consideran creyentes fuertes en la fe acusan al lector de ser persona de fe débil o de que no la tiene, el apóstol Pablo te anima a perseverar: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?…Antes, en  estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8: 35, 37). El Señor consuela y fortalece tanto a los débiles como los fuertes en la fe. Para Él todos son igual ante sus ojos. No hace distinción entre fe débil o fe fuerte. Lo que cuenta es que se tenga la fe que es don de Dios.

Volvamos al salmo 34: El Señor “guarda todos sus huesos, ninguno de ellos será quebrantado…El Señor redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuántos en Él confían” (vv. 20, 22).

      “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque el Señor me sustentaba” (Salmo 3: 5).


 

NEHEMÍAS 8: 8

“Y leían en la Ley de Dios claramente, y explicaban el sentido, y hacían entender la lectura”

El texto nos dice que unos levitas, cita sus nombres, “hacían entender al pueblo la Ley, y el pueblo estaba atento en su lugar” (v. 7). El auditorio consistía de persona que habían sido desplazadas a  Babilonia por el rey Nabucodonosor y que por el decreto del rey Ciro se les permitió regresar a Jerusalén. Eran personas que fueron desterradas a Babilonia debido al pecado que ofendía a Dios y que Éste en su justicia, sin sombra alguna, los expulsó de su tierra. Era imprescindible que el pueblo entendiese que la justicia de Dios los expulsara de su tierra, y que la misericordia divina permitiese que regresaran a ella. Era imprescindible que para que no volviera a las andadas entendiesen lo que estaban escuchando. Que la Palabra de Dios que escuchaban no entrase por un oído y saliese por el otro y en el interior no quedase nada.

Dadas  las calamidades que nos azotan no son fruto del azar sino la consecuencia de la sentencia del Dios justo que nos castiga por nuestro pecado, entendamos que Él es el Juez supremo. Llevamos siglos que quienes han tenido la responsabilidad de enseñar al pueblo la Palabra de Dios lo hundió al pueblo en el abismo del oscurantismo. Cuando en la Europa del siglo XVI se empezó a difundir la Biblia y el texto sagrado se introdujo en la península, las autoridades religiosas que tenían la obligación de abrir los ojos a la luz del Evangelio, se dedicaron  a perseguir a los sencillos creyentes en Jesús acusándolos de herejes, expropiando sus bienes y arrojándolos al fuego de las hogueras que encendía la  Inquisición. Es imprescindible que en nuestro país luzca la luz del Evangelio que eche fuera las tinieblas que oscurecen nuestras almas.

“Y Nehemías el gobernador , y el sacerdote Esdras, escriba, y levitas que hacían entender al pueblo dijeron: día santo es al Señor nuestro Dios: no os entristezcáis, ni lloréis, porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la Ley” (v. 9). Algo muy   importante es que los siervos del Señor expusieron al pueblo: “Porque día santo es a nuestro Señor, no os entristezcáis, porque el gozo del Señor es vuestra fuerza” (v. 10). Una predicación bendecida por el Espíritu Santo no deja insensible al auditorio. La predicación a la que se refiere el texto que comentamos hizo mella en el auditorio haciéndole ver su pecado. El arrepentimiento se produjo en sus corazones. El resultado de haber escuchado atentamente el mensaje predicado fue que abandonaron el lugar en que estaban reunidos con el gozo de saber que el Señor era su fortaleza.

Seamos sinceros, ¿qué impacto producen los cultos dominicales en nuestras almas? ¿Y los entre semana? Hemos cumplido con nuestro deber. Participamos en ellos por puro compromiso. Vacíos entramos en los lugares de reunión y vacíos salimos de ellos. El auditorio que participó en el culto al que nos referimos abandonó el lugar “a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado” (v. 12).

diumenge, 18 de febrer del 2024

 

JEREMÍAS 8: 10

“Con todo esto, su hermana la rebelde Judá, no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice el Señor”

