dilluns, 26 de setembre del 2016

LA VIGA EN EL OJO

<b>”Si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas” (Mateo 6:22</b>
Durante la misa que el papa Francisco ofició en recuerdo del cura francés <b<Jacques Hamel</b> que fue degollado el 26 de septiembre de 2016 por dos jóvenes terroristas, hizo una afirmación categórica que podemos compartir: “Matar en el nombre de Dios es satánico”. Quienes asesinan tienen como padre a Satanás que es homicida desde el principio” (Juan 8:44). No creo que el papa Francisco esté en condiciones de hacer una declaración de este calado debido a que la Iglesia católica ha creado ríos de sangre de los cuales no tengo constancia que se haya arrepentido de manera creíble.
El papa Francisco ha destituido de manera fulminante al obispo de Mallorca por sus relaciones sexuales con su secretaria. Esta actuación tan rápida bien seguro que tiene que ver con la publicidad que le han dado al caso los medios de comunicación. La cuestión sexual que tiene que ver con el clericato católico, hoy es tema muy sensible. Volviendo al satanismo religioso, en Chiapas, México, a menudo son noticia los ataques que sectores católicos emprenden contra los cristianos evangélicos. Las agencias de noticias no informan sobre estos hechos y como lo que no sale en la tele ni en las portadas de los periódicos no existe, se deja que la cosa siga como está. El papa Francisco no destituye de manera inmediata ni al obispo ni a los clérigos responsables de inducir  los ataques contra los evangélicos de la zona. Es hipocresía señalar a quienes matan a cristianos como siendo agentes de Satanás. La acusación es verdadera porque Satanás “es homicida desde el principio”. Pero la declaración papal ignora las palabras de Jesús: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?  ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en tu ojo?” Hipócrita, saca primero la viga de tu  propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano” (Lucas 6: 41,42).
Quien quiera sacar la paja del ojo de su  hermano debe comenzar por sacar la viga incrustada en el propio. Quien se vea la viga en su propio ojo intentará quitar la paja del ojo de su hermano con delicadeza, consciente de su propia miopía. Cuando el papa Francisco declara de la manera como lo hace: “matar en el nombre de Dios es satánico”, afirmación que es cierta, se coloca en un plano de superioridad, hecho que merece la reprensión del apóstol Pablo: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que seas tú que juzgas, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo…¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?” (Romanos 2: 1,3).
La declaración papal que comentamos nos lleva a Juan el Bautista que predicaba un bautismo de arrepentimiento: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado…y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia alrededor del Jordán,  y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados” (Mateo 3: 1-6). Entre la multitud que se acercaba a Juan para ser bautizada se encontraban algunos religiosos, a los cuales, leyendo Juan lo que había en sus corazones, les dijo: “¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (vv. 7,8). El ciego de nacimiento que había sido curado y que defendía a su Sanador ante los fariseos, éstos, despreciándole le dijeron: “Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y lo expulsaron” (Juan 9:34).
En la parábola del fariseo y el publicano, Jesús describe la personalidad de los fariseos cuando le hace decir al fariseo del relato. “Dios, te doy gracias  porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano, ayuno dos veces a la semana doy diezmos de todo lo que gano” (Lucas 18:11,12). Los fariseos, por su narcisismo bien se merecían lo que el Bautista les dijo: “¡Generación de víboras!”
<bGirolano Savoranola</b> (1452-1498) que denunciaba la corrupción papal  fue quemado y las cenizas lanzadas al río Arno. Una larga lista de hombres y de mujeres de toda Europa fueron asesinados por la Inquisición papal. En España la represión inquisitorial contra los llamados luteranos fue tan cruel que el cristianismo evangélico desapareció por completo de la católica España. No debemos olvidarnos de los judíos y de los moros. Recientemente durante el nacionalcatolicismo de Franco ¿Puede el papa Francisco erigirse en juez de la crueldad islamista? Más le valdría callar  y entonar un sincero <i>mea culpa</i>.
El mensaje de arrepentimiento proclamado por los profetas, el Bautista, Jesús y sus seguidores a lo largo de la Historia, debe recuperarse en el siglo XXI, si es que la Iglesia en su diversidad institucional, quiere ser la luz del mundo que atraiga a los pecadores a arrepentirse de sus pecados  y que por la fe en Jesús se conviertan en personas justas que huyan de la ira venidera. Debe andar en la santidad  que acredita la bondad del Evangelio que anuncia. El árbol bueno da buen fruto. La luz de Cristo que brilla en la cima del monte se ve desde la lejanía.
Octavi Pereña i Cortina 


