dilluns, 4 de setembre del 2017

SALMO 143:8

“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado, hazme saber el camino por donde ando porque a ti he elevado mi alma”
¿Cómo empezamos el día? Algunos tienen el despertador conectado a la radio o al televisor. A la hora establecida el instrumento se pone en marcha. Este es un ejemplo de cómo muchas personas comienzan el día. Si no es de manera automática, si manual, numerosas personas empiezan el día  informándose de lo que sucede en nuestro país y en todo el mundo. Existe un afán de información. No queremos aislarnos del mundo pues somos ciudadanos del mundo. Pero despertándonos e iniciar el día escuchando noticias y música, no es la mejor manera de empezar el día.
El salmista, si viviera en nuestros días no tendría conectado el despertador con la radio o el televisor, si ello fuera posible lo tendría conectado con el trono de la gracia de Dios en donde Jesús sentado a la diestra del Padre intercede por nosotros. Dios no es un emisor de noticias convencional, emite sí la buena noticia de que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en Jesús sus pecados son perdonados y reciba la vida eterna. Este mensaje tan maravilloso, Dios por medio del Espíritu Santo se encarga de difundir por toda la tierra. La pregunta es: ¿Quieren los receptores escuchar el mensaje que Dios transmite o prefieren cambiar de canal y prestar atención a las noticias sobre el reciente ataque terrorista o sobre el huracán que ha sacudido Houston?
Si el salmista viviese en nuestro tiempo sería muy selectivo a la hora de escoger canales informativos. Tiene muy claro sus preferencias. Justo en el momento de abrir los ojos, su pensamiento sería: “Hazme oír por la mañana tu misericordia”. Antes de empezar la jornada y enfrentarse con las dificultadas que se encontrará, necesita una vez más oír el mensaje de misericordia de Dios que le dará fuerzas para enfrentarse a la problemática diaria. “Hazme oír…porque en ti he confiado” La experiencia le ha enseñado que puede confiar en la misericordia de Dios. ¿Qué me deparará el día que ha amanecido? Lo desconoce. En el día a día se presentan muchos imprevistos. Podemos decir que haremos esto o aquello, pero a la hora de la verdad no se puede realizar. El Señor conoce el futuro inmediato con certeza, por esto, el salmista  en su oración primeriza le dice al Señor misericordioso: “Hazme saber el camino por done ande, porque a ti he elevado mi alma”. El salmista reconoce que es un ciego que necesita que el Buen Pastor, con voz apacible le guie ayudándole a sortear los escollos que se le presenten a lo largo de la jornada. Que las primeras palabras que broten de nuestros labios al despertar sean: “Hazme oír por la mañana tu misericordia”



PROVERBIOS 24.12

 Si dices: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma Él lo conocerá, y dará a los hombres según sus obras”

Los últimos casos de corrupción que se han dado en España en los que están involucrados altos cargos del PP, como si fuese un disco rayado todos van diciendo que no sabían nada del asunto. Pero los hombres estamos todos cortados por el mismo patrón. Todos reaccionamos de la misma manera ante el pecado: No sé nada.
El texto que comentamos tiene un aplicación directa a los altos cargos del PP, aplicación que se hace extensiva a los políticos de otros grupos y, a quienes son simplemente ciudadanos de a pie. “Ciertamente no lo supimos”. Quienes hacen esta declaración pretenden esconder el delito cometido, sea cual sea la intensidad de la corruptela cometida y que aflora en los tribunales. Se pueden negar los hechos delictivos  y con la ayuda de buenos abogados ser declarados inocentes. Se hacen muchas declaraciones de inocencia que dejan en entredicho la imparcialidad de la justicia. No debe extrañarnos, pues, que los ciudadanos dudan de que la justicia sea justa.
Los ciudadanos están quemados al considerar que la justicia no es tal cosa y que los corruptos a gran escala, por una razón u otra las sentencias sean ínfimas y el dinero desaparecido no aparezca. El salmista se hace esta pregunta: “¿Quién podrá entender sus propios errores?” (Salmo 19:12). Dada la condición pecadora del ser humano que de manera inconsciente uno no sepa que haya pecado. Es por ello que a continuación escriba: “Líbrame de los que me son ocultos”. El texto de Proverbios que comentamos no se refiere a los “errores ocultos”, sino a los evidentes que se han cometido conscientemente pero que se niega su existencia. Si la existencia del delincuente de cuello blanco o de mono azul finalizase en  la tumba y después nada, infinidad de delitos quedarían impunes. La segunda parte del texto de Proverbios que comentamos dice: “¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma Él lo conocerá, y dará a los hombres según sus obras”. La justicia de Dios es justa. No acepta el cohecho. Da a cada uno según sus obras. A nuestro entender puede parecernos que la justicia de Dios tarde en llegar. Como todos somos pecadores y tenemos muchas cosas que esconder, si en el momento de cometer el delito Dios nos quitara la vida, no tendríamos la oportunidad de arrepentirnos. En su misericordia Dios nos concede un tiempo de gracia para que tengamos a oportunidad de arrepentirnos, abandonar el pecado y por la fe en Jesús ser perdonados y recibir el don de la vida eterna. Lector, como pecador que eres, ¿aprovechas el tiempo que Dios te concede para que puedas  arrepentirte, recibir el perdón de tus pecados y la vida eterna?


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