dilluns, 26 d’octubre del 2015

ISAÍAS 6:3

Los serafines, “el uno al otro daban voces, diciendo: Santo, santo, santo, Señor de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria”
Las mujeres tienen un problema con el polvo. Han pasado el plumero sobre los muebles y quedan satisfechas porque han quedado limpios como una patena. La alegría les dura poco. Un indiscreto rayo de luz se filtra a través de un claro del cielo nublado que se posa sobre el mueble recién limpiado y  descubre que una multitud de partículas invisibles que pululan por el aire se depositan sobre el mueble. Descubren que la limpieza tiene mucho que desear.
El rayo solar y las partículas que flotan en el aire nos transportan a la visión de Dios que tuvo el profeta Isaías. Lo que vio fue unos serafines que refiriéndose a Dios se decían el uno al otro: “Santo, santo, santo, Señor de los ejércitos”. Ante la visión de la gloria de Dios, el profeta exclamó: “¡Ay de mí! Que soy muerto  porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de un pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Señor de los ejércitos” (v.5). Un rayo de la gloria de Dios  incidiendo en el corazón del profeta le hizo ver su auténtica condición espiritual personal y la del pueblo: ambos son inmundos. Hasta que un rayo de luz del Dios tres veces santo no se pose sobre un corazón, éste no se da cuenta de su inmundicia. Hasta este momento providencial, el hombre cree que su corazón es recto. La luz de Dios pone al descubierto la inmundicia del corazón. El ser humano se cree justo en tanto la luz divina no ilumine su corazón, de ahí que los hombres se crean buenos y que el hombre por naturaleza es bueno.  El corazón en el que ha impactado la luz de Dios automáticamente proclama: “Inmundo, inmundo”. En el momento que el profeta reconoce su inmundicia es cuando uno de los serafines asiendo unas tenazas coge un carbón encendido del  brasero y vuela hacia el profeta y tocando con él la boca del profeta, pronuncia: “He aquí esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado” (v.7). Si no hay sentimiento de culpa no puede producirse la limpieza de corazón. Las personas que se creen justas por el hecho de que han obtenido la pátina debido a que son “cristianos practicantes” siguen estando en tinieblas, incapaces de considerase inmundas porque a través de las espesas nubes que es la práctica religiosa no les ha llegado el rayo de la luz del Dios tres veces santo que ilumina el corazón redarguyendo de pecado el corazón alumbrado.
Si a través del claro que se produce en el cielo amenazador se filtra un rayo luminoso de la gloria de Dios que toca el corazón, solamente entonces se cae de rodillas y se exclama: “Señor, ten piedad de mí que soy pecador”. Sólo en este momento el pecador se da cuenta de que lo es y acude al Señor para que su sangre derramada en el Calvario lo limpie de todos sus pecados. El corazón inmundo queda limpio como una patena. Ahora, el rayo  de luz de la gloria de Dios no descubre  ni una molécula de inmundicia. El Señor lo ha hecho santo.

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MIQUEAS 3:4

“Entonces clamarás al Señor, y no os responderá, antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras”
Con cierta frecuencia se oye decir del silencio de Dios ante la grave crisis social mundial que amenaza con destruirnos. La invasión de miles de miles de fugitivos que huyen de Siria y de otros países afectados por guerras, amenaza colapsar Europa a la vez que pone en evidencia la ineptitud de los gobiernos de los países que constituyen la Unión Europea, debido a su egoísmo. ¿Por qué no habla Dios e interviene para solucionar este asunto que amenaza  con colapsar lo que se viene a llamar estado del bienestar?
El texto que comentamos responde la pregunta. En este tiempo de crisis global Dios habla con su silencio. El silencio de Dios es la expresión de su enojo contra los hombres. Con su aparente silencio Dios nos está diciendo: No queréis que yo os gobierne. No deseáis que mis leyes sean las leyes que orienten vuestros países. Creéis que sois más sabios que yo, así os van las cosas: de mal a peor. Quienes gobiernan vuestros países son ciegos que gobiernan pueblos de ciegos, ambos caen en el hoyo profundo y se rompen los huesos.
Haremos bien en escuchar lo que Dios tiene que decirnos respecto a la situación por la que atravesamos: “¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! No escuchó la voz, ni recibió corrección, no confió en el Señor, no se acercó a su Dios. Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores, sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley. El Señor en medio de ellos es justo, no hará iniquidad, de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará, pero el perverso no conoce la vergüenza” (Sofonías 3:1-3). La descripción que el profeta Sofonías hace de la ciudad rebelde, ¿no se ajusta a lo que sucede en nuestras ciudades, hoy? No hay trigo limpio en ellas. La política por haberse alejado de Dios está corrompida. La religión cristiana que debería ser el faro que las guiase hacia buen puerto, esparce tinieblas en vez de luz por haber abandonado la Verdad que es la Biblia, la palabra de Dios. Por ello el péndulo se ha estropeado y no señala la inclinación que si  no se corrige conduce a la destrucción. Los graves problemas socales que nos afectan no se solucionan porque al faltar la luz de Dios no se sabe como resolverlos. En medio del caos imperante, un mensaje de esperanza: “Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el Nombre del Señor. El remanente de Israel no hará injusticia, ni dirá mentira, ni en la boca de ellos se encontrará lengua engañosa, porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice” (vv. 12,13). Los pobres y humildes de quien habla Sofonías son la evidencia de que Dios habla y responde al clamor de su pueblo afligido que clama a Dios que los proteja.


