LUCAS 24:45
“Entonces
les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras”
Los que se conoce como los dos discípulos
de Emaús que regresaban a su aldea después de que se empezase a divulgar
noticias sobre la resurrección de Jesús que no se daban como ciertas. Durante
el trayecto dialogaban sobre lo que había sucedido, Jesús se pone a su lado e
interviene en la conversación. “Mas los ojos de ellos estaban velados para que
no le conociesen” (v. 16). Más tarde, sentados en la mesa, cuando Jesús tomó el
pan y lo bendijo, lo partió, y les dio, entonces fueron abiertos los ojos y le
reconocieron (v. 31). Si no es por la intervención del Espíritu que quita el
velo de los ojos, es imposible conocer al Jesús real. No basta con conocer las
Escrituras. Se dan personas versadas en las mismas que desconocen al Jesús
verdadero. Qué dice la gente que soy yo, pregunta Jesús a sus discípulos. Le
responden que si Moisés, Elías o alguno de los profetas. Y vosotros ¿qué
creéis? les pregunta el Maestro. Responde Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente” (Mateo 16: 16). Acto seguido Jesús explica por qué Pedro
pudo decir la declaración de fe que hizo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”
(v.17).
El apóstol Pablo escribiendo a los
cristianos de Corintio que estaban enzarzados en discusiones estériles, les
dice: “¿No sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Corintios 3: 3). A
continuación expone: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué Apolos? Servidores por medio
de los cuales habéis creído, y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.
Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que
planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento” (vv. 5-7).
¿No será que la crisis evangelizadora que
padece la iglesia en general se debe a que hemos dejado de considerarnos
siervos de Dios Altísimo y presumir de ser elementos imprescindibles en la
tarea evangelizadora? En el momento en que el evangelista se convierte en un
gigante, al Dios todopoderoso se lo rebaja al tamaño de un enano. Al Dios
devaluado no se le permite ejercer su poder. Se da la urgente necesidad de
poner las cosas en su sitio. Debemos permitir que Dios nuestro Señor Jesucristo
vuelva a ocupar el señorío que le hemos despojado en las iglesias y recordar
que Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
HEBREOS 4: 12
“Porque
la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de dos
filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón”
El conocimiento del mundo occidental
indiscutiblemente ha alcanzado niveles espectaculares. Se evalúa crecimiento
según sea su influencia en el progreso
económico. Pero la economía occidental tiene su talón de Aquiles por donde
llegará su destrucción.
Leía hace poco un escrito que decía que
de ateos no había porque todas las personas creen en dioses de su fabricación.
Cierto. Cuando hablamos de ateísmo nos referimos a la increencia en el Dios
único y verdadero que es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. El ateísmo es el
causante de que nuestro talón de Aquiles
esté desprotegido. Es por esta debilidad que llegará el colapso de la economía
occidental.
No es necesario ser muy avispado para uno
darse cuenta que el mundo occidental no funciona. Junto con el florecimiento
económico se da el suspenso en ética. La moralidad de la ciudadanía occidental
se encuentra en un nivel muy bajo, cosa que repercute negativamente en la
economía. Se da un alto nivel de corrupción en todos los niveles, especialmente
en las altas instancias políticas. La prosperidad inmensurable de unos pocos
afecta desfavorablemente el nivel de vida de los muchos. La baja moralidad general
repercute en el bienestar de las familias y de la sociedad en general. Se es
consciente de ello, pero no se encuentra la fórmula que permita regenerar
éticamente a la sociedad. El talón de Aquiles de la sociedad en general sigue
estando desprotegido en tanto persista el ateísmo en el Dios único y verdadero.
Al ateísmo le acompaña el analfabetismo
bíblico que es la Palabra de Dios. El texto que comentamos expone su utilidad.
Nos dice que la Palabra de Dios es viva. Lo es porque por entre sus letras circula
el Espíritu Santo que la convierte en una espada de dos filos que penetra hasta
lo profundo del alma haciendo que el
lector discierna los pensamientos y las intenciones del corazón. Al verdadero
creyente en Cristo el Espíritu grava en su corazón la Palabra de Dios
convirtiéndose en guía permanente que alerta de los desvíos doctrinales y
éticos a que estamos inclinados debido a que el pecado aun colea en nosotros.
En Cristo tenemos la salvación garantizada. Todavía no somos lo que tenemos que
ser: perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto. Nos ayuda a la
conquista de la perfección a que somos llamados cuando por el Espíritu Santo
“la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Con la
Palabra grabada en el corazón la santificación está asegurada y con ella
activada la ética que hace la Tierra sea un poco más habitable.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada