DIA DE REPOSO
<b>El
día de reposo fue instituido por Dios para que el alma también
descanse</b>
El
antiguo dicho que la sabiduría popular
pronunció cuando la era digital se encontraba a mil años luz: “El tiempo es
oro”. Cuando el carruaje era el medio de transporte, implicaba que las personas fuesen conscientes
de la escasez de tiempo y la importancia que tenía aprovecharlo. Cuando la
escritura a mano era la forma lenta de comunicarse y que requería la atención
del escritor a la hora de redactar. El tiempo transcurre y aparece en el
mercado la máquina de escribir que permite que el mensaje sea más fácil de
leer. Pero sigue requiriendo tiempo y permite la reflexión. Con la innovación
tecnológica nos llega la era digital que evoluciona con rapidez inaudita. El
tecleado de las letras se hace más rápido que con la desaparecida máquina de
escribir. La escritura de textos avanza con rapidez y, lo asombroso es que en
fracción de segundos los mensajes lleguen
a destino. Los avances tecnológicos han democratizado la comunicación.
Al
iniciarse la era Internet y su futuro
desarrollo, la mensajería instantánea está al alcance de las multitudes y un
sin fin de mensajes van y vienen cada segundo por la red. La calma necesaria
para escribir a desaparecido y los mensajes se escriben sin ton no son. Con la
aparición de Internet los mensajes pueden acompañarse con imágenes. Con ello se
facilita que el narcisismo humano pueda expresarse con mayor intensidad. Fotos
que recuerdan, eso les parece a quienes las envían los momentos estelares del
día a día llenan a rebosar los archivos de almacenamiento. La facilidad de enviar
imágenes es la causante de muchas tragedias. Imágenes que no deberían haberse
hecho, y mucho menos colgarlas en la red, son las causantes de muchas tragedias
irreparables.
La
satisfacción que produce la transmisión y recepción de eventos extraordinarios
lleva a que la adicción al medio de comunicación se dispare. Se está pendiente
de él hasta el extremo de dejar el móvil en la mesilla de noche en la
espera de que llegue un mensaje
trascendente despierte del dulce sueño. La adicción a los instrumentos digitales se hace muy grave por los trastornos síquicos
que produce y que requieren tratamiento médico. Toda adicción requiere más dosis de droga para
poder alcanzar los mismos efectos gratificantes. El frenesí es el resultado. No
se soportan las interferencias.. El
carácter se agria. La más mínima incidencia
que se produzca se convierte en el estallido de una bomba atómica que
dificulta las relaciones.
La
dictadura del frenesí causada por el delirio tecnológico tiene un precio muy
alto que debe pagarse. Los especialistas en trastornos mentales recetan el
<i>ayuno digital</i>. No basta con desconectar el móvil a
determinadas horas. La causa que origina
la adicción sigue activada.
Después
de una ardua lucha sindical se consigue el descanso dominical obligatorio que se amplía con el del sábado y
más tarde con las vacaciones retribuidas. Tanto reposo conduce a que se tienen
que tratar los síndromes de los fines de semana y los de después de las
vacaciones. Algo falla en lo que se consideran avances sociales..
Dios
que conoce al dedillo la fragilidad del hombre sabe que lo necesita para que
encuentren en Él la fuerza necesaria para que las labores diarias que agotan y
hacen sudar no lo quemen. El Creador nos da ejemplo de nuestra necesidad aunque
Él no la tenga. Finalizada la obra creadora “reposó el día séptimo de toda la
obra que hizo” (Génesis 2: 2). Este
reposo divino tiene sus implicaciones en el bienestar humano. En el Decálogo,
en el cuarto mandamiento dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éxodo 20. 8). Este reposo semanal va ligado
al que hizo el Creador una vez finalizada su obra creadora: “Porque en seis
días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay, y reposó en el séptimo día, por tanto, el Señor bendijo el día de
reposo y lo santificó” (v. 11).
Debe
destacarse la palabra <i>santificar</i>. En el sentido bíblico
significa apartar algo o alguien para ponerlo a disposición de Dios. Es del
dominio público que el descanso semanal fruto de la lucha obrera no se
separa para dedicarlo a Dios. Este descanso es una parodia del
instituido por Dios ya que se dedica a satisfacer las exigencias sensuales del
ser humano. Con ello no se obtiene lo que Dios se propuso al instituirlo. Es
evidente que el descanso dominical sin Dios no sirve para frenar el frenesí que
le ha causado la adoración a la tecnología digital y todas las adicciones que
destruyen al hombre. El descanso dominical que se entiende sin Dios no puede
proporcionar el reposo que Jesús promete a los suyos: “La paz os dejo, mi paz os doy,
yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo” (Juan 14: 27).
Octavi Pereña i Cortina