MUERTE, ¿DÓNDE ESTÁ TU VICTORIA?

<b>En un santiamén pasamos de embriones que colman de esperanza y de alegría a cadáveres agusanados</b>
El periodista <b>Fernando Grimalt</b> le pregunta  a <b>Billie August</b>, director de cine danés: - Por qué decidió hacer una película sobre la muerte? Esta es la respuesta que dio el cineasta danés: “Es importante destacar que se habla de la vida y del amor tanto como de la muerte. Dicho esto, los seres humanos nos hemos acostumbrado a desterrar de nuestra existencia la idea de la muerte. Es un mecanismo de defensa que hemos desarrollado. La vida sería insoportable si constantemente estuviéramos pensando que, un buen día, todo esto se nos va a acabar”.
Existen dos maneras de entender la existencia humana: Vivir sin pensar en la muerte como dice que lo hace el cineasta danés, o, vivir con la idea de que te acercas a la muerte en cada segundo que transcurre.
Me pregunto: ¿Por qué tiene que ser insoportable pensar a menudo que todo esto un buen día se nos va a acabar? El miedo a la muerte lo genera el hecho de que las personas se encuentran atrapadas por el mundo material. Las personas verdaderamente espirituales que lo son aquellas que por la fe en el Señor Jesucristo y por la certeza que les otorga el testimonio del Espíritu Santo saben que poseen la vida eterna.  La muerte física no les da miedo. Es evidente, por lo que ocurre en todas partes, con miedo o sin él, nadie se escapa de la muerte.
<b>Blaise Pascal</b> aporta luz al tema que nos ocupa cuando escribió: “Una de las cuestiones clave a la que debemos enfrentarnos es si nuestras vidas terminan con la muerte. La creencia o no en la eternidad determina nuestros actos. Por lo tanto es crucial determinar qué hay de mortal en nosotros, qué de eterno, y que atesoremos la parte eterna. La mayoría de las personas hacen precisamente todo lo contrario”.
Un día, un incrédulo le dijo al conocido predicador norteamericano <b>Billy Gram.</b>: “No tienes miedo (a la muerte) porque sabes algo que yo desconozco”. Aquí se encuentra precisamente la razón por la que los cristianos a pesar de que a menudo “contamos nuestros días”, la vida no se nos hace insoportable. Todo lo contrario, ser conscientes de que la muerte se nos puede presentar inesperadamente, el alma está tranquila porque sabe con certeza que la existencia que le espera en las mansiones celestiales  que le está preparando Jesús  es infinitamente mejor que la que hoy tiene en el “valle de sombra de muerte”
Debido a que la muerte física se puede presentar en cualquier momento y sin pedir permiso para segar nuestras vidas, recordemos al Creador “antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda se rompa sobre el pozo, y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu se vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:6,7).
Las personas tenemos dos componentes: el polvo que regresa a la tierra con la muerte física y el alma que para los creyentes en Cristo al abandonar el cuerpo va directamente a gozar de la presencia de Dios en espera de la resurrección que está garantizada por la resurrección de Jesús  tres días después de su muerte en la cruz. El creyente en cristo sabe que su vida está en las manos de Dios, siendo Él quien dispone el momento en que “el cántaro se quiebre junto a la fuente”. Permanece tranquilo porque sabe que el momento que se rompa “la cadena de plata” será cuando todo lo que tenía que hacer en este mundo se haya realizado. Cerrar los ojos es decisión divina, no humana. La hora de que “el polvo a la tierra” está en las manos el Creador que ha estado a su lado a lo largo de toda la vida.
Los hombres sabios piensan frecuentemente en lo que la Biblia dice porque es la fuente de la verdadera sabiduría.
La Biblia, basándose en la resurrección de Jesús de entre los muertos  afirma que esto corruptible se vestirá de incorruptibilidad y que esto mortal de inmortalidad y que la muerte ha sido convertida en victoria por  el triunfo de Cristo. Siendo eso así, el apóstol Pablo entona este grito de victoria: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde oh, sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. (la ley se encarga de señalar el pecado). Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:55-57).
En Cristo la muerte ha perdido su carácter terrorífico, por ello al cristiano no se le hace insoportable pensar a menudo en ella.
Octavi Pereña Cortina