“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual es amplio en perdonar” (Isaías 55: 1). En Dios existe la predisposición de perdonar. Con amor paterno el Padre dice a sus hijos díscolos que se vuelvan a Él. En la historia de los reinos de Judá y de Israel debido a la apostasía se dieron infinidad de casos de fuertes sufrimientos colectivos que los condujo a volver al Señor de quien se había apartado. Como en el caso del texto que comentamos el regreso no se hacía “de todo corazón, sino fingidamente, dice el Señor”. Al Señor que no se le puede dar gato por liebre porque conoce al dedillo lo que se mantiene en secreto en lo profundo del corazón. Es una necedad que nos hunde más profundamente en el reino de las tinieblas. Dejemos de una vez por todas pretender engañar a Dios haciendo ver que abandonamos a los falsos dioses y que nos volvemos a Él con corazón puro y sin engaño.

El Padre en su Hijo Jesús perdona nuestros pecados y la “sangre de su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7). Satanás utiliza a lobos rapaces que se introducen en las iglesias buscando nuestra perdición eterna enseñando atajos que gratifican nuestro ego: La Iglesia Católica considera que es la  verdadera y que fuera de ella no hay salvación. Que el pecador puede liberarse de los pecados no perdonados en el confesonario pasando una temporada en el Purgatorio. Enseña la mediación de los santos y de manera muy especial de María…No niega que Jesús es el Salvador, pero al enseñar que no es el único Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, de hecho se le niega a Cristo el poder de hacerlo. No enseña a los hombres a volver a Dios de corazón.

A todos los escogidos que el Padre antes de la fundación del mundo que dio a su Hijo para que muriese por ellos, ninguno se pierde. En la oración sacerdotal que Jesús dirige a su Padre, entre otras cosas, le dice: “He manifestado tu Nombre a los hombres que del mundo me diste, tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra…Cuando yo estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu Nombre, a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió sino el hijo de perdición” (Judas Iscariote que vendió a Jesús por treinta monedas de plata), “para que la Escritura se cumpliese” (Juan 17: 1-26).

Cuando el apóstol Pedro fue conducido ante el Sanedrín para que diese explicaciones de por qué enseñaba al pueblo  y anunciase en Jesús la resurrección  de los muertos, con la autoridad que le daba ser guiado por el Espíritu Santo, a las autoridades religiosas les dijo: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo y en ningún otro hay salvación porque no hay otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4: 11, 12).


PROVERBIOS 10:4

“La mano negligente empobrece, mas la mano d los diligentes enriquece”

Recientemente ha sido noticia la denuncia del informe Pisa del fracaso escolar en Cataluña, España y otros países. En parte la causa de dicho fracaso se debe a las leyes educativas que permiten que los alumnos pasen al curso siguiente con asignaturas no aprobadas en el presente. Esta situación tiene sus consecuencias negativas cuando los alumnos ingresan en la universidad. La deficiencia lectora dificulta la comprensión de las materias que son más complejas.

Las deficiencias educativas que se dan en el sistema educativo público no son las únicas  responsables del fracaso escolar. El verdadero problema se encuentra en el hogar. Entre los padres, ¿son buenas las relaciones? ¿Es adecuada la relación padres e hijos? ¿Se respira en el hogar una atmósfera de paz, tranquilidad, serenidad? El ambiente familiar dice mucho respecto al fracaso escolar que ha salido a la luz gracias al informe Pisa. El fracaso escolar es mucho más amplio que el estrictamente familiar. Alcanza a toda la sociedad. El ateísmo imperante es la causa de lo que sucede en los hogares. Sin Dios toda la estructura social se derrumba. Los hogares pueden dar la sensación de que la estructura del edificio resiste. Las grietas que se aprecian en ellos avisan de que los cimientos se mueven y que en cualquier momento el hogar puede derrumbarse.