GÉNESIS 3:6

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría”
Dios prohibió a ·Adán y Eva comer del árbol del conocimiento del bien y del mal que estaba en medio del huerto. Allí estaba sin despertar el menor interés de nuestros primeros padres. Un día, pero, se acerca a Eva camuflado en una serpiente, un astuto y mezquino personaje con el propósito de despertar la duda a la bondad de la prohibición de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. La maligna zalamería del malvado Satanás le dice a la mujer: no moriréis si coméis de este árbol como os ha dicho Dios. “sino que Dios sabe que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (v.5)
Aquí, en el Edén maltrecho por la Caída empieza la historia del ocultismo con sus diversas variantes que todas coinciden en buscar sabiduría aparte de Dios.
El engaño satánico hoy es muy popular gracias al uso que Satanás hace de los medios de comunicación: la difusión del horóscopo, con lo cual las personas hacen uso de su signo del zodiaco con la máxima naturalidad. El periodista Jon Sistiaga dice de los inicios de su profesión: “Conseguí quedarme  (en la redacción). Haciendo horóscopos. Por eso no los leo, sé como se hacen, ja, ja,…La necedad humana hace que se los traguen sin el menor reparo. Así dice el Señor: “Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti” (Isaías 47: 13).
En la época oscura de la Edad Media, como lo es en la actualidad, era cosa corriente atribuir poderes sobrenaturales a las estrellas y a los signos del zodiaco, el filósofo judío Maimónides decía de ello: “Estas cosas no son sino farsa y engaño”.
“Estas cosas (las fábulas de los curanderos) no son más que mentiras y engaños con los que los antiguos idólatras embaucaban a muchos pueblos ganándolos así para sus falsas doctrinas, y no está bien que los hijos de Israel (podemos poner muy bien cristianos) que son un pueblo intelectualmente superior, crea también en tales vanidades ni que crea que les pueden aportar algún beneficio” (Maimónides).
Sentencia inapelable a menos que se dé el arrepentimiento ante Dios y el firme propósito de abandonar el ocultismo: “Y la persona que atienda a encantadores y adivinos para prostituirse detrás de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 20:6).
Mas los hechiceros estarán fuera de la Jerusalén celestial en donde se encuentra el árbol de la vida (Apocalipsis 22. 14,15).


GÉNESIS 6:5

“Y el Señor vio que la maldad de los hombres era mucha sobre la tierra y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”
Tan pronto como Adán pecó la maldad se introdujo en la humanidad. Bien pronto se manifiesta en la sociedad la gravedad de la maldad. Caín mató a su hermano Abel por diferencias religiosas. La primera guerra de religión estalló en el mismo inicio de la humanidad. Pasa un cierto tiempo y crece el número de personas y, Dios que contempla desde los cielos lo que ocurre en la tierra “vio que la maldad de los hombres era mucha sobre la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”
“Y se arrepintió Dios de haber hecho el hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo el Señor: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho” (vv. 6,7). Pero de entre una multitud el pensamiento de la cual era de continuo el mal, una manifestación de la gracia de Dios: “Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor” (v.8). ¿Cómo reaccionó Noé al saber que Dios iba raer a los hombres de sobre la faz de la tierra? El libro de Hebreos nos da la respuesta:”Por la fe  Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su case salvase, y por esta fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (11.7).
El tiempo que tardó Noé en construir el arca, fue el tiempo que Dios concedió a aquella humanidad el pensamiento de la cual era de continuo el mal, para que quien se arrepintiese pudiera  huir de la ira que se acercaba. El amor de Dios por los hombres no se había borrado: “De tal manera ha amado Dios a los hombres que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios amaba a aquella sociedad el pensamiento de la cual era solamente el mal y convirtió a Noé en “pregonero de justicia” (2 Pedro 2:5). Al mensaje de Perdón que Noé proclamaba en nombre de Dios recibió por respuesta: “No oiremos”. Aquella multitud rechazó la mano tendida de Dios dispuesta a rescatarlos de la condenación eterna que se aproximaba. Cuando Dios cerró la puerta del arca se acabó el tiempo de la gracia. Toda aquella multitud de impenitentes pereció eternamente al ser sepultada por el agua, señal de lo que ocurre cuando llega a la muerte y lo que sucederá al final del tiempo cuando el Señor venga en su gloria a buscar a su pueblo a buscar a su pueblo para pasar la eternidad con Él.