dilluns, 19 d’octubre del 2015


2 SAMUEL 12: 13,14


“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra el Señor. Y Natán  dijo a David: También el Señor ha redimido tu pecado: no morirás. Mas por cuanto por este asunto hiciste blasfemar a los enemigos del Señor, el hijo que ha nacido ciertamente morirá”

Me refiero a un verdadero creyente en Cristo, a alguien que ha sido regenerado por el Espíritu Santo y cuyos pecados han sido lavados por la sangre de Jesús. A un cristiano de esta clase le pregunto: ¿Puedes perder la salvación? NO ¿Puede cometer adulterio? SI. Si no puede perder la salvación, ¿Debe vivir en pecado? NO.

David fue un verdadero cristiano porque creía firmemente en el Mesías que tenía que venir. No era un cristiano cualquiera. Fue un hombre ungido por Dios para que de su descendencia surgiese quien tenía que ser el Rey de Israel. Fue  un hombre privilegiado, aún así, cometió adulterio con Betsabé, la esposa de Hurías, oficial de su ejército.

Desde el momento en que David cometió el pecado de adulterio hasta que el profeta Natán denunció al infractor de la Ley de Dios, pasó un cierto tiempo. Durante este período David vivió, tal como dice en el salmo 32 en amargura espiritual: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano, se volvió mi verdor en sequedades de verano” (vv.3,4). Aunque la sangre de Cristo limpia todos los pecados del creyente, el pecado no deja de pasar factura a quien infringe la Ley de Dios. Los versículos citados del salmo 32 lo confirman. La existencia de David durante los días que no había solicitado el perdón de Dios debieron ser muy parecidos a una experiencia infernal. “¡Vuélveme el gozo de tu salvación”! (Salmo 51:12). Después de haber reconocido su pecado y de haberlo confesado al Señor que es el único que tiene poder de perdonar los pecados, su ánimo cambió de aspecto: “Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido” (v.8).

Por su confesión a Dios su pecado, David fue perdonado y pudo volver a presentarse delante de Dios, pero…, el pecado siempre tiene sus consecuencias temporales: “Mas por cuanto por este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Dios el hijo que ha nacido ciertamente morirá

Hoy, el adulterio ya no tiene la importancia que se le daba hace unos años. Hoy, las personas cometen adulterio  con la misma facilidad con que uno se cambia de camisa. Las personas lo encuentran normal, excepto cuando el adultero es un cristiano, entonces, todo son críticas. Aquí ya no se admite el pecado  siendo motivo de  blasfemia contra Dios. El Señor nos advierte que esta situación jamás debe provocarla el cristiano  cuando de manera general nos dice: “¡Ay el mundo por los tropiezos! Porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” (Mateo 18:7).

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APOCALIPSIS 3:18


“Por tanto yo te aconsejo que de mí compres oro refinado con fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y unge tus ojos con colirio, para que veas”

En este texto el Señor por medio de su siervo Juan nos hace llegar tres consejos muy valiosos. Cuando el Señor quiere aconsejar, habla y, cuando habla espera ser oído y creído.