Un hogar sano es el secreto de la salud social. la evidencia de que la sociedad está enferma y que la dolencia es incurable de no ser que se administre el medicamento adecuado. Una sociedad sin Dios está edificada sobre un cimiento de arena. Con urgencia se tiene que cambiar la arena por roca firme. Si Jesús, la Roca, es el cimiento del hogar, la enfermedad se encuentra en proceso de curación. Los padres se encuentran en la condición de ejercer de padres. Un texto del Antiguo Testamento enseña con mucho detalle lo que tienen que hacer los padres para que sus hijos puedan ser una bendición social. El texto que es Deuteronomio 6: 6-9. Enseña la responsabilidad de los padres  en enseñar a los hijos los senderos de la fe. Como los padres responsables no abundan y renuncian a ejercer su responsabilidad de instruir a los hijos, traspasan el compromiso en la escuela y así creen que han cumplido con su deber. Enorme error pues los hijos indisciplinados en el hogar traspasan la indisciplina en la escuela y en la sociedad. Jesucristo es el elemento que falta en el sistema educativo para civilizar a la sociedad.

 

 

 

¿QUÉ SIGNIFICA BAUTISMO?

Por más que el agua con que se rocía una criatura sea bendita el milagro de convertirla en un hijo de Dios no se produce

Lo que Juan José Omella dice en su escrito: “La luz del mundo” (La Vanguardia 28/01/2024): “Todos los bautizados son llamados a seguir a Cristo. Por el bautismo todos recibimos el regalo de ser hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y templos vivos del Espíritu Santo”, esta declaración merece ser comentada. En el Antiguo Testamento no aparece la palabra “bautismo”. La Ley de Moisés reglamentaba los lavamientos que simbolizaban purificación. Aparece por primera vez en el Nuevo Testamento relacionada con el bautismo de arrepentimiento que practicaba Juan Bautista (Mateo 3: 2). Después de la resurrección de Jesús adquiere una dimensión más profunda: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte. Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte en el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos para gloria de Dios Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si hemos sido identificados con Él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la resurrección” (Romanos 6: 3-5).

La palabra griega traducida bautismo, significa sumergir. En la antigüedad los teñidores bautizaban las telas sumergiéndolas en recipientes con agua coloreada con el tinte. El hecho que Juan Bautista bautizase a quienes habían creído su mensaje de arrepentimiento, significaba que los sumergía en las aguas del Jordán. El bautismo por inmersión fue como se bautizaba en la iglesia apostólica. Así se siguió haciendo hasta que en el año 1311 se legalizó el bautismo por rociamiento, lo cual indicaba que previamente se había olvidado el bautismo por inmersión que significa la muerte y resurrección de Cristo y la muerte a la vida vieja del bautizado y su resucitar a una vida nueva.

Justo antes que Jesús ascendiese al cielo dijo a sus discípulos, como si se tratase de su última voluntad estas palabras: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28: 18-20). Las palabras que he transcrito del arzobispo de Barcelona le acusan de haber transgredido la última voluntad de Jesús. Las palabras de los profetas y de los apóstoles que han sido inspiradas por el Espíritu Santo se han conservadas en las páginas de la Biblia. Son la plomada que verifica si se edifica la iglesia del Señor verticalmente sobre el fundamento de la Roca que es Cristo, o sobre el cimiento de arena, que son las enseñanzas de los hombres, que no pueden impedir que la edificación se incline amenazadoramente como lo hace la torre de Pisa.

“Por el bautismo” dice el clérigo barcelonés, “recibimos el regalo de ser hijos de Dios”. ¿Qué dice la plomada? En el sermón que el apóstol Pedro pronunció en Pentecostés, dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo…Así que los que recibieron la palabra fueron bautizados” (Hechos 2: 38-41). El evangelista Felipe interpreta para el funcionario real la lectura del profeta Isaías que estaba haciendo. Finalizada la interpretación el alto funcionario de la reina de Candaca, le dice a Felipe: “¿Qué impide que sea bautizado?” El evangelista le responde: “Si crees de todo corazón, es correcto”. El eunuco contesta: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”. Habiendo llegado a un lugar que había agua, ambos bajaron en el agua “y le bautizó” (Hechos 8: 34-38). Ambos textos nos confirman que los candidatos antes de ser sumergidos en el agua creyeron en Jesús como su Salvador y Señor. El  bautismo es la señal externa del milagro interno de haber nacido como hijos de Dios (Efesios 2: 8).