dilluns, 19 de setembre del 2016

GÈNESI 15:16

Porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”
A menudo se oye decir: Por qué Dios permite estas cosas? Si de nosotros dependiera invocaríamos a Dios, si creyésemos en Él, que hiciera descender fuego del cielo que consumiese a todos estos indeseables malhechores. ¡Viviríamos mejor sin ellos!
En sueños Dios habla a Abram asegurándole la posesión de la Tierra Prometida por su descendencia. Antes ocurriría  que su descendencia moraría en tierra ajena, en donde sería allí esclavizada durante cuatrocientos años, ”y en la cuarta generación volverán acá, porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”
Desde que Abram escuchó estas palabras hasta que Israel en la Tierra Prometida transcurrieron unos 700 años. ¡Qué largo período de tiempo tuvo que transcurrir para que el colmo de la maldad del amorreo llegase al punto de no retorno. ¡Setecientos años de espera para salvar a Rahab y a su familia, pues no hay evidencias de que entre los pueblos de Canaán se salvase alguien más!
Antes del Diluvio “vio el Señor que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis6:5). Cuando se llega a punto de no retorno, la espera tardó el tiempo que duró la construcción del arca, finalizada llega el juicio de las personas y de las naciones.
Desconocemos el número de Rahabs que el Señor tiene en su corazón salvar. No nos precipitemos pidiendo que llegue el día glorioso del retorno de Jesús para poner fin a la situación actual de maldad. El Señor, por el Espíritu Santo estará con su pueblo recordándole todo lo que enseñó durante su ministerio terrenal. Una de las cosas que debemos recordar son las palabras que Jesús dijo antes de su ascensión: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 18-20).
En cierta ocasión yendo Jesús de Galilea a Jerusalén, los samaritanos no le recibieron “porque su aspecto era como de ir a Jerusalén”. Ante lo que los discípulos consideraron un agravio a la persona del Maestro, los apóstoles le pidieron permiso para hacer descender fuego del cielo para que los consumiese. Ante tanta belicosidad Jesús les dijo: “Vosotros no sabéis de que espíritu sois, porque el Hijo del Hombre no ha venido para perderlas almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lucas 9:51-56). La salvación de los pecadores debe ocupar un lugar prioritario en nuestras vidas.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3.9).


SALMO 49:8

“Porque la redención de su alma es de gran precio y no se logrará pagar nunca”
El salmo 49 es una denuncia contra aquellos que pretenden salvar su alma de la condenación eterna por medio de las riquezas, generalmente adquiridas por medios injustos. ¿Cómo se puede pretender adquirir la justicia con la injusticia? Pensar que muchos se lo creen hace llorar. ¿Cómo cree el lector que se lo están pasando quienes tiempos ha sufragaban los costes de la construcción de catedrales y otros edificios religiosos a cambio de una placa que recordará durante siglos el nombre de los dadivosos mecenas? “La redención del alma es de gran precio y no se logrará pagar nunca”. Quienes esperan comprar con dinero la salvación de sus almas, el crujir y rechinar de dientes será el pago que recibirán en la eternidad.
El salmista no se corta al referirse a aquellos que quieren comprar su salvación con dinero: “Como a rebaños que son conducidos al sepulcro, la muerte los pastoreará” (v. 14). El salmista que vive confiado en el Señor cree que “Dios redimirá mi vida del poder del sepulcro”(v.18).
La paga del pecado es muerte física temporal (hasta el día de la resurrección) y muerte eterna integral en el día de la resurrección cuando los cuerpos corruptibles serán revestidos de incorruptibilidad retorciéndose eternamente de dolor. Esta imagen del dolor eterno son muchos quienes no desean que sea real. La niegan. Pero ello no impedirá que la promesa del Señor se cumpla.
Una anécdota que leí a principios de mi conversión a Cristo: A un negro que siempre tenía el Nombre de Jesús a flor de labios le preguntaron por qué lo hacía. De forma muy gráfica explicó el motivo. Cogió un puñado de hierba seca y con ella formó un círculo. Atrapó un gusano y lo puso dentro de él. Prendió fuego a la hierba y cuando el gusano empezó a retorcerse de dolor sacó el gusano del fuego, diciendo a sus interrogadores: “Yo era como este gusano siendo consumido por el fuego del infierno, hasta que un día vino Jesús y me sacó de él, ¿no debo estarle agradecido por una salvación tan grande?
Si el lector se encuentra en situación parecida a la que se encontraba el negro de la ilustración, arrepiéntete de tus pecados y cree que Jesús es tu Salvador, vivirás eternamente. La deuda que tienes con Dios que no puedes pagar porque aunque pudieras recoger todo el dinero que a lo largo de los siglos ha circulado por el mundo, no sería suficiente para pagarla. Esta deuda impagable la liquida Jesús, el Hijo de Dios, al derramar su sangre en la cruz. La sangre de Jesús te limpia todos tus pecados y te pone en el camino estrecho que te lleva a Dios. Si esto ocurre en tu vida el Nombre de Jesús estará permanentemente en tu corazón y en tus labios.