El primer consejo que nos da: “Que de mí compres oro refinado en fuego para que seas rico” El Señor es el tesoro que encontró el payés cuando labraba un campo y  vendió todo lo que tenía para poder comprar aquella parcela en  cuyas entrañas se encontraba tan preciada riqueza. El Señor también es la perla única de gran belleza y valor que al verla el mercader vendió todas las que tenía con el fin de adquirir única de valor incalculable. Los hombres que persiguen las riquezas perecederas son pobres y desgraciados. Con abundante dinero pueden comprar muchas bagatelas preciosas pero, al llegar el día de la muerte y tener que presentarse ante el Juez justo para dar cuenta de las obras realizadas, todo lo adquirido: ¿de quién será? “Haceos tesoros en los cielos”, nos dice Jesús, “donde la polilla ni el orín corrompen”  y donde “la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones ni minan ni hurtan”. (Mateo 6:20). La verdadera riqueza es tener a Jesús en el corazón por el Espíritu Santo y seguirle de cerca obedientemente.

El segundo consejo que el Señor nos transmite por medio de la pluma de Juan es: compra vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez”. Este consejo nos recuerda la actitud de Adán y Eva que después de pecar y verse desnudos y sus vergüenzas expuestas a la luz del sol decidieron coser hojas de higuera para hacerse delantales con que taparlas. El plan fracasó y la vergüenza del pecado siguió haciendo su trabajo. No podían soportar la presencia el Señor por lo que decidieron esconderse entre los árboles del huerto. El señor cubrió su desnudez con las pieles de unos animales, posiblemente corderos, que simbolizan el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Apocalipsis nos presenta una gran multitud que estaba en presencia del Cordero “vestidos de ropas blancas…y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7:9-14).

El tercer conejo que nos da el Señor es: “Unge los ojos con colirio, para que veas”. “Pero si tu ojo es maligno, todo el cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mateo 6:23). Por nacimiento natural todos nacemos con los ojos malignos, estamos en tinieblas. No sabemos distinguir el bien del mal y por norma nos inclinamos al mal. Debido a nuestra ceguera continuamente nos damos cabezazos. Jesús es el Oftalmólogo que da vista a los ciegos  y proporciona el colirio que permite que andemos en la luz porque “es la luz el mundo y el que le sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

 

BUSCANDO LA FELICIDAD


 

<b>La felicidad es una meta que a medida que te acercas a ella de la misma manera se aleja</b>

“La moda es aquello que nos hace comprar ropa cuando el armario ya está lleno” <b>Custo Dalmau</b>). Esta sentencia hace diana por lo que hace al problema el consumismo salvaje  al que si no se le pone fin nos conduce a la destrucción de la Tierra. Aquello que <b>Custo Dalmau</b> atribuye a la moda es legítimo aplicarlo a la publicidad: La publicidad nos hace comprar alimentos cuando la nevera está llena. No podemos rehuir el consumo porque forma parte de la condición humana. Necesitamos comer, vestir, calentarnos,  educación, sanidad…Tenemos unas necesidades básicas para ser minimamente felices. El problema se presenta cuando la publicidad nos incita a consumir por consumir, cuando despierta necesidades compulsivas de cosas que no necesitamos, haciéndonos creer que sin ellas no podemos vivir. La publicidad, si no se le pone freno, despierta en nosotros al narciso que todos mantenemos escondido en el fondo de nuestra alma. En vez de comprarnos un reloj de 50€ que funciona perfectamente y que satisface la necesidad de saber la hora, nos compramos uno que cuesta 1000 i que podemos pagar en   cómodas mensualidades de 10€. Reloj que sirve para deslumbrar a amigos y familiares de un poder adquisitivo que no se posee pero que sirve para contentar el ego ansioso de recibir aplausos.

Con mucho acierto el sociólogo de origen polaco <b>Zygmunt Buman</b> le dice a la periodista Nuria Escur: “Oh!  Resulta muy difícil encontrar una persona feliz entre los ricos…El rico – la tenencia obsesiva del cual es enriquecerse más -  acostumbra a adentrarse en una espiral de infelicidad enorme. La gran perversión del sistema de los ricos es que terminan siendo esclavos. Nada los llena, se colapsan, una gran catástrofe”. Es algo parecido a la fabula del asno y la zanahoria, Un payés que no podía conseguir que su asno caminase ni con blasfemias ni garrotazos se le ocurrió atar una zanahoria en el extremo de su bastón para ponerla ante los ojos del animal. Éste, al ver ante sus narices cosa tan suculenta se puso a andar con el propósito de zamparse la zanahoria. A cada paso que daba la zanahoria se alejaba. Desconociendo que era un señuelo, el animal se puso a trotar. Ni así pudo atrapar la zanahoria deseada. El amo del asno consiguió que el animal indócil anduviese, pero el esfuerzo no le permitió zamparse la codiciada zanahoria. Desearse feliz mediante bienes materiales desencanta porque cuantas mas cosas se poseen más se aleja la felicidad.