Es de gran importancia saber cómo un hijo del   diablo se convierte en un hijo de Dios. El apóstol Pablo aporta luz al respecto: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para que redimiese a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. y por cuanto somos hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu Santo de su Hijo, el cual clama: ‘Abba, Padre!” (Gálatas 4: 4-6).

Los judíos de Berea nos dan ejemplo a imitar para cuando nos encontremos en la encrucijada de tener que elegir entre la verdad y la mentida: Los de Berea “eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las escrituras para ver si las cosas eran así” (Hechos 17: 11). La plomada que es la Biblia los sacó de dudas,

Octavi Pereña Cortina

 

dissabte, 10 de febrer del 2024

 

ISAÍAS 59: 1

“He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha agravado su oído para oír”

El texto nos dice que el Señor no ha perdido su capacidad para ayudar a las personas que le solicitan su favor. Muchas son las personas que dicen que Dios no las escucha. En consecuencia dicen que Dios no existe. Que todo lo que se dice de Él es pura mentira. Que Dios es una invención de las religiones para mantener sumisas a las personas. Los versículos 2 y 3 nos exponen las razones por las que Dios no escucha; “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro para no oír”. En tanto perdure la idea de que el ser humano es por naturaleza bueno no se conseguirá oír su voz que apaciblemente susurra a los oídos.

El pecado es algo tan terrible que causara la muerte de Adán, instantáneamente la espiritual, diferida, la física. Ambas muertes se heredan de generación en generación: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). El pecado dadas las consecuencias que tiene no se le puede considera como algo sin importancia. Algunos, inconscientes de lo que dicen se alegran de que exista el infierno porque en aquel lugar podrán gozar de todas las bellezas femeninas que enaltece la industria cinematográfica. Si fuesen conscientes de la barbaridad que dicen se arrepentirían de su pecado y se apresurarían a ir a Jesús para que lo perdone.

Desde el principio de la historia y a partir de cuándo Adán desobedeció a Dios se puso en marcha la misericordia divina. El Creador en  vez de dejar a Adán  abandonado a su suerte, de inmediato le anunció la venida del Mesías que salvaría al pueblo de Dios de sus pecados. Las pieles de los corderos que Dios sacrificó para cubrir   la desnudez de Adán y Eva simbolizan la Simiente de la mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente y que ésta le heriría en el talón. Un avance del Gólgota en donde Jesús, la Simiente de la mujer moriría para salvar al pueblo de Dios de sus pecados. Los redimidos por la sangre de Jesús son salvos en esperanza. La plena redención de la persona será realidad en el día final cuando en el día de la resurrección Jesús glorioso vendrá a buscar a los suyos a pasar toda la eternidad con Él.

En tanto la venida gloriosa del Señor no sea realidad”vuestras manos”, (las de los impíos), “están contaminadas de sangre y vuestros dedos de iniquidad, vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua, No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad, y hablan vanidades, conciben maldades, y dan a luz iniquidad…”  (vv. 3-15). Estas palabras proféticas ¿no exponen la realidad de nuestro vivir hoy?


 

SALMO 88: 1

“Oh Señor, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti”

El salmista atraviesa una situación difícil: “Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cerca del seol” (v. 3). El seol es el lugar a donde van las almas de los difuntos en espera de la resurrección. El salmista veía muy cercano el día que tendría que dejar este mundo para presentarse ante Dios. La situación extrema por la que pasaba el salmista: “Soy contado entre los que descienden al sepulcro, soy hombre sin fuerza, abandonado entre los muertos…de quienes no te acuerdes ya, y que fueron arrebatados de tu mano. Me has puesto en el hoyo profundo, sobre mí reposa tu ira” (vv. 4-7). A pesar que el salmista atraviesa situaciones extremas, como Job que en pocas horas perdió todas sus posesiones, sus hijos muertos en accidentes y su cuerpo cubierto de una sarna maligna que le producía terribles dolores. Si todo ello no fuese suficiente, su mujer despechada le aumenta el dolor diciéndole. “¿Aun retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2: 9). En Dios se encuentra la vida y la muerte, la salud y la enfermedad. ¿Por qué permite Dios situaciones extremas como la del salmista y de Job?

