VICTORIA SOBRE LA MUERTE
<b>Si Cristo no ha resucitado los
hombres más desgraciados son los cristianos</b>
Para algunos la meta de sus vidas es
llegar a la vejez en buen estado de salud, fallecer sin sufrir y procurar que sus familiares no padezcan. Se
entiende que la muerte es el final de la carrera. Otros que temen la muerte se
preguntan porque este final no deseado no se pueda eludir. <b>Pere Serret
Besa</b>, escribe: “A pesar de todos los avances existentes todavía
estamos lejos de entender cuáles son los principales factores del
envejecimiento y cómo podríamos atenuar sus efectos”. La muerte espanta y se
quisiera conseguir hacerla desaparecer. Este deseo llevó a los antiguos
egipcios a mejorar las técnicas de momificación para preservar de la corrupción
a los cuerpos de los muertos. Algunos de
estos momificados actualmente siguen estando momificados. El elevado coste para
conservar los cuerpos ha sido estéril
porque no ha proporcionado la vida eterna.
Con el progreso tecnológico ha llegado la
criogenia que estudia la producción de frio a temperaturas muy bajas. Dicha
técnica ha sustituido la momificación. A los muy ricos que fallecen se los
congela con técnicas especiales para hacerlos revivir cuando los avances
médicos encuentren la solución a las enfermedades que les han producido la
muerte. Si de aquí a mil años el mundo sigue existiendo tal como es hoy los
cadáveres congelados, de no ser que se haya producido algún apagón energético,
seguirán rígidos, sin vida.
Además de las técnicas de conservación
debe añadirse la leyenda de la fuente de la eterna juventud, nacida del
explorador español <b>Juan Ponce de León</b> que se supone tenía la
manía de encontrar la fuente de donde manase el agua milagrosa. Las leyendas no
tienen nada que ver con la realidad. <b>Gemma Marfany</b> cita el
hallazgo de una antigua tablilla de barro sumeria que explica la epopeya de
<b>Guilgemeix</b> príncipe sumerio que busco por todo el mundo la
planta de la eterna juventud, para terminar dándose cuenta que su manía era
imposible de conseguir. Aquiles hubiese sido inmortal si siendo un niño al ser
sumergido por su sirvienta en el agua que da inmortalidad no lo hubiese cogido
por el talón, impidiendo que esta parte de su cuerpo fuese mojada por el agua
milagrosa. Según la mitología, al ser adulto murió porque una flecha hizo
blanco en esta parte desprotegida. Todos tenemos un talón de Aquiles por donde se introducirá la muerte: “Está
establecido que los hombres mueran una sola vez” (Hebreos 9: 27). Después de la
muerte, ¿qué? El texto termina diciendo: ”Y después de esto el juicio”. Esto
significa que el alma que ha dejado el cuerpo sigue existiendo hasta el día de
la resurrección.
En el contexto de la resurrección de
Lázaro Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí, aunque
muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan
11: 25,26). A continuación Jesús dijo a Marta, hermana del difunto: “¿Crees
esto”? Muerte y resurrección son inseparables. Son las dos caras de la vida
eterna que Jesús da a quienes creen en Él.
Cuando el apóstol Pablo se dirigió a los
atenienses reunidos en el Areópago y les habló de la resurrección de los muertos,
se burlaron de él. Hoy sucede lo mismo pero debe hablarse de ello porque es el
secreto de la vida eterna que muchos desean disfrutar pero no saben dónde
encontrarla.
Si Jesús es un mito como las divinidades
griegas y romanas, Jesús no ha existido. Pero nació en Belén de Judea y murió
en la cruz del Gólgota. Al tercer día fue resucitado. Es con esta certidumbre
que el apóstol Pablo habla de la resurrección: “Si no hay resurrección de los
muertos, Cristo tampoco ha resucitado…Porque si los muertos no son resucitados,
Cristo tampoco ha sido resucitado…si Cristo no ha sido resucitado…(los
cristianos) somos los más dignos de compasión de todos los hombres. Pero es
totalmente cierto que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos primicias
de los que durmieron (los muertos) es hecho” (1 Corintios 15:13, 16, 17, 19,
20). La resurrección de Jesús es un hecho histórico del que dan fe testigos
oculares.
Basándonos en este hecho explicaremos en
qué consiste la resurrección. El apóstol Pablo compara la resurrección del
cuerpo con la siembra de un grano de trigo que antes de brotar la planta la
simiente tiene que descomponerse: “Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes” (v.36).
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción,
resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria. Se
siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará
cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual” (vv. 42-44).
“Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino
de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (v.50). “Y cuando esto
corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la
muerte en victoria. ¿Dónde está oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria? Ya que el
aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley” (vv.
54-56).
Cuando un equipo gana un campeonato sus
seguidores celebran con entusiasmo su victoria. Nosotros los cristianos también
celebramos la victoria que hemos conseguido por la fe en Dios y en su Hijo
muerto y resucitado: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo” (v. 57).
Octavi
Pereña i Cortina
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