divendres, 13 d’agost del 2021

 

ISAÍAS 46: 1

“Confusos y avergonzados serán todos ellos, irán con afrenta todos los fabricantes de imágenes”

Una vida luminosa  es el título que Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona le da a uno de sus artículos dominicales. Es un título muy sugerente porque en un mundo envuelto de espesas tinieblas espirituales, ¿quién no desea un rayo de luz que le ayude a salir del laberinto en que se encuentra? Me temo que las expectativas que aporta el título no sean tales. Una declaración categórica de Jesús: “Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8: 12). A pesar de que el arzobispo utiliza las expresiones  acercar a los otros a Cristo y  ver el rostro de Cristo, en ningún momento de su escrito el arzobispo enfatiza lo que Jesús dice de sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al padre sino por mí” (Juan 14: 6).  Resentidos los sacerdotes de que los apóstoles “anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano y los pusieron en la cárcel” (Hechos 2: 3). Al comparecer los apóstoles ante el Sanedrín se les preguntó: “¿Con qué potestad o en qué nombre habéis hecho vosotros esto?”.(v. 7). “Entonces Pedro lleno del Espíritu Santo les dijo: …Este Jesús es la piedra reprobada  por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos salvarnos” (vv. 8, 11, 12). Ante las amenazas de las autoridades religiosas el apóstol Pedro podría haber optado por emplear un lenguaje ambiguo para eludir responsabilidades. Nada de eso hizo. Con toda firmeza afirmó: ”Juzgad si es justo de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios, porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” 8vv. 19, 20).  La postura de Pedo y de los otros apósteles fue Cristo céntrica. Nada de medias tintas. Cristo es la luz del mundo y fuera de Él tinieblas. Así de claro.

Pedro que es considerado el primer papa de la Iglesia Católica es taxativo; ”no hay otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos salvarnos”. El arzobispo Omella en representación de la Iglesia  a la que sirve, al citar al beato Carlo Acutis : “ que sentía una gran devoción por la Madre de Dios. Siempre decía que era la única mujer de su vida. Rezaba el rosario cada día. Durante su corta vida Carlo se consagró diversas veces a María para renovar su amor por ella” . No hay duda de que el sentir de Carlo es el del arzobispo. Finaliza su escrito diciendo; “Que María nos anime a encontrar la verdadera felicidad en el servicio generoso a Dios y a los hermanos”. ¡Qué lejos está la teología católica de la de Pedro y del resto de los apóstoles! ¡Cuán necesario   es meditar más en la doctrina apostólica  y menos en la tradición eclesiástica!


 

SALMO 119: 71

“Bueno es haberme afligido” (humillado) “para que aprenda tus estatutos”

La vida fácil no es un buen medio para crecer en el conocimiento del Señor. El Señor como buen educador que es no malcría a sus hijos. Si sus hijos no fuesen pecadores la disciplina no sería necesaria. Como la cosa no es así se ve obligado a poner restricciones  para el buen desarrollo espiritual de sus hijos.

El salmista entiende bien su condición de pecador y que tiene la necesidad de que el Señor ponga tropiezos en su vida. ”Bueno es haberme afligido”. El deseo del salmista tendría que ser también el nuestro porque la tristeza que es según Dios sirve para que aprendamos sus estatutos.

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación” (Santiago 1: 12). El diablo que es el tentador llegó incluso a tentar a Jesús cuando iba a empezar su ministerio público con el propósito de impedir que ocupara su posición de Salvador. Si Jesús hubiese pecado, si no hubiese resistido la tentación seguiríamos muertos en nuestros delitos y pecados. Jesús “que no conoce pecado, por nosotros se hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5: 21). Gracias a Dios que Jesús resistió la tentación. Como muy bien dice Santiago “cuando somos tentados no digamos que somos tentados de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie” (Santiago 1: 13). El diablo aprovechándose de nuestra debilidad intenta seducirnos apelando a nuestra concupiscencia, el apetito desordenado de placeres sensuales. Si nos dejamos seducir “entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz al pecado, y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1: 15). Santiago nos dice qué podemos hacer para que el diablo no nos seduzca apelando a nuestro apetito desordenado de placeres sensuales: “Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros” (4:7).

¿Cómo podemos resistir al diablo si es mucho más fuerte que nosotros? El apóstol Pablo  escribiendo a los cristianos en Éfeso, nos dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes  contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6: 11,12). Y sigue diciendo el apóstol: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (v. 13). A continuación el apóstol describe el equipo militar que tenemos que utilizar para poder vencer al Maligno. El resultado de la victoria es que aprenderemos los estatutos de Dios.

 

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