Los pensamientos de Dios son más altos que los nuestros y no llegamos a entenderlos. El apóstol Pablo escribe que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar…y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera, respecto a lo cual tres veces le pedí al Señor, que lo quitase de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose en mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12: 4-9).

Dios es el soberano supremo. Lo controla todo. Nada se le escapa a su conocimiento. Los mensajeros de Satanás no pueden hacer nada sin el consentimiento de Él. Dios es bueno en grado máximo. No puede hacer ni una mota de mal. Pero permite, aunque no lo entendamos, que  los mensajeros de Satanás nos dañen hasta allí donde se lo permite. La experiencia de Pablo aporta luz al tema del sufrimiento. Dios consiente que el dolor se abalance sobre nosotros, no para destruirnos sino para fortalecernos en Él. Si las cosas nos van excesivamente bien nos enaltecemos y pensamos que son el premio a nuestra bondad. El mensajero de Satanás nos pone en el lugar que nos corresponde. En nuestra debilidad reconocida, Dios nos fortalece y con su fortificación somos más que vencedores en Cristo Jesús. El sufrimiento puesto en las manos del Señor nos permite sortear los arrecifes sin zozobrar y llegar seguros a buen puerto.

 

 

FARISEISMO EN EL SIGLO XXI

<b>El fariseísmo es como una serpiente que asfixia enrollándose en el cuello</b>

<b>Tamara Tenenbraum</b> que se crió en una comunidad judía ortodoxa, como dice en un mundo de reglas muy claras en donde únicamente los hombres podían asistir a la universidad y las chicas teníamos que cubrirnos los codos y las rodillas, no llevar pantalones. Las costumbres sobre alimentos y sexualidad eran muy estrictas. Los sábados no podíamos tocar dinero ni utilizar la electricidad, ni los medios de transporte”. Este extremismo religioso es hijo del fariseísmo que en los tiempos de Jesús fue muy influyente. Al Señor le causo muchos disgustos porque los fariseos consideraban que desobedecía la Ley de Moisés. La herencia que dejaron los fariseos no solamente la recibieron los judíos ortodoxos. De ella no se libraron muchos judíos que convertidos al cristianismo siguieron nutriéndose del extremismo farisaico.

Conviene analizar qué es el legalismo acérrimo que se opone con toda dureza  a la gracia y a la misericordia que se encuentra en Jesús y que tanto ayudó a la expansión del cristianismo en la era apostólica. Si quitamos el velo que cubre el legalismo descubriremos que la hipocresía arruina la santidad que debe caracterizar la práctica religiosa. Desvela la existencia de personas a las que Jesús considera que son semejantes a “sepulcros blanqueados que por fuera, a la verdad se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”                      (Mateo 23: 24). De ahí que Jesús considerase  hipócritas a los fariseos que se presentaban en público aparentando ser lo que no eran.

La esencia del legalismo consiste en un código de comportamiento con el propósito de exaltar el ego. Los legalistas confeccionan listas de las cosas que no pueden hacerse que no se basan en las enseñanzas de la Biblia, sino  en las traiciones que se han ido añadiendo a lo largo de los siglos que no tienen base bíblica. Juzgan el comportamiento ajeno según estos principios humanos. Siendo así la cosa, juzgan lo que ellos consideran cristiano y pretenden implantarlo en sus semejantes. El legalismo es muy astuto y se introduce furtivamente en las iglesias cubierto con el vestido de la religiosidad piadosa.

El legalismo impulsa el comportamiento ético. Si es así, ¿por qué considerarlo pernicioso? En primer lugar porque no es bíblico.  Por no promover la gracia de Dios  coarta la libertad que el creyente tiene en Cristo, que es  el sello de la vida cristiana (Juan 8: 32). Fomenta el ego que no agrada a Dios (Romanos 8: 8). Favoreced el orgullo que Jesús condena en la parábola del fariseo y del cobrador de impuestos (Lucas 18: 9-14).