dilluns, 12 de setembre del 2016

JOEL 2:13

“Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos al Señor vuestro Dios, porque misericordioso es y clemente, tarde para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”
El versículo que precede al que encabeza este comentario dice. “Por eso, pues, ahora, dice el Señor: convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, lloro y lamento” ¿Desea el lector saber con certeza si es salvo o no, si cuando muera irá a la presencia de Dios por toda la eternidad? La prueba del algodón sirve para descubrir si un espacio determinado es limpio o no. Si al frotar el algodón descubrimos que queda impoluto sabemos que aquella zona está limpia. Pues bien, la prueba del algodón por lo que respecta a nuestras vidas muestra la suciedad espiritual que hay en ellas. Este descubrimiento no debe entristecernos pues es la evidencia de que estamos en el buen camino. Jesús no vino a buscar a personas que se creen justas, sino pecadores al arrepentimiento. Si creemos en Jesús como a nuestro Señor y Salvador, cuando Dios pasa el algodón por nuestras almas, como sale impoluto, sin ninguna muestra de pecado, tenemos la seguridad de que somos salvos.
Los versículos que comentamos del profeta Joel evidencian que el Señor busca a pecadores para darles vida eterna. ¿Es consciente el lector de que es pecador? Enhorabuena si lo reconoce porque ello le permitirá hacer caso al llamamiento que el señor hace a Israel por medio de su siervo Juan el Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3.2). Jesús, el amigo de los pecadores, al principio de su ministerio dice. “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17)
El mensaje de Joel está en la misma línea de lo predicado por el Bautista y por Jesús, e insta a sus oyentes a que rasguen sus corazones, no sus vestiduras, a que se conviertan al Señor de corazón, lamentando su pecado. Si no hay lamento por el pecado, significa que se consideran personas justas por naturaleza, no entrarán en el reino de los cielos porque en ellos no hay cabida para nadie que no haya sido justificado por la fe en el Nombre de Jesús. Les ocurrirá lo que el rey Agripa le dijo el apóstol Pablo cuando éste le instó a creer “Por poco me persuades a ser cristiano”. Agripa no se había convertido a Cristo. Parecía ser cristiano, pero no lo era. Estaba cerca del reino de Dios pero no había atravesado la puerta estrecha que le conducía a él.
¿Qué es el Señor para ti, lector amado? ¿El Nombre de Jesús es el nombre de un personaje famoso que no afecta para nada a tu vida? ¿Es para ti un nombre que fluye de tus labios pero que no nace de tu corazón como ocurre cuando alguien estornuda? Si es así, eres casi cristiano, pero no lo eres. Joel te dice a ti que eres casi cristiano: “Y todo aquel que invoca el Nombre del Señor será salvo” (v.32). ¿Invocas el Nombre del Señor lamentando tu pecado y agradeciéndole su perdón?


PROVERBIOS 19:21

“Muchos  proyectos hay en el corazón del hombre, mas el consejo el Señor se cumplirá”
¡Cuántos proyectos no se han cumplido! ¡Cuántos proyectos se han iniciado y a mitad de camino los hemos abandonado! Esta realidad que contrastamos diariamente en nuestras vidas pone de manifiesto nuestra fragilidad. Nos creemos muy importantes cuando realmente somos nada. Nos cuesta aceptarlo y ello en perjuicio de nuestra salud síquica y lo que es más importante, espiritual. Si los planes no salen como hemos proyectado nos rebelamos ante el fracaso. De no aceptarlo a las buenas, no nos tocará más remedio que aceptarlo a las malas con todos los perjuicios que comporta darnos cabezazos contra la realidad.
Un refrán popular, que como muchos de ellos contienen una buena dosis de sabiduría, dice. “El hombre propone, pero Dios dispone”. Nos viene a decir que en nuestros proyectos siempre debemos tener presente  a Dios y su voluntad. “Mas el consejo de Dios siempre se cumplirá”.
La carta de Santiago nos enseña a poner nuestros proyectos en las manos del Señor: “¡Vamos ahora! Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos y ganaremos, cuando no sabéis lo que será mañana” (4: 13,14). El escritor sagrado nos alerta: “Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un  poco de tiempo y luego se desvanece” (v.14). Debemos aprender a reconocer nuestra insignificancia y que no controlamos el tiempo. ¿Verdad que ignoramos los imprevistos que se pueden presentar, no ya mañana, sino dentro de unos pocos minutos? En todos nuestros proyectos siempre debemos tener presente: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (v.15), es decir, que se haga la voluntad del Señor.
Desconocemos el futuro más inmediato. Ignoramos si nuestros planes son los más convenientes, Debido a nuestra ignorancia nuestros propósitos siempre deben ir acompañados de “hágase la voluntad del señor”, porque ello es reconocimiento de nuestra pequeñez y que estamos dispuestos a reconocer el señorío de Cristo en nuestras vidas.
Un ejemplo de fracaso rotundo por no tener en cuenta el hombre a Dios en sus caminos fue el intento de construir una ciudad y una torre  no haciendo caso a la voluntad de Dios conocida que quería que los hombres se expandiesen por toda la tierra. ¿Qué nos dice la Escritura? “Así los esparció el Señor des de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad” (Génesis 11.8). El consejo de Dios prevaleció sobre el proyecto de los hombres.
http://octaviperenyacortina22.blogspot.com