El consumismo salvaje e insostenible nace porque en el ser humano existe un deseo de felicidad que los bienes materiales son incapaces de satisfacer. El deseo de felicidad temporalmente se consiguee con la adquisición de nuevos objetos y productos culturales. Esta satisfacción, que no felicidad, obtenida por esta vía es de corta durada. Una vez obtenido el objeto deseado, sea material o inmaterial, nace la necesidad de conseguir otro. Es una cadencia sin fin. Buscar la felicidad por el materialismo   es otra manera de adicción. La excitación de la llamada <i>glándula de la felicidad</i> es momentánea. Se debe seguir excitándola con nuevas dosis de materialismo para obtener el mismo grado de placer. Esto hace que se sienta la necesidad de comprar ropa cuando el armario ya está lleno o alimentos cuando la nevera está repleta. La felicidad se aleja de la misma manera como la zanahoria se desplaza al andar el asno. El resultado es un vacío del alma que no se llena. <b>Alice Cooper</b>, el famoso rockero que se convirtió a Cristo dijo de cuando estaba alejado de Dios:”Cada coche, cada mansión, todo lo que consigues, no te das cuenta de que esto no es la respuesta. Al final te das cuenta de que es nada. El materialismo no significa nada. Muchas personas afirman que hay una gran vacío de Dios en sus corazones. Cuando lo llenas estás realmente satisfecho. Aquí es donde ahora me encuentro”.

“La sociedad de consumo”, nos dice <b>Zygmunt Barman</b> “es un montaje que consiste en coger todo lo que hay a tu alrededor para llenarte. El manifiesto <i>generativi</i> propone todo lo contrario: todo lo que puedas aportar a la sociedad será la única cosa que nos puede llevar a salvarnos”.

La aportación a la sociedad puede hacerse desde una perspectiva estrictamente humanista que no termina de proporcionar la plena satisfacción que se espera de ella porque es una contribución a una causa de corto alance. Su valor gratificante termina con el sepulcro. El rey Salomón, revisando lo que había hecho durante su vida llega a esta conclusión. “Miré yo luego todas las cosas que habían hecho mis manos, y el trabajó que tomé para hacerlas, y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 2:11).

Si la aportación que se hace a la sociedad es el resultado de la conversión a Cristo se obtiene una gratificación eterna porque los creyentes en Cristo han sido “creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). Estas obras no son fruto de la bondad humana sino de Dios. Estas buenas obras que son divinas y humanas a la vez, tienen una peculiaridad: “Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque su obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13). Las obras que el Dios eterno preparó por anticipado para que las hiciesen sus hijos son de duración eterna. Siguen teniendo valor más allá de la tumba. Saberlo da sentido al trabajo social que hacen los verdaderos cristianos. La satisfacción obtenida no permanece en el olvido ya que las acompañan en el reino de Dios celestial.

Octavi Pereña i cortina

 

 