La característica principal del fariseísmo religioso es el precepto de guardar el sábado. Es cierto que el descanso sabático lo instaura Dios inmediatamente después de haber terminado la obra de la creación y descansase el séptimo día (Génesis 2: 2,3). El descanso sabático semanal queda legislado en el Decálogo (Éxodo 20: 8-11). Pero aquí entra furtivamente el legalismo en la iglesia. Jesús descubre por qué: “Fácilmente rechazáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición”  (Marcos 7: 9).  En el intermedio entre el Antiguo y el Nuevo Testamento aparecen los fariseos tan nombrados en los evangelios  que amplían el mandamiento de guardar el sábado acompañado de una larga lista de noes que no se podían hacer que no tenían nada que ver con las enseñanzas de la Escrituras. Este sectarismo se convirtió en la enseñanza oficial de la iglesia judía que se implantó por la fuerza en la población. La resistencia a las nuevas doctrinas se pagaba con la expulsión de la sinagoga. Este comportamiento mereció la reprobación de Jesús que lo hace citando el profeta Isaías: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15: 8,9).

La ofuscación que favoreció el legalismo condujo a los fariseos a considerar que las curaciones que Jesús ejercía en sábado eran infracciones de la Ley. También a la necedad de  considerar infracción del precepto sabático el hecho de que los discípulos de Jesús hambrientos, un sábado caminado junto a unos sembrados cogiesen unas espigas y las restregaron  con las manos. Tan inocente proceder lo igualaban a segar (Mateo 12: 1-8).

La raíz del legalismo se encuentra en  el hecho   de arrinconar la enseñanza de la salvación única y exclusivamente por la fe en el Nombre de Jesús que es un regalo de Dios. Dicha salvación se acompaña de buenas obras  que Dios ha preparado de antemano para que los creyentes las ejecuten ((Efesios 2: 8-10,), sustituyéndolas por otras que el ego hacer creer que son meritorias y necesarias para conseguir la salvación. Ello conduce a una escalada de hacer obras meritorias que llevan a la extenuación debido a que nunca garantizan que se haya alcanzad la salvación.

Misericordia y legalismo caminarán  en paralelo en tanto estemos aquí en la tierra. Debe evitarse que el legalismo tome una cabeza de puente en nuestras vidas.  Para conseguirlo tenemos que estar convencidos que Jesús es la Verdad y, ante la amenaza, no girar la cabeza para hacer ver que no existe. Tan sutil  es la labor de zapa del legalismo que el mismo apóstol Pedro fuese atrapado por él, obligando al apóstol Pablo a reprenderle públicamente: “Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, como judío, vives como los gentiles, ¿por qué obligas a los gen tiles a judaizar?” (Gálatas 2: 14). En la lucha contra el legalismo asfixiante “puestos los ojos en Jesús el autor y perfeccionador de la fe…para que vuestro ánimo  no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12: 2,3).

Octavi Pereña Cortina

 

dissabte, 3 de febrer del 2024

 

MATEO 28: 18-20

Y Jesús …les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”

Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, en su glosa dominical “La luz del mundo” (La Vanguardia 28/01/2024), escribe: “Todos los bautizados son llamados a ser seguidores de Cristo. Por el bautismo reciben el regalo de ser hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo”. Estas palabras del arzobispo, ¿se ajustan a la orden que Jesús dio a sus discípulos poco antes de ascender a los cielos de guardar todas las cosas que Él enseñó? Me temo que no. Intentaré esclarecer la duda con textos bíblicos, no con las doctrinas que se han ido introduciendo a lo largo de los siglos que no son nada más que enseñanzas de hombres.

La verticalidad de la doctrina que se en seña se comprueba con la plomada que es la Biblia. Eso es lo que voy a hacer con el texto del arzobispo: “Por el bautismo recibimos el regalo de ser hijos de Dios”. ¿Qué nos dice la plomada? El apóstol Pedro en el sermón que pronunció en Pentecostés dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesús, para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo…Así que, los que recibieron la palabra fueron bautizados”. Felipe el evangelista interpreta el texto de Isaías que leía el eunuco etíope. Finalizado el comentario el funcionario real le dice a Felipe. “¿Qué impide que yo sea bautizado? El evangelista le responde: “Si crees de corazón, bien puedes”. El eunuco respondió: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios…y le bautizó” (Hechos 8: 34-38). Los dos textos citados nos dicen que el agua bautismal no posee poderes milagrosos para convertir a los hijos el diablo en hijos de Dios. Nos dicen que los que creyeron la palabra predicada se  bautizaron. El bautismo es la señal externa del milagro que produce la fe que es don de Dios (Efesios 2: 8).

