dijous, 5 d’agost del 2021

 

SALMO 65: 4

“Feliz el que tu escoges y atraes a ti, para que habite en tus atrios, seremos saciados del bien de tu casa”

La felicidad 0 bienaventuranza no son de fabricación humana. La verdadera felicidad no es un producto de la voluntad. Es la consecuencia de la elección divina. Los escogidos desde antes de la fundación del mundo lo son  por los medios de gracia de que dispone Dios. Los elegidos entran en contacto con Él. En este instante Dios deja de ser algo irreal para convertirse en Yo sé en quien he creído.

Por la predicación del Evangelio, encargo que Jesús dio al grupo de discípulos que había reunido, el Padre atrae hacia Él a los elegidos. La predicación del Evangelio ejerce de tamiz para separar el grano de la paja. “Muchos son llamados” porque la predicación no discrimina. El tamiz separa el trigo de la paja. La parábola el sembrador nos enseña lo mismo. El sembrador esparce el trigo que cae en distintos tipos de suelo. El trigo que cae junto al camino son aquellos que no entienden y “viene el maligno y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” (Mateo 13: 19). La simiente que cayó entre pedregales  “son aquellos que oyen la palabra, y al momento la reciben con gozo…al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan” (v. 21). La simiente que cae entre espinos representa a los “que oyen la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”  (v.22). Por último, una parte de la semilla cayó en buena tierra, representa a la persona que “oye y entiende la palabra, y da fruto, y produce a ciento, a setenta, y a treinta por uno” (v.23). Los cuatro tipos de personas oyen el Evangelio pero sólo una de ellas lo cree. ¿a qué se debe? A que el corazón es engañoso más que todas las cosas (Jeremías 17. 9). No le permite entender la magnitud del pecado. En el mundo no existe dinero suficiente para poder pagar el precio de una mentira piadosa. Únicamente la sangre que Jesús derramó en el Gólgota puede pagarlo.

La persona que “oye y entiende la palabra” no lo hace porque sea más inteligente que las otras tres. Puede hacerlo porque por la misericordia de Dios ha recibido el don de la fe que le permite creer. A partir d este instante se accede a los atrios de Dios que es una manera de decir que se goza de íntima comunión con Dios. Se conoce “el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3: 15). ¿Se puede desear algo mejor que ser un escogido de Dios?


 

1 SAMUEL 15: 22

“Y Samuel dijo: ¿se complace el Señor tanto en los holocaustos y víctimas, como que se obedezca a las palabras del Señor? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de los carneros”

Las órdenes del Rey son para ser obedecidas. El pueblo de Israel deseando asemejarse al resto de los pueblos le pide a Samuel que busque un rey. No te han desechado a ti, le dice el Señor a Samuel. A mí han desechado. Se elige a Saúl como autoridad delegada para que acate las órdenes que reciba de su Superior. Samuel en Nombre del rey le dice a Saúl: “Está atento a las palabras del Señor” (v.1). La orden es tajante: “Vé, pues, e hiere a Amalec y destruye todo lo que tiene…” (v.3). Saúl y sus tropas vencen a los amalecitas (v.7). Pero Saúl no obedeció la orden del Rey (v.9). Saúl no reconoce haber desobedecido la orden del Rey (v. 13). Samuel le dice que sí ha desobedecido (v.14). Saúl justifica su desobediencia (v. 15).

Entonces es cuando Samuel le dice a Saúl las palabras del texto que sirve de base a nuestra reflexión. El Señor no acepta la religión externa si no va acompañada de la obediencia a la Palabra de Dios, unos representantes de la religión basada en ceremonias sin ir acompañada de la obediencia a la Palabra de Dios lo fueron las fariseos, furibundos enemigos de Jesús que no quedaron satisfechos hasta ver al Hijo de Dios clavado en la cruz. La parábola del fariseo y el publicano ilustra el carácter de los fariseos que convierten la Religión en un ceremonialismo carente de sentido: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano, ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano”  (Lucas 18: 11, 12). En otras palabras, el fariseo era un estricto cumplidor de la Ley de Dios.

Juan el Bautista describe a la perfección el carácter de los fariseos cuando iluminado por el Espíritu Santo describe con corrección lo que se esconde en las profundidades de sus corazones, El texto nos dice que muchos eran bautizados por Juan en el Jordán “confesando sus pecados”. “Pero, al ver que muchos de los fariseos  y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? (Mateo 3: 6,7).

La desobediencia de Saúl lo llevó a perder el reino y a morir miserablemente en el campo de batalla.  “¿El que formó el ojo, no verá?” /Salmo 94: 9). El ceremonialismo no engaña al Señor.

 

 

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