ISAÍAS 46: 1
“Confusos y avergonzados serán todos ellos,
irán con afrenta todos los fabricantes de imágenes”
Una vida luminosa
es el título que Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona le da a uno
de sus artículos dominicales. Es un título muy sugerente porque en un mundo
envuelto de espesas tinieblas espirituales, ¿quién no desea un rayo de luz que
le ayude a salir del laberinto en que se encuentra? Me temo que las
expectativas que aporta el título no sean tales. Una declaración categórica de
Jesús: “Yo soy la luz del mundo, quien me
sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:
12). A pesar de que el arzobispo utiliza las expresiones acercar
a los otros a Cristo y ver el rostro de Cristo, en ningún momento
de su escrito el arzobispo enfatiza lo que Jesús dice de sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida,
nadie viene al padre sino por mí” (Juan 14: 6). Resentidos los sacerdotes de que los
apóstoles “anunciasen en Jesús la resurrección de entre los
muertos. Y les echaron mano y los pusieron en la cárcel” (Hechos 2: 3). Al
comparecer los apóstoles ante el Sanedrín se les preguntó: “¿Con qué potestad o en qué nombre habéis hecho vosotros esto?”.(v.
7). “Entonces Pedro lleno del Espíritu
Santo les dijo: …Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha
venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay
otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos salvarnos” (vv.
8, 11, 12). Ante las amenazas de las autoridades religiosas el apóstol Pedro
podría haber optado por emplear un lenguaje ambiguo para eludir
responsabilidades. Nada de eso hizo. Con toda firmeza afirmó: ”Juzgad si es justo de Dios obedecer a
vosotros antes que a Dios, porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto
y oído” 8vv. 19, 20). La postura de
Pedo y de los otros apósteles fue Cristo céntrica. Nada de medias tintas.
Cristo es la luz del mundo y fuera de Él tinieblas. Así de claro.
Pedro
que es considerado el primer papa de la Iglesia Católica es taxativo; ”no hay otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos salvarnos”. El
arzobispo Omella en representación de la Iglesia a la que sirve, al citar al
beato Carlo Acutis : “ que sentía una gran devoción por la Madre de Dios.
Siempre decía que era la única mujer de su vida. Rezaba el rosario cada día.
Durante su corta vida Carlo se consagró diversas veces a María para renovar su
amor por ella” . No hay duda de que el sentir de Carlo es el del arzobispo.
Finaliza su escrito diciendo; “Que María nos anime a encontrar la verdadera
felicidad en el servicio generoso a Dios y a los hermanos”. ¡Qué lejos está la
teología católica de la de Pedro y del resto de los apóstoles! ¡Cuán
necesario es meditar más en la doctrina
apostólica y menos en la tradición
eclesiástica!
SALMO 119: 71
“Bueno es haberme afligido” (humillado) “para que aprenda tus estatutos”
La vida
fácil no es un buen medio para crecer en el conocimiento del Señor. El Señor
como buen educador que es no malcría a sus hijos. Si sus hijos no fuesen
pecadores la disciplina no sería necesaria. Como la cosa no es así se ve
obligado a poner restricciones para el
buen desarrollo espiritual de sus hijos.
El
salmista entiende bien su condición de pecador y que tiene la necesidad de que
el Señor ponga tropiezos en su vida. ”Bueno
es haberme afligido”. El deseo del salmista tendría que ser también el
nuestro porque la tristeza que es según Dios sirve para que aprendamos sus
estatutos.
“Bienaventurado el varón que soporta la
tentación”
(Santiago 1: 12). El diablo que es el tentador llegó incluso a tentar a Jesús
cuando iba a empezar su ministerio público con el propósito de impedir que ocupara
su posición de Salvador. Si Jesús hubiese pecado, si no hubiese resistido la
tentación seguiríamos muertos en nuestros delitos y pecados. Jesús “que no conoce pecado, por nosotros se hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2
Corintios 5: 21). Gracias a Dios que
Jesús resistió la tentación. Como muy bien dice Santiago “cuando somos tentados no digamos que somos tentados de parte de Dios,
porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie” (Santiago
1: 13). El diablo aprovechándose de nuestra debilidad intenta seducirnos
apelando a nuestra concupiscencia, el apetito desordenado de placeres
sensuales. Si nos dejamos seducir “entonces
la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz al pecado, y el pecado,
siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1: 15). Santiago nos dice
qué podemos hacer para que el diablo no nos seduzca apelando a nuestro apetito
desordenado de placeres sensuales: “Someteos,
pues, a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros” (4:7).
¿Cómo
podemos resistir al diablo si es mucho más fuerte que nosotros? El apóstol
Pablo escribiendo a los cristianos en Éfeso, nos
dice: “Vestíos de toda la armadura de
Dios, para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes” (Efesios 6: 11,12). Y sigue diciendo el apóstol: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios
para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”
(v. 13). A continuación el apóstol describe el equipo militar que tenemos que
utilizar para poder vencer al Maligno. El resultado de la victoria es que
aprenderemos los estatutos de Dios.
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