diumenge, 19 de març del 2023

 

2 CRÓNICAS 15: 1

“Y vino en Espíritu de Dios sobre Azarías, hijo de Obed”

Cuando Azarías fue investido por el Espíritu de Dios “salió al encuentro de Asa”, el rey y le dijo: “El Señor estará con vosotros, si vosotros estáis con Él, y si le buscáis, será hallado de vosotros, mas si le dejáis, Él también os dejará. Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñase y sin ley” (vv. 2, 3).

Hasta el día que el Espíritu de Dios ungió a Azarías las puertas del templo permanecían abiertas y los sacrificios seguían haciéndose diariamente tal como estaba establecido. Pero la religión que  se practicaba de manera rutinaria, los participantes ignoraban el significado del ritual del que participaban.

Se necesita tener valor. Dios lo concede a quienes llena con su Espíritu, para emprender una acción en su Nombre. El encargo que Azarías recibe de Dios es anunciar al rey un mensaje de arrepentimiento. “Oídme Asa y todo Judá y Benjamín” (v. 2). El profeta pide al monarca y a todo el pueblo que escuchen el mensaje que ha recibido de Dios para que lo transmita a ellos: “El Señor estará con vosotros, si vosotros estáis con Él”. El ceremonialismo vacío de contenido es pura hipocresía y la hipocresía es abominable a los ojos del Señor. Para conseguir la paz que Dios concede a los hombres es necesario que éstos se vuelvan a Él de todo corazón.

En religiosidad creo que ningún pueblo ha superado a los israelitas. Dios habla claro. Nunca dice medias verdades: “Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñase y sin ley”. Cuando ves por televisión una misa pontifical con arzobispos u obispos presidiéndola y el numeroso séquito de oficiantes colaboradores que siguen al detalle el elaborado ritual diseñado para la ocasión con rostros inexpresivos, para impactar a los asistentes y a los tele espectadores. Si hoy Dios llenase a alguien con el Espíritu que dio a Azarías, ¿no se vería obligado a decir este mensajero al pueblo “Muchos días ha estado……(ponga el lector el nombre de su pueblo) sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñase y sin ley”?

“Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín” (v. 8). Se inició una reforma religiosa. Las reformas no son permanentes. Si no se renueva el compromiso de desechar los ídolos para servir únicamente al Padre de nuestro Señor Jesucristo, duran lo que los fuegos artificiales. Unos segundos y desaparecen. La Iglesia tiene que permanecer en un permanente estado de reforma, lo cual exige arrepentimiento continuado porque el pueblo de Dios a pesar de ser santo a la  vez es pecador. Para ello es necesario que Dios levante periódicamente a nuevos Azarías llenos del Espíritu Santo que abran los corazones de las personas a entender las Sagradas Escrituras y fuerza para practicar las enseñanzas recibidas.


 

SALMO 80: 12, 13

“¿Por qué aportillaste sus vallados y la vendimian todos los que pasan por el camino? La destroza el jabalí, y la bestia del campo la devora”

“Oh Pastor de Israel, escucha, tú que pastoreas como ovejas a José”. Con estas palabras el salmista inicia el poema. Es la declaración de fe de una persona que creyendo en Dios vive en zozobra. Se presenta delante del Señor como representante de su pueblo: Oh Dios, restauramos, haz resplandecer tu rostro y seremos salvos” (v. 3).

El salmista le recuerda a Dios: “Hiciste  venir una vid de Egipto, echaste las naciones y la plantaste, limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra” 8vv. 8, 9). El salmista simbólicamente describe a Israel como una viña que el Señor sacó de Egipto con brazo fuerte para plantarla en la Tierra Prometida en donde arraigó con fuerza y se multiplico exuberante: “Los montes fueron cubiertos de su sombra, y con sus sarmientos los cedros de Dios. Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos” (vv.10, 11). Simbólicamente el salmista describe la prosperidad con que Dios bendijo a su pueblo. Pero Israel fue una nación que desobedeció a Dios su Rey y la desobediencia condujo a que Dios retirase su mano con la que bendijo abundantemente a su pueblo.

La viña que el Señor Dios sacó de Egipto para plantarla en la Tierra Prometida la rodeó con vallado de protección. Ahora que la mano protectora del Señor se ha retirado, el salmista en representación de un pueblo infiel clama al Rey: “¿Por qué aportillaste sus vallados y la vendimian todos los que pasan por el camino? La destroza el jabalí, y la bestia del campo la devora”. “Por esto fue entenebrecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos, por el monte de Sión” (Jerusalén), “que está asolado, zorras andan por él” (Lamentaciones 5: 17, 18). Los enemigos de Israel tenían restringida su actividad bélica. Ahora la restricción de levanta y emprenden los ataques para apropiarse de sus riquezas almacenadas.

Este salmo tendría que hacernos reflexionar profundamente. ¿Por qué después de unos años en que hemos andado en la abundancia. A esta época de vacas gordas le siguen estos  de vacas flacas, de calamidades interminables? La situación debería hacernos acudir a Dios  y hacerle la pegunta que le hizo el salmista: “¿Por qué aportillaste sus vallados y la vendimian todos los que pasan por el camino? La destroza el jabalí, y la bestia del campo la devora?”. Apliquémosla a nuestros días: ¿por qué los jabalíes, los conejos y otras bestias salvajes invaden los ampos y destruyen las cosechas y con ello el hambre y la enfermedad? Debido a que hemos desechado a Dios que nos ha bendecido abundantemente, Él nos ha rechazado. ¡He ahí las consecuencias de nuestros pecados. Volvámonos a Él. Confesémosle nuestros pecados. Caminemos en novedad de vida y Él volverá a bendecirnos de la manera que lo considere más conveniente.

 

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