dimecres, 22 d’abril del 2020


SALMO 37: 8

“Deja la ira y desecha el enojo, no te excites en manera alguna a hacer lo malo”
No te dejes arrastrar por los sentimientos. Sofócalos. Los sentimientos no deben marcar nuestra conducta sino la Palabra de Dios: “Engañoso es el corazón  más que todas las cosas, y perverso, quién lo conocerá?  Yo el Señor que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17: 9,10). Los sentimientos por ser fruto de la naturaleza caída del hombre son pecaminosos y nos inducen a pecar.
En cierta ocasión Jesús dijo a sus oyentes: “No lo que entra en la boca contamina al hombre, mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre…Pedro le dijo: Explícanos esta parábola. Jesús le dijo: ¿También vosotros sois sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado a la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer con las manos sin lavar no contaminan al hombre” (Mateo 15: 11- 20). Jesús nos enseña que tenemos que cuidar el corazón y la mejor manera de hacerlo es cree que es engañoso más que todas las cosas y que la única manera de limpiarlo es permitiendo que la sangre de Jesús lo limpie de toda su maldad. La buena voluntad de desechar  las malas intenciones del corazón no sirve para ganar la batalla contra nuestra innata tendencia a hacer lo malo.
El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos en Éfeso les dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad” (4: 22-24).
Para abandonar los sentimientos de ira, enojo…primero tenemos que habernos “despojado del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Es una manera de decir que hemos nacido de nuevo, lo cual significa que se es guiado por el Espíritu Santo. Sin el nacimiento del Espíritu es totalmente imposible despojarnos del viejo hombre. El hombre carnal no siente necesidad de luchar contra sus pasiones pecaminosas. Solamente la persona guiada por el Espíritu siente la necesidad de deshacerse de las pasiones del viejo hombre.
¡Cuán necesario es que no apaguemos al Espíritu viviendo de manera que lo contristemos!


PROVERBIOS 12: 23

“El hombre cuerdo encubre su saber, mas el corazón de los necios publica la necedad”
“De la abundancia del corazón habla la boca”.  Bla, bla, bla, es lo que a menudo sale de nuestra boca y de las plumas de los comentaristas. Todos anhelamos que el mundo conozca nuestras verdades y lo queremos  porque deseamos que conozcan nuestro saber que es superior al de las otras personas. Tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de hablar y de escribir.
“El hombre cuerdo cubre su saber”. No proclama a los cuatro vientos el saber almacenado a lo largo de los años, comparable a lo que hacen las hormigas que infatigablemente almacenan durante el verano el alimento que necesitarán en invierno. El texto que comentamos no está diciendo que  el saber almacenado deba guardarse en un cajón permitiéndose que se cubra de polvo y telarañas, sin que nadie pueda beneficiarse de ello.  Hacerlo de manera sensata, sí. Otra muy distinta hacerlo es como lo hacen los necios que se alaban de su sabiduría.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119: 115) “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Salmo 119: 9). Estos dos textos nos dicen con claridad la importancia que tiene que las personas conozcan la Palabra de Dios, para su conversión o para madurar en la fe. No compartiendo la Palabra nos pondremos al lado de Satanás que no desea que los pecadores se conviertan a Jesús y que los creyentes den buen testimonio de la fe.  La juventud de nuestros días es un problema. Son impetuosos. Desobedientes a los padres, incívicos, violentos, sexualmente desorientados, fanfarrones. ¿Cómo podrán corregir sus caminos equivocados si desconocen la Palabra de Dios que la lámpara que alumbra sus caminos, si no hay nadie que la proclame?
Si Tenemos miedo de compartir la Palabra por lo que puedan decir de nosotros. Que se nos rechace en nuestro círculo de amistades y se nos considere fanáticos por declararnos cristianos, o que se considere la fe que confesamos como reliquia de un pasado que no puede coexistir en nuestro mundo tan avanzado tecnología y científicamente, Recordemos las palabras de Jesús: “¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo de la medida de grano o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? (Marcos 4: 21). A pesar del espectacular avance tecnológico y científico de nuestros días , Los hombres  siguen estando envueltos en tinieblas espirituales. Densas tinieblas espirituales oscurecen su camino. Los que nos hemos convertido a Cristo nos hemos transformado en la luz del mundo. No podemos meterla en la medida de grano, ni debajo de la cama. Tenemos que ponerla en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa.



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