diumenge, 11 d’octubre del 2015

ANOREXIA

<i>No debe olvidarse que las pasarelas con los desfiles de modelos decrépitas, parecidas a internas de campos de concentración nazis, ejercen una influencia negativa en las adolescentes</i>
La catedrática <b>Rosa Maria Raich</b>, con  más de 25 años trabajando en el tema de los trastornos de la alimentación pie que se desenmascare el engaño de los cuerpos perfectos inexistentes. La política de “provocar insatisfacción corporal es el gran negocio”. Los trastornos de la alimentación, hoy es la tercera enfermedad crónica entre las chicas más jóvenes.
“La delgadez es una obsesión impuesta por la industria más que un deseo del público. El público desea ver cuerpos bonitos y bailarinas de aspecto saludable. Pero todavía existe la presión de ser delgada. Algunas vienen del mundo de la moda y esto afecta al ballet (<b>Tamara Rojo</b>, directora artística del English Nacional Ballet). Es muy fuerte la presión sociocultural por la delgadez, sino también por el cuerpo perfecto. La industria de la moda, de la cosmética, de la cirugía plástica, de la alimentación, se han confabulado para crear un canon de belleza inexistente que tiende a hacernos a todos iguales como si fuésemos clonados, salidos de un mismo molde. Algo parecido a los insípidos tomates que tienen el mismo tamaño, peso y color. El ser humano no es un artículo fabricado en serie, sino una obra de artesanía, con todas las peculiaridades de un individuo irrepetible. Se parecen, pero no son iguales y todas son hermosos.
La presión que las multinacionales que controlan el mundo de la belleza, ejercen concretamente en las adolescentes tiene unos efectos muy perjudiciales en la salud ya que incitan particularmente  a las jóvenes que no se ajustan al patrón de belleza artificial a empezar un dieta muy estricta ya que “es la  necesidad de conformarse a un modelo de estética que recompensa la excesiva delgadez”. Según numerosos siquiatras, de hecho, la inclinación actual a aceptar modelos de belleza femenina que enaltecen la delgadez tiene efectos devastadores en los hábitos alimenticios de las adolescentes. Aquí es en donde la moda sale en el escenario,  precisamente con modelos, revistas de moda y todo lo que tenga que ver con la estética” (<b>Franca Sozzani</b>, directora de  Vogue Italia)
Según el <b>Dr. Eduardo Serrano</b>, director de la unidad de trastornos de la alimentación del hospital psiquiátrico San Juan de Dios de Barcelona, la situación sigue estable “pero sí se detectan casos de inicio más precoz, y un aumento de la preocupación por la imagen corporal entre niñas cada vez más jóvenes”. Las adolescentes, también las preadolescentes,  dan mucha importancia a estar delgadas. En tanto el negocio de los productores de belleza, la industria de la alimentación, las clínicas de cirugía estética, la pasarelas sigan promocionando la delgadez como modelo de belleza ideal, se seguirán dando casos de adolescentes que se harán incisiones en los muslos con el fin de que el dolor les quite el apetito o hacer uso del vómito compensatorio para hacer desaparecer lo que han ingerido con el propósito de no engordar o adelgazar. La obsesión  por la delgadez  es tan fuerte que incluso se llega a ingerir bolas de algodón empapadas de jugo de frutas con del fin de matar el hambre.
La coreógrafa i bailarina belga <b>Catherine Allard</b>con residencia en Catalunya aconseja a sus alumnas que no se dejen embaucar por la cultura de la delgadez: “antes que bailarinas sois mujeres”. Uan enseñanza que causa muchos problemas es que la delgadez equivale a un cuerpo perfecto “es totalmente falsa. La delgadez solamente es un tipo de estética: se dan cuerpos delgados no estéticos. La cantidad de grasa es un factor que influye, pero también el esqueleto, la masa muscular, las proporciones, la altura…En definitiva, que con frecuencia solamente se persigue un objetivo a veces imposible como estar muy delgada sino que, en el caso de que se consiga, no es garantía del cuerpo perfecto” (<b>Magda Crlas</b>)
La European Eating Disorders, en un informe dice: “A menudo una anorexia está vinculada a un conflicto, a veces ellas no lo saben”. La causa de los trastornos alimenticios que conducen a la anorexia patológica es necesario ir a buscarla en el alma de las chicas que aloja inseguridad por no sentirse amadas por los padres, rechazadas por los amigos y asediadas debido a su morfología particular. Hacer caso del eslogan <i>porque tú lo vales</i> que divulga la publicidad para incitar a las mujeres a adquirir los productos cosméticos que venden, esclaviza a esta filosofía. Se deja de ser libre. Toda clase de esclavitud es perjudicial. La filosofía del <i>porque tú lo vales</i> atenta contra la identidad personal porque hace sentir mal ser como una es.  El secreto par luchar contra la anorexia  patológica tan dañina es conseguir que una esté satisfecha con el cuerpo que tiene. Ayudará a conseguir la satisfacción con la propia imagen la fe en Jesús porque éste libera de los miedos, de las inseguridades que impulsan a no desear distinguirse del resto para no ser rechazadas. La fe en Jesucristo llena el alma del amor que no se encuentra ni en la familia ni en los amigos. El resultado de la fe en Jesucristo es que uno construye su personalidad sobre la Roca que da la estabilidad que permite pasar de las opiniones ajenas que tanto perjudican si se les hace caso.
Octavi Pereña i Cortina


