JUAN 7: 47
“Entonces los fariseos les respondieron:” (a los alguaciles) “¿También vosotros habéis sido engañados?”
Por lo
visto los principales sacerdotes y los fariseos habían mandado a los alguaciles
a prender a Jesús porque acaparaba la atención del pueblo. No podían soportar
que alguien que no fueran ellos alcanzase preeminencia. Los alguaciles bien
seguro que no eran demasiado avispados. La falta de educación no quita que se
diesen cuenta de lo que ocurría en su entorno y percibiesen la calidad de la enseñanza que impartía
el Maestro. Cuando Jesús terminó el
discurso que se conoce con el nombre del Sermón
de la montaña, “la gente se admiraba
de su doctrina, porque enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los
escribas” (Mateo 7: 28,29). Cuando
los alguaciles regresaron con las manos vacías sin llevar a Jesús preso
como se les había ordenado dijeron a los mandamases religiosos: “¡Jamás un hombre alguno ha hablado como
este hombre!” (v. 46).
Los
fariseos y los principales sacerdotes que les gustaba ocupar los primeros
lugares en los banquetes y en las celebraciones públicas y que se reconociese
su categoría de religiosos no podían soportar que se restringiesen sus
privilegios. Sintiéndose humillados por las palabras de los alguaciles, les
espetaron airadamente. “¿También vosotros
habéis sido engañados?” (v.47). movidos por la soberbia propia de los
legalistas que se consideran cumplidores a rajatabla de toda la Ley de Moisés,
dicen a sus subordinados desobedientes: “¿Acaso
ha creído en Él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? (v.48).
Nosotros que hemos aprendido los pormenores de la Ley enlos pies de los más
ilustres maestros, ¿cómo os puede agradar la enseñanza de este patán de Jesús,
que no sabe de letra por no haber
asistido en la escuela de los rabinos? Los principales sacerdotes y fariseos no tienen bastante por tratar de ignorantes a
sus subordinados, tienen que menospreciarlos, diciéndoles: “Mas esta gente que no sabe la Ley, maldita es” (v.49),
La
soberbia hace decir muchas estupideces. Nicodemo, un principal entre los
judíos, aquel que vino a Él de noche para aprender de Jesús “el cual era uno de ellos” (v. 50) tuvo
que reprender a sus compañeros, diciéndoles: “¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no lo oye, y sabe lo
que ha hecho? (v. 51). Siempre ha sido así. La “titulitis” es una mala
consejera. Los títulos pueden proporcionar conocimientos, pero no sabiduría.
Los asistentes a los seminarios pueden recibir doctorados en teología, que no garantizan la recepción
del Espíritu de Dios que le permite entender la Ley de Dios. La arrogancia de
los principales sacerdotes y de los fariseos se mantiene a lo largo de los
siglos y no pueden soportar que los legos puedan ser más sabios que ellos.
MATEO 16: 11
“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el
pan que os dije que os guardaseis de la
levadura de los fariseos y de los saduceos?”
Los fariseos
y los saduceos junto con la casta sacerdotal representaban a las autoridades
religiosas de Israel. Su enseñanza era irrefutable. Algo parecido al magisterio
de la Iglesia Católica con sus resoluciones que son ley de obligado
cumplimiento. A quienes hablaban bien de Jesús se les amenazaba de ser
expulsados de la sinagoga. Con ello amedrantaban a la gente sencilla. La
Iglesia Católica también amenaza a sus fieles que no siguen estrictamente sus
enseñanzas de expulsarlos y lanzarlos
directamente a la condenación eterna. Con esta amenaza se infunde un tremendo miedo para no
apartarse de la doctrina oficial dela Iglesia Católica.
Cuando
Jesús nos dice que nos guardemos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos nos está diciendo que no tengamos miedo si nos expulsan del seno de la
Iglesia Católica. Cuando Jesús dice a sus seguidores: “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los sacerdotes,
confunden las palabras de Jesús con el olvido de no haber traído pan con ellos.
Yo no os hablo de pan. Les recuerda la multiplicación de los cinco panes y las
cestas que llenaron de las sobras que quedaron (vv. 8-10). “Hombres de poca fe” (v.8) tiene
que decirles. “¿Cómo es que no
entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de
los fariseos y de los saduceos” (v.11). Con esta explicación “entendieron no les hablaba que se guardasen de la levadura del pan, sino de la
doctrina de los fariseos y de los saduceos” (v.12).
Bíblicamente,
la levadura tiene dos significados: error doctrinal y fuerza expansiva. Un poco
de levadura tiene el poder de leudar la masa de harina. Cuando la masa se hornea sale del horno de manera que es
agradable al paladar. La propiedad de la levadura Jesús la aplica a las
enseñanzas religiosas. Si éstas son engañosas como lo eran la de los fariseos y
saduceos y como lo es la de la Iglesia Católica, un poco de estas enseñanzas
tiene el poder de desorientar a quienes les presten atención. Aquí se presenta
una pregunta: ¿Cómo saber si la doctrina católica es levadura o no? Solo existe
una manera de saberlo a ciencia cierta. Sólo la Palabra de Dios registrada en
la Biblia que sirve para instruir al hombre en la Verdad lo cual le permite
distinguir la levadura del error. Si la Biblia no es la lámpara que ilumina
nuestro camino no encontraremos respuesta a la pregunta planteada. Se seguirá
permitiendo que la levadura del error siga influyendo nuestra manera de pensar.
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