AUTORIDAD ECLESIÁSTICA

<b>La iglesia no es democrática, la autoridad suprema reside en Dios y en los pastores delegados que se guían por la Biblia</b>
El dibujo <i>Un mundo de locos</i> describe una Biblia monumental que sirve de pedestal sobre el que se alza un obispo en postura arrogante. Un hombre se aproxima al clerigo y al llegar cerca le hace una reverencia.
Desconozco el sentido que el dibujante da a su obra. Yo haré una interpretación que intentaré compartir con el lector. Si no se siguen las reglas de interpretación de textos a la Biblia se le pueden hacer decir todas las barbaridades que se les acudan a los intérpretes. Hay un texto que se puede relacionar a la reflexión que hacemos. “Así dice el Señor: maldito el hombre que confía en el ser humano, y pone en la carne su fuerza, y su corazón se aparta del Señor (Jeremías 17:5) Este texto como otros arecidos que se encuentran en las Sagradas Escrituras cristianas nos viene a decir que la persona que confía de manera servil en otro ser humano, el resultado es que “su corazón se aparta del Señor”.
El racionalismo ha conseguido que se lea la Biblia de la misma manera como se lee cualquier otro libro, es decir, sin la dirección del Espíritu Santo que inspiró a los hombres escogidos para escribirla. Esto hace que el hombre se ponga por encima de Dios, se esconda su significado a los fieles y la interpretación carnal que se hace de ella excluya su origen sobrenatural. El resultado es que Dios, que debe ser el centro  de la religión, se sustituye por el hombre. En este caso sí que el orden de los factores afecta el producto. En estas condiciones el hombre se queda sin guía espiritual fiable. La ética y la moral varían según la dirección en que sople el viento. Sin la ayuda del Espíritu Santo que colabora en la interpretación del texto bíblico el hombre se queda sin guía espiritual fiable. Al quedar el ser humano sin luz navega de noche bajo un cielo oscuro que impide la visión de las estrellas que le pueden orientar. La Biblia es la lámpara que ilumina el camino del peregrino lo cual le permite sortear los obstáculos se le presentan en su andadura.
Según dicen algunos doctores en Teología el apóstol Pedro fue nombrado por Jesús primer papa a quien  el hombre le ha atribuido el don de la infalibilidad cuando habla ex cátedra. Este privilegio lo convierte en un superhombre que debe ser escuchado, venerado y obedecido. Los fieles deben aceptar sin protestar si las enseñanzas que imparte se ajustan a las de la Biblia o no. Pero no, el hombre no debe ponerse por encima del resto de los seres humanos. Todas las personas deben permanecer en el mismo nivel ante Dios.  El Señor distribuye  dones en la Iglesia   a su antojo, que es una en la diversidad, como el cuerpo que tiene diversos miembros pero todos ellos forman parte del mismo cuerpo. Distribuye dones que tienen más impacto público. Esta distinción no es motivo de privilegios, pero sí de responsabilidad. Quien más ha recibido más se le pedirá.
Volvamos al apóstol Pedro que de Jesús recibió la triple orden de pastorear a sus ovejas (Juan 25: 15-17). ¿Cómo reacciono el apóstol al ser nombrado pastor delegado de las ovejas del Buen Pastor? La Biblia nos da la respuesta. El apóstol recibió de Jesús el encargo de anunciar el Evangelio Cornelio, un centurión romano. En un principio se resiste al llamado porque el contacto con un pagano significaba contaminación espiritual para un judío. Vencida la resistencia, Pedro emprende camino hacia Cesarea en donde residía el romano. Al llegar a su destino “salió Cornelio a recibirle, y postrándose  a sus pies, adoró” (Hechos 10:25). ¿Cómo reaccionó Pedro ante la adoración que le hacía Cornelio? “Pedro le levantó, diciendo: levántate, pues yo mismo también soy hombre” (v.26). A pesar de que Pedro fue enviado por Jesús a casa de un gentil para que le hablase del camino de salvación que hay en Él, el privilegio recibido no le hizo pensar que fuese un superhombre: “Pues, yo mismo también soy hombre”. Soy igual que tú. No aceptó de ninguna de las maneras que se le pusiese encima de un pedestal. Se limitó a comportarse como un sirviente al servicio de su Señor. Jesús debía ser adorado por Cornelio y Pedro recompensado por su fidelidad.
La ilustración de <i>Un mundo de locos</i> pone la Biblia monumental como pedestal para el obispo. La realidad no es así.: “Edificados sobre el fundamento de los de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo  Jesucristo mismo, en quien todo el edificio (la Iglesia), bien coordinado va creciendo para ser un templo (espiritual) santo en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2: 20-22). La Iglesia de Cristo tiene como cimiento principal a Jesucristo y sobre éste se coloca la Biblia que es la Palabra de Dios revelada por el Espíritu Santo a los profetas y a los apóstoles y, sobre la Palabra se van colocando las piedras vivas que son los creyentes y que levantan la Iglesia el cuerpo de Cristo del cual Él es la Cabeza. Si se procede de esta manera la acusación de Flavia Company: “La imposición de la religión judeocristiana que tanto mal ha hecho a nuestras conciencias” no tendría razón de ser. En tanto la jerarquía eclesiástica persista en situarse por encima de Cristo  y de su Palabra  muchas personas seguirán reprochando a la iglesia institucional con razón.
Octavi Pereña i Cortina


