LA DOCTRINA DE LA MUERTE
<b>Muerte es igual a destrucción. La
doctrina de la muerte representa la destrucción de las naciones en las que está
en vigor</b>
“El
nivel más alto de la cultura moral es aquel en que las personas
que forman una nación reconocen y protegen inviolabilidad de la vida humana
inocente…Las grandes naciones desaparecerán cuando dejen de vivir según los grandes principios que les dan la
visión y la fuerza de superar la tiranía y la degradación humana…No existe
nación que pueda seguir siendo libre y ejercer liderazgo moral después de haber
adoptado la doctrina de la muerte” (Fragmento que forma parte del discurso
pronunciado por el senador norteamericano <b>Jesse Helms</b> en el
Senado el 11/01/1977).
¿En
qué momento se pone e movimiento la doctrina de la muerte? Tan pronto como el
ser humano se le despoja de su condición de criatura creada a imagen y
semejanza de Dios se le roba el derecho a la vida. Es muy posible que cuando el
senador norteamericano dijo:” “El nivel más alto de la cultura
moral es aquel en que las personas que forman una nación reconocen y protegen
inviolabilidad de la vida humana inocente” se refiriese al aborto que tantos
millones de víctimas inocentes mata no solamente en Estados Unidos sino también
por doquier. Esta crueldad solamente es posible cuando el feto que es un ser
humano en proceso de crecimiento se le despoja se su condición de persona
creada a imagen y semejanza de Dios. Este expolio no solamente afecta al
embrión, también repercute en todas las situaciones en que el ser humano se
reduce a la condición de objeto, desprovisto de alma, reducido a la condición
de animal, lo cual permite a quien roba la condición de persona a alguien,
reducirla a objeto, tratarla con todas las bajezas que uno se pueda imaginar.
Son
muchas las situaciones en que el odio convierte al prójimo en objeto al que se
le pueda maltratar a placer. Es de rabiosa actualidad lo que ocurre con los
emigrantes. <b>Armengol</b> en una viñeta dedicada al <i>Open
Arms</i> presenta a una pareja sentada al extremo de un embarcadero
mirando al mar. Dicen: “Ya no les es necesario construir campos de exterminio,
tienen el Mediterráneo”. Añadamos la guerra para construir la paz con lo que se
justifica la fabricación y venta de armamento que enriquece a unos pocos para
producir millones de muertos. La violencia machista que considera a la mujer
propiedad del macho que cree que si no es suya no puede pertenecer a nadie más.
Que nadie escurra el bulto. Jesús considera el odio como una forma de homicidio.
El odio no siempre conduce al derramamiento de sangre. Jesús, pero, lo
considera un asesinato espiritual, “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No
matarás, y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable de juicio, y cualquiera
que diga. Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio, y cualquiera que
le diga. Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5: 21,22). Visto
desde la perspectiva de Jesús, la muerte no natural tiene una dimensión
estratosférica.
Volviendo al <i>Open Arms</i>. Una viñeta
publicada en “eldiario.es” muestra al barco que se dedica al salvamento
marítimo de emigrantes, navegando de noche. Del firmamento cae una lluvia de
estrellas. Desde la cubierta de la embarcación una madre y su hijo conversan:
“Mami, me dijiste que las estrellas de la Unión Europea simbolizaban
valores como la paz y la solidaridad,
¿no? La madre le responde con un escueto
“Sí”. El muchacho hace esta reflexión: “Pues entonces no me extraña nada que se
les estén cayendo”. A la Unión Europea se le pueden aplicar las palabras del
senador norteamericano <b>Jesse Helms</b>: “No existe nación que
pueda seguir siendo libre y ejercer liderazgo moral después de haber adoptado
la doctrina de la muerte”.
Con el crecimiento espectacular de la extrema derecha, la situación
peligrosa que se está produciendo nos alerta de un futuro muy inseguro que se
nos echa encima. Es muy necesario que reflexionemos en las palabras del apóstol
Juan: “El que odia a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no
sabe a dónde va, porque las tinieblas le
han cegado los ojos” (1 Juan 2. 11). El odio es lo apuesto al amor de Dios, lo
que significa que el que odia a pesar de que se manifieste cristiano no tiene
nada que ver con Cristo, que es la luz del mundo y que vierte su amor en
quienes creen en Él. El apóstol Juan no puede ser más claro: “El que odia a su
hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque
las tinieblas le han cegado los ojos”. Ceguera y tinieblas son sinónimas. Por
esto a la Unión Europea le van como anillo al dedo las palabras de Jesús:
“¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? (Lucas
6:39). Con la doctrina de la muerte como guía no debe asombrarnos que las
democracias occidentales se parezcan a un navío al mando de un capitán
inexperto navegando en aguas salpicadas de arrecifes. La ceguera del capitán le
impide ver la luz del faro que le señala el puerto seguro. La doctrina de la
muerte que occidente tiene como guía ha cegado a sus dirigentes para que no
encuentren la salida del laberinto en que la han metido la incapacidad de sus
dirigentes.
Octavi Pereña i Cortina
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