Es de suma importancia saber cómo un hijo del diablo se convierte en hijo de Dios. El apóstol Pablo aporta la luz  necesaria: “Pero cuando vino el cumplimento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para que redimiese a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ‘Abba, Padre!” (Gálatas 4: 4-6).

Los judíos de Berea nos dan el modelo a seguir. El apóstol Pablo tuvo que abandonar Tesalónica precipitadamente y trasladarse a Berea: “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17: 11)

La plomada que es la Biblia ahuyenta cualquier duda.


ROMANOS 10: 11

“Hermanos, ciertamente el anhelo  mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”

El apóstol Pablo abre su corazón y expone su preocupación por su pueblo Israel. Este celo no le ciega para no ver la realidad de su gente. Contempla mucha religiosidad externa con corazones vacíos de contenido: “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia”. El versículo siguiente nos descubre la causa del por qué  Israel y el pueblo cristiano de hoy practican una religiosidad no conforme a ciencia.

Lo que descubrimos es que hay católicos que asisten a misa y protestantes al culto sin entender ni una pizca de lo que se dice en el oficio religioso. Van a los actos religiosos por mera costumbre. Los padres lo hicieron y los hijos siguen sus pasos. Simple tradición. Entran en las iglesias siendo ignorantes y salen de ellas un poco más indoctos. “Porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10: 2, 3). Asisten a la misa católica o al culto evangélico ignorando qué es la justicia de Dios y salen del lugar de reunión con el analfabetismo que acarrean en la mochila. Ni el sacerdote católico ni el pastor evangélico saben qué es la justicia de Dios. Así que, domingo tras domingo durante años mudándose para ir a la iglesia con el mismo espíritu con el que se va al cine a ver una película. Se les enseña que tienen que guardar el precepto dominical. Haciéndolo ya han cumplido con su deber. Su adoración no es conforme a ciencia.

El apóstol Pablo no desea que los cristianos adoremos sin ciencia. El autor de esta reflexión tampoco desea que el lector sea un cristiano tradicionalista. “Mas, ¿qué  dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia. Pero con la boca se confiesa para salvación. Porque la Escritura dice: todo aquel que en Él cree, no será avergonzado” (vv. 8-11). ¿Es el lector un tradicionalista cristiano que los domingos acude al templo a  cumplir con su deber y así  creer que su piedad externa va a agradar a Dios? Las palabras que terminas de leer del apóstol Pablo son el secreto de una vida fructífera y que tenga sentido. Cree que es don de Dios que Jesús es tu Salvador que te da vida eterna. Si lo crees tú asistencia a los cultos dominicales dejarán de ser actos tradicionales que no tienen sentido. Los domingos con el Señor te aportarán su gozo haciendo que la vida aunque esté envuelta de dificultades, será maravillosa. Vale la pena vivirla en el gozo del Señor.

 

 

LA LUZ DELMUNDO

La Iglesia Católica si quiere dejar de ser el hazmerreír de la gente tiene que volver a la sencillez del Evangelio y de la iglesia apostólica

Susana Quadrado comentando el viaje al Vaticano del arzobispo de Barcelona Juan José Omella en compañía de los componentes de la Conferencia Episcopal para reunirse con el Papa Francisco, en su escrito:  Lo prometo por Jesusito, cita las palabras del arzobispo que resumen el encuentro: “Ha sido una entrevista cordial. No me ha dado un estirón de orejas”. Para justificar que el encuentro fue afable, lo hace diciendo: “Lo prometo por Jesusito”. Esta expresión la utilizó hace unos años el obispo de Lleida Salvador Gimenez cuando bendijo Jesusitos, figuritas para pesebres navideños. El canal de televisión TV13, popularmente conocido como la televisión de los curas, anuncia peluches bautizados con el nombre Jesusitos. Es necesario denunciar la banalización del Nombre Jesús que es ni más ni menos que el Hijo de Dios. No es nada correcto que los hagan  altos cargos eclesiásticos ni medios de comunicación que de la Iglesia católica dependen.