dilluns, 5 de setembre del 2016

¿A QUIÉN SE DEBE TEMER?

<b >Cundo se tiene miedo de alguien es porque a este alguien le hemos concedido poder sobre nosotros</b> (Hermann Hesse)
El terrorismo islámico ha conseguido inyectar una psicosis colectiva que altera la realidad. No puede ponerse en duda que el llamado Estado Islámico golpea allí en donde puede conseguir más resonancia mediática con lo cual la población ve fantasmas por doquiera. Una muestra de la psicosis colectiva la encontramos en lo ocurrido en Platja d’Aro. El Periódico del 3 de agosto de 2016 publica una reseña de lo sucedido: “Precisamente, anoche se registraron unas escenas de pánico en Platja d’Aro cuando a las diez de la noche un grupo de turistas se presentaron en el centro de la población con la intención de realizar un < i>flash mob</i>, o lo que es lo mismo una acción en la que se perseguían entre ellos simbolizando la persecución de un personaje famoso”. Los testigos de la escenificación al ver la corrida de los actores lo relacionaron con un ataque terrorista que “sembró el pánico en la población. Centenares de personas se recluyeron en comercios y discotecas y mensajes de alerta en las redes sociales. El Sistema de Emergencias atendieron a varias personas con ataques de ansiedad”.
Unas palabras de <b>Jennifer Bensen</b>: “La próxima vez que el miedo se apodere de ti, no dejes entrar el pánico. Puedes incluso confiar en Dios en la oscuridad”. El salmista nos reconforta con estas palabras: “En el día que temo, yo en ti (Dios) confío” (Salmo 56:3). El alma que no guarda a Dios en su interior  es como una ciudad sin murallas, está desprotegida del enemigo y el miedo se introduce rápidamente en ella produciendo estragos. Quien clama al Señor, Él le escucha, da respuesta y lo libra de todos sus miedos.
En estos momentos de manera muy machacona, los informativos dan preferencia a las noticias que tienen que ver con el terrorismo que hace estallar explosivos y dispara indiscriminadamente contra grupos de personas que tranquilamente se toman un refresco en la terraza de una cafetería o comprando en un área comercial. El miedo se apodera de nosotros  y, el movimiento de una hoja  nos asusta. Emocionalmente nos sentimos desprotegidos y el miedo como un ladrón se introduce furtivamente en nuestra alma, empezando a extender el virus del pánico. Nos encontramos indefensos ante el miedo que nace instintivamente en nuestras almas. Con urgencia necesitamos un escudo que nos proteja del sobresalto.
Somos miopes. Únicamente nos interesa el cuerpo que contemplamos y nos olvidamos del alma que es invisible. Debido a nuestra ceguera únicamente valoramos el cuerpo, la parte más frágil de nuestra persona porque en el mismo instante de nacer ya iniciamos la carrera hacia la muerte, y descuidamos el alma que tiene duración eterna sea en la salvación o la condenación. Al alma, debido a su condición espiritual no la valoramos. Únicamente apreciamos a los sentidos y, como dice un anuncio publicitario: <i >Excítalos</i>. Nunca es tarde para rectificar. El refrán popular dice: “De sabios es rectificar”. ¡A ver si somos capaces de mostrar que lo somos!