1 CORINTIOS 5:13

“Porque a los que están fuera, Dios los juzgará. Quitad, pues, a este perverso de entre vosotros”
Recientemente ha ocupado los titulares de prensa y las tertulias radiofónicas y televisivas el sacerdote polaco que se ha declarado públicamente homosexual. Esta noticia es una oportunidad para hablar del pecado sexual, en su diversidad, en la iglesia, que desgraciadamente es muy permisiva al respecto.
El apóstol Pablo escribe a los corintios: “De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aún se nombra entre los gentiles, tanto que alguno tiene la mujer de su padre”  (v.1). El pecado sexual, sea cual sea, no debe permitirse dentro de la iglesia “porque un poco de levadura leuda toda la masa” (v.6). Es necesario recordar que la levadura es un símbolo del pecado. De la misma manera que un poco de levadura leuda la masa de harina con la que debe hacerse el pan, un pecado consentido tiene el poder de contaminar a toda la congregación.
El apóstol Pablo utiliza un lenguaje duro para despertar a la iglesia de Corinto del letargo de la tolerancia que atentaba contra la santidad que debe caracterizar a una iglesia cristiana. Cualquier pecado sexual consentido tiene el poder de convertir el faro que es una iglesia para iluminar el mundo que vive en tinieblas espirituales en un foco de oscuridad que le roba su razón de ser. Así dice el apóstol: “Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, yo como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea Salvo en el día del Señor Jesús” (vv.3-5).
“Os he escrito por carta”, sigue diciendo el apóstol, “que no os juntéis con los fornicarios” (v.9). La prohibición no incluye a los fornicarios que se encuentran fuera de la iglesia, “pues en tal caso seria necesario salir del mundo” (v.10). Ahora el apóstol aclara la razón de la prohibición de permitir que alguien que fornique de tal manera que ni los gentiles se atrevan a nombrar tal pecado, permanezca en la iglesia: “Mas bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuese fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón, con el tal ni aún comáis” (v.11). No debemos caer en la tentación de considerar a los pecadores que están fuera de la iglesia como inmundos y que debemos evitar todo contacto con ellos. Si lo hacemos así, ¿como se les podrá anunciar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo que puede hacerles abandonar su estilo de vida pecaminoso? Si los tales no se arrepienten de su pecado Jesús los juzgará pero nosotros seremos responsables de su condenación. No somos nosotros quienes debemos juzgarlos. Por lo que hace al pecador sexual que convive con nosotros dentro de la iglesia, la enseñanza es clara y no da lugar a la pasividad: “Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (v.13).


PROVERBIOS 14:13

Aún en la risa tendrá dolor el corazón, y el termino de la alegría es congoja”
Se dice que detrás de la vida de un payaso se encuentra mucha tristeza. Aquellas personas que hacen reír a pequeños y mayores, son infelices.  Hoy en día se utiliza la técnica de la risoterapia para, si no curar, sí atenuar los sentimientos que roban la felicidad a las personas. El texto que hoy meditamos nos dice: “Aún en la risa tendrá dolor el corazón”.
La verdadera alegría, el auténtico gozo, no es la risa inducida por las payasadas de cómicos y humoristas. La auténtica alegría no la proporciona el grotesco comportamiento  de grupos de personas que ríen sin complejos bajo la batuta del profesor diplomado en la técnica. La risa provocada por un chiste que tiene gracia o por la que hace estallar un buen espectáculo cómico, es superficial, no nace del corazón. Esta  risa externa no hace desaparecer el dolor del corazón. Lo distrae momentáneamente, pero no lo borra. Como quiera que las personas deseen eliminar el dolor que hace que la vida sea de mal llevar es por lo que aquellos espectáculos que aparcan momentáneamente el dolor del corazón tengan tanto éxito. Para estacionar momentáneamente  el dolor en la zona azul se tiene que pasar  previamente por la máquina expendedora de tickets. ¡Cuesta mucho dinero mantener artificialmente la risa que no alegra el corazón.
La segunda parte del texto que comentamos dice: “Y el término de la alegría es congoja”. La alegría obtenida artificialmente deja el corazón con la congoja intacta. El profeta Isaías hace un llamamiento a todas aquellas personas que como aquella mujer que se acercó por detrás a Jesús con la esperanza de que conseguiría curar el flujo de sangre que los médicos no habían conseguido detener y que en el intento perdió todo su patrimonio: “A todos los sedientos: Venid a las aguas, y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid comprad sin dinero y sin precio vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed el bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí, y vivirá vuestra alma, y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David” (Isaías 55:1-3).
Jesús es el agua viva que apaga la sed de alegría que se esconde detrás de las risas provocadas. Quien bebe del agua que es Jesús no vuelve a tener sed jamás, es más, vivirá eternamente
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dilluns, 5 d’