el arzobispo de Barcelona para garantizar que la visita al papa fue cordial y que no hubo ningún tirón de orejas juró pronunciando el Nombre de Jesús en vano al referirse a Él como Jesusito. Cometió dos infracciones: “No tomarás el Nombre del Señor tu Dios en vano” (Éxodo 20: 7) y “sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, del Maligno procede” (Mateo 5: 37). A   menudo es el miedo lo que impulsa a jurar para intentar  esconder alguna falta cometida, o de esconder quien uno es. El apóstol Pedro empezó a jurar   negando que conocía a Jesús cuando calentándose junto a quienes había le habían prendido uno de ellos le dijo que le había visto con Él (Mateo 26: 74). Los personajes públicos  por lo general tienen una nariz más larga que la de Pinocho. Las hemerotecas se encargan de descubrir que los desmentidos son falsos. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo. Intentar encubrir algo utilizando la mentita y el juramento no sirve de nada porque “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido que no haya de salir a la luz” (Marcos 4: 22). Es posible que en el tiempo algunos secretos no sean manifestado, sí al final del tiempo, cuando todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de nuestros actos y de nuestros pensamientos que han permanecido ocultos.

En la promesa que el arzobispo hace al periodista utilizando el nombre Jesusito, hay algo más que decir. Según Isaías 53: 8, 9 un abismo infranqueable existe entre Dios y el hombre. A pesar de que por la fe en el Nombre de Jesús el abismo se ha nivelado, Dios sigue siendo Dios y el hombre no ha perdido su humanidad. La fe en Jesús nos ha llevado a ser hijos de Dios por adopción y en consecuencia hermanos de Jesús. Jesús sigue siendo el Creador a la vez que el Salvador al que se debe venerar por ser Dios. No se le debe rebajar llamándole Jesusito como si se tratara de un amigote de farra,

Susana Quadrado ignora el laberinto en que se ha metido cuando dice que la Iglesia Católica y por extensión todas las iglesias cristianas que “avance y sobre todo que se dirija hacia dónde va la sociedad”. Si la Iglesia Católica y las iglesias cristianas caen en la trampa que les tiende Quadrado de que para sobrevivir  tienen que ajustarse a las exigencias de la sociedad pecadora, no tienen razón de existir. La verdadera iglesia no es una institución religiosa por prestigiosa que ésta sea. Lo es el conjunto de todos los verdaderos cristianos. A esta iglesia los poderes infernales no la podrán destruir. Existirá sobre la faz de la Tierra hasta el final del tiempo. ¿Qué importancia tiene su existencia, oponiéndose a las exigencias de la sociedad? Una y muy valiosa: “Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5: 14-16).

La Iglesia Católica y las otras iglesias cumplirán con su misión de ser la luz del mundo si se someten a la autoridad de Cristo que es la Cabeza de la iglesia. Esta fidelidad puede hacer que sean menospreciadas y acusadas de oscurantismo por no estar de acuerdo con los avances en las libertades sociales. Incluso pueden ser perseguidas en algunos lugares porque las tinieblas que prevalecen no pueden soportar la luz de Cristo que los verdaderos cristianos esparcen. Dios que es omnipotente y omnisciente sabe de antemano lo que les ocurre a sus hijos aquí en la Tierra. Los motiva a perseverar con estas palabras: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, MINTIENDO. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande  en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5: 11, 12).

Este es el precio que tienen que pagar los cristianos que se mantienen fieles a las enseñanzas de la Biblia porque haciéndolo se mantienen fieles a Cristo que por el Espíritu Santo inspiró a unos hombres por Él escogidos para que escribiesen las Sagradas Escrituras. Las iglesias no tienen que dejarse influenciar por el mundo. Son ellas quienes tienen que ejercer influencia para que el mundo deje de ser lo caótico que es por la falta de la luz de Cristo.

Octavi Pereña Cortina