Jesús nos hace una advertencia: “Mas os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, y después nada pueden hacer” (Lucas 12.4). Estas palabras pronunciadas  hace más de dos mil años parecen como si hubiesen sido dichas especialmente para nuestra generación. No, estas palabras fueron pronunciadas y conservadas impresas sobre papel porque son útiles para las personas de todas las épocas porque todas las generaciones han sido marcadas por la violencia: La institucional, con los poderosos que movidos por el egoísmo desmesurado que no vacila a la hora de iniciar guerras a sabiendas de que en los campos de batalla muchos hombres perderán la vida o quedarán lisiados para siempre. A la vez la población civil sufrirá las consecuencias de los mal llamados <i>daños colaterales</i> debido a los abusos de las tropas invasoras. Además es un hecho documentado la presencia de los bandoleros que asaltaban a los caminantes para despojarles de sus bienes y a menudo de sus vidas. Las palabras de Jesús no tienen fecha de caducidad.
Jesús pretende abrirnos los ojos para que sepamos a quien debemos temer: “Pero yo os enseñaré a quien debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno, sí, os digo, a este temed” (v.5). “Dicen que la gente, cuando pone el ojo en el visor del telescopio (del Observatorio Fabra), la gente suele musitar: “¡Dios mío, Dios mío!” Esta no es una declaración de fe al contemplar la maravilla de la creación, sino una reacción instintiva ante contemplar algo tan asombroso y es un pronunciar en vano el Nombre de Dios. La realidad sigue siendo la indiferencia ante el mundo del espíritu.
Por inferencia, sin ser nombrado, nos dice que aquel a quien debemos temer es Satanás, el Diablo. Está claro que éste, con sus artimañas ha conseguido que no lo temamos porque se ha presentado con una imagen burlesca. ¿Qué es esto sino los diablos en los pasacalles que hacen pasar la mar de bien a los espectadores, sean adultos o niños? ¿Qué diremos del diablo que con sus ocurrencias provoca la alegría de los espectadores en las representaciones navideñas de los pastorcillos? No es de este diablo de fábula de quien nos alerta Jesús. Se refiere a este ser espiritual a quien llama: “Padre de mentira y homicida desde el principio”. De este espíritu maligno es de quien debemos tener miedo porque además de podernos matar físicamente por medio de un ataque terrorista, “tiene la potestad de lanzarnos al infierno”, a la condenación eterna. Es al diablo a quien debemos temer. Debemos reconocer que no le podemos plantar cara porque al ser muy superior en fuerza que nosotros, en un santiamén nos destrozaría. Debemos buscar cobijo bajo las alas protectoras de Jesús porque con su muerte y resurrección al tercer día ha vencido al Diablo. El diablo ya no tiene poder sobre los que han creído en Jesús como a su Salvador. Siendo Jesús “nuestro Dios para siempre y eternamente: nos guiará más allá de la muerte” (Salmo 48:14).
Octavi Pereña i Cortina


