PEDERASTIA ECLESIÀSTICA
<b>Silencio “Es un ejemplo de
la cobardía y de la hipocresía de la
Iglesia en su conjunto” (Matty, que sufrió abusos</b>
Refiriéndose al viaje del papa Francisco
a Irlanda envuelto por una espesa nube de acusaciones de pederastia contra la
Iglesia, el periodista <b>Rafael Ramos</b> escribe: “El papa
Francisco no ha dicho literalmente <i>I am sorry</i>, ni ha
establecido un tribunal para juzgar jerarquías eclesiásticas responsables de
los abusos sexuales a menores y el posterior encubrimiento como piden las
víctimas”. Estas palabras creo que resumen las montañas de información que se
ha publicado al respecto. No existe ningún efecto sin una causa. ¿Cuál es la
causa del alcantarillado que se esconde detrás de la falta de transparencia que
se ha manifestado a lo largo de los años a la hora de tratar el escabroso tema
de los abusos sexuales a menores, el tráfico de niños y la esclavitud a que se
ha sometido a mujeres en centros de acogida tutelados por la Iglesia católica?
A esta pregunta la respondo con otra pregunta: ¿Es cristiana la Iglesia
católica? Yo diría que no. A la Iglesia
católica bien se le pueden aplicar las palabras que el Señor por medio del
profeta Isaías dirige al pueblo de Israel que en teoría era el pueblo de Dios:
“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus
labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más
que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” (29: 13).
Los mandamientos de hombres que enseñaron
los falsos profetas del antiguo Israel hoy pueden resumirse en una sola
palabra: <i>Tradición</i>. A lo largo del tiempo las costumbres
religiosas se han convertido en leyes que se concentran en una sola palabra:
<i>Tradición</i> que desgraciadamente ha llegado a obtener más
autoridad que la Palabra de Dios. A pesar de que la Iglesia católica no niega
que la Biblia sea la palabra de Dios y hace esporádicas declaraciones de que
debe leerse, a la hora de la verdad es un Libro secuestrado puesto fuera del
alcance de los fieles católicos. De hecho es la <i>Tradición</i>
que gobierna en la Iglesia católica y, en palabras del profeta Isaías son
mandamientos de hombres los que tienen la última palabra en la Iglesia
católica. El hecho de que sean mandamientos de hombres los que marquen las
directrices de la Iglesia católica tiene
sus consecuencias prácticas.
Los mandamientos de hombres que son la
causa de todos los males que padece la Iglesia católica se transforman en el
agua bautismal, sacramento, según la Iglesia católica, que borra el pecado
original lo cual convierte supuestamente a los bautizados en hijos de Dios. La
Biblia no lo enseña esto. El ángel que anunció a José que la concepción de
María su esposa era fruto del Espíritu Santo, le dijo: “No tengas miedo de
tomar a María tu esposa, porque aquello
que ha sido en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo y llamará su
Nombre Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1: 20,21).
Confiados en la supuesta regeneración bautismal multitudes entran a formar
parte de la Iglesia católica sin haber sido purificados por la sangre de Jesús
que borra todos los pecados (1 Juan 1. 7). ¿Qué sucede?, que los fieles
católicos no se han convertido en templos de Dios porque el Espíritu de Dios no
habita en ellos (1
Corintios 3. 18). La consecuencia es que al no tener a Dios a quien invocar
necesitan dioses de oro, plata…a los que clamar en el momento de necesidad. A eso
se llama idolatría y evocar a falsos dioses, entre otras cosas conduce a la
pederastia tan en boga en la Iglesia católica.
Algunos dicen que si los clérigos se
casasen la pederastia descendería en intensidad. Eso no es verdad. En el mundo
secular se dan muchos casos de pederastia. No.
Como enseña el apóstol Pablo, la pederastia se origina en el ateísmo.
“Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Y profesando ser sabios,
se hicieron necios, y cambiaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de
hombre corruptible…” (Romanos 1: 19-23). El apóstol detalla los efectos que la
idolatría tiene en los seres humanos: “Ya que cambiaron la verdad de Dios por
la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el
cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones
vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra
naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia, cometiendo hechos vergonzosos hombres con
hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida por su extravío. Y como
ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen” (vv.26-28). El apóstol nos da una explicación del porque la
existencia del pecado sexual en sus más aberrantes manifestaciones.
Dejemos a un lado el comportamiento
sexual desordenado de una parte de los ateos y centrémonos en la Iglesia: “Pero
fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros,
como corresponde a santos, ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías,
que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que
ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idolatra, tiene herencia en el
reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas
cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues,
partícipes con ellos. Porque en otro tiempo eráis tinieblas, mas ahora sois luz
en el Señor, andad como hijos de luz” (Efesios 5: 3-8).
El apóstol dice a los cristianos en Éfeso
que antes de convertirse a Cristo eran unos desvergonzados, pero que ahora ya
no lo son. La proliferación del pecado sexual en la clerecía y feligresía
católica es una evidencia de que el agua bautismal no ha borrado el pecado
original. Son los mismos perros con distinto collar. Ante los abusos sexuales
cometidos, ¿se puede considerar que la Iglesia católica sea cristiana? Dejo que
el lector dé la respuesta.
Octavi
Pereña i Cortina
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