SALMO 37: 8
“Deja la ira y desecha el enojo, no te excites en
manera alguna a hacer lo malo”
No
te dejes arrastrar por los sentimientos. Sofócalos. Los sentimientos no deben
marcar nuestra conducta sino la Palabra de Dios: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, quién lo
conocerá? Yo el Señor que escudriño la
mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el
fruto de sus obras” (Jeremías 17: 9,10). Los sentimientos por ser fruto de la
naturaleza caída del hombre son pecaminosos y nos inducen a pecar.
En
cierta ocasión Jesús dijo a sus oyentes: “No lo que entra en la boca contamina
al hombre, mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre…Pedro le dijo:
Explícanos esta parábola. Jesús le dijo: ¿También vosotros sois sin
entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y
es echado a la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto
contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer con las
manos sin lavar no contaminan al hombre” (Mateo 15: 11- 20). Jesús nos enseña
que tenemos que cuidar el corazón y la mejor manera de hacerlo es cree que es
engañoso más que todas las cosas y que la única manera de limpiarlo es
permitiendo que la sangre de Jesús lo limpie de toda su maldad. La buena
voluntad de desechar las malas
intenciones del corazón no sirve para ganar la batalla contra nuestra innata
tendencia a hacer lo malo.
El
apóstol Pablo escribiendo a los cristianos en Éfeso les dice: “En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a
los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad” (4:
22-24).
Para
abandonar los sentimientos de ira, enojo…primero tenemos que habernos
“despojado del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”.
Es una manera de decir que hemos nacido de nuevo, lo cual significa que se es
guiado por el Espíritu Santo. Sin el nacimiento del Espíritu es totalmente
imposible despojarnos del viejo hombre. El hombre carnal no siente necesidad de
luchar contra sus pasiones pecaminosas. Solamente la persona guiada por el
Espíritu siente la necesidad de deshacerse de las pasiones del viejo hombre.
¡Cuán
necesario es que no apaguemos al Espíritu viviendo de manera que lo
contristemos!
PROVERBIOS 12: 23
“El hombre cuerdo encubre su saber, mas el
corazón de los necios publica la necedad”
“De la
abundancia del corazón habla la boca”.
Bla, bla, bla, es lo que a menudo sale de nuestra boca y de las plumas
de los comentaristas. Todos anhelamos que el mundo conozca nuestras verdades y
lo queremos porque deseamos que conozcan
nuestro saber que es superior al de las otras personas. Tenemos que ser muy
cuidadosos a la hora de hablar y de escribir.
“El
hombre cuerdo cubre su saber”. No proclama a los cuatro vientos el saber
almacenado a lo largo de los años, comparable a lo que hacen las hormigas que
infatigablemente almacenan durante el verano el alimento que necesitarán en
invierno. El texto que comentamos no está diciendo que el saber almacenado deba guardarse en un
cajón permitiéndose que se cubra de polvo y telarañas, sin que nadie pueda
beneficiarse de ello. Hacerlo de manera
sensata, sí. Otra muy distinta hacerlo es como lo hacen los necios que se alaban
de su sabiduría.
“Lámpara
es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119: 115) “¿Con qué
limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Salmo 119: 9). Estos dos
textos nos dicen con claridad la importancia que tiene que las personas
conozcan la Palabra de Dios, para su conversión o para madurar en la fe. No
compartiendo la Palabra nos pondremos al lado de Satanás que no desea que los
pecadores se conviertan a Jesús y que los creyentes den buen testimonio de la
fe. La juventud de nuestros días es un
problema. Son impetuosos. Desobedientes a los padres, incívicos, violentos,
sexualmente desorientados, fanfarrones. ¿Cómo podrán corregir sus caminos
equivocados si desconocen la Palabra de Dios que la lámpara que alumbra sus
caminos, si no hay nadie que la proclame?
Si Tenemos miedo de compartir
la Palabra por lo que puedan decir de nosotros. Que se nos rechace en nuestro
círculo de amistades y se nos considere fanáticos por declararnos cristianos, o
que se considere la fe que confesamos como reliquia de un pasado que no puede coexistir
en nuestro mundo tan avanzado tecnología y científicamente, Recordemos las
palabras de Jesús: “¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo de la medida de
grano o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? (Marcos 4: 21).
A pesar del espectacular avance tecnológico y científico de nuestros días , Los hombres siguen
estando envueltos en tinieblas espirituales. Densas tinieblas espirituales
oscurecen su camino. Los que nos hemos convertido a Cristo nos hemos
transformado en la luz del mundo. No podemos meterla en la medida de grano, ni
debajo de la cama. Tenemos que ponerla en el candelero para que alumbre a todos
los que están en la casa.
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