SALMO 142: 4

“Miré a mi derecha y observé, pues no hay quien me quiera conocer, no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”
Para los jubilados representa un grave peligro el envejecimiento de la población  porque cuantas menos sean las personas en activo existe la posibilidad de que en un futuro próximo no se puedan pagar las pensiones.
¿Cuántos ancianos no se encuentran en situación desesperada como el salmista que mirando a su alrededor  no ven a nadie que quiera conocerles, no encuentran  refugio en ningún sitio ni que nadie cuide de ellos. Son muchos los padres ancianos que han sido abandonados por sus hijos. El ajetreo de la vida moderna facilita el abandono de los padres ancianos. Pero el problema no se encuentra en la modernidad sino en que el amor de Dios ha desaparecido de los corazones por lo que impera el reino del yo. Yo y nadie más. Primeo yo y después yo. Esta es la cruda realidad. Pero la misericordia de Dios les dice a los ancianos desamparados: “Esforzaos y cobrad ánimo, no temáis, ni tengáis miedo  de ellos, porque el Señor tu Dios, es el que va contigo, no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6). Un texto más cercano a la ancianidad  nos dice: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, el Señor me recogerá” (Salmo 27:10). Y uno que incide directamente en los padres ancianos es la denuncia que Jesús hace a los hijos que por motivos religiosos abandonan a su suerte a sus padres ancianos: “Pero vosotros decís: basta que diga un hombre al padre o a la madre. Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte , y no le dejáis hacer más por tu padre o por tu madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido” (Marcos 7: 11-13).
Pero la desesperación tiene un límite: “Clamé a ti, oh Señor, dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido” (Salmo 142: 5,6).
Leía que el Dr. Benjamin Mast, experto en la enfermedad de Alzheimer decía que los pacientes cuyos cerebros han sido entrenados por la lectura de la Biblia y el cántico de himnos inspirados en la Palabra hace que la verdad se haya incrustado en nuestros cerebros y dispuestos a acceder a ella cuando se la necesita. Según este doctor cuando el anciano se encuentra aislado de su familia, tener la Palabra de Dios gravada en el cerebro, permite recordarla a pesar de las limitaciones físicas. Lo que dice el Dr. Mast debería hacernos pensar que cuando tenemos las facultades mentales en buen estado deberíamos almacenar en nuestro cerebro la Palabra de Dios y las enseñanzas que los himnos inspirados en ella aportan para que cuando nuestros cerebros dejen de comunicarse con el exterior, interiormente sigan transmitiendo la Palabra de Dios que tanto gozo proporciona  en los momentos de soledad y de desespero.   

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GÉNESIS 16:13

“Entonces llamó el Nombre del señor que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve, porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?”
Estas palabras las dijo Agar la esclava egipcia de Sarai, esposa de Abram. Situémonos. Dios había prometido a Abram un hijo que heredaría todos sus bienes. El tiempo transcurre y el hijo prometido no viene porque Sarai es estéril. En aquel tiempo no existían la modernas técnicas de combatir la esterilidad, pero sí se daba una práctica, que aunque no sea exactamente así, se la podría denominar lo que hoy se conoce como vientre de alquiler. Siguiendo esta costumbre ancestral Sarai pone a disposición de su esposo a su esclava egipcia para que cohabite con ella y el hijo que nacerá se considerará como si fuese propio. Dicho y hecho. El trato se hace realidad y Agar queda embarazada. A partir de ahora comienzan los problemas.
Agar “cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora” (v.4). Las consecuencias del pecado jamás dejan de pasar factura. Abram cometió adulterio. Este pecado está explícitamente condenado por la Palabra de Dios. Entonces Sarai dijo a su esposo “Mi afrenta sea sobre ti, yo te di mi sierva por mujer, y viéndose en cinta, me mira con desprecio, el Señor juzgue entre ti y yo” (v.5). Entre los esposos se produce una tensión que perjudica las buenas relaciones. Pero Hay algo más. Abram abandona sus responsabilidades de cabeza de familia y las traspasa a su esposa: “he aquí, tu sierva está en tus manos, haz con ella lo que te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia” (v.6). El pecado de Abram complica todavía más la paz doméstica.
De alguna manera todos tenemos algo en común con Agar. Huimos de situaciones de dolor con las pastillas. Tenemos problemas domésticos y huimos de ellos trabajando en exceso o escudándonos en el futbol. La incomprensión generacional es un hecho, Enfermedades crónicas la resolvemos enviando al enfermo a una residencia. Pretender de las situaciones embarazosas en las que nos encontramos por medio de pastillas que dicen que combaten el estrés, el insomnio o con artilugios que dicen que curan todos los males, es un error. La huida nos fatiga. Nos sentamos en un banco ensimismados en nuestras preocupaciones. Allí a solas y desesperados nos encuentra el Señor Jesús y nos dice: “De dónde  vienes tú y a dónde vas? Le respondemos la razón de nuestra huida y él como médico del alma cura nuestra aflicción. Podemos tener pocos conocimientos teológicos, pero ha sido real el encuentro con Jesús. No ha sido un sueño. No hemos tenido visiones. Pero hemos notado como los dedos sanadores de Jesús nos han tocado y, como con la mujer afligida por el flujo de sangre, el poder curativo han salido e ellos. A pesar de haber sido espiritual el contacto con Jesús, ha sido real. Entonces podremos decir con Agar: “Tú eres Dios que ve, ¿no he visto también aquí al que me ve?” Reemprendemos el camino de la vida con gozo porque “el que me ve” camina junto a mí en todos los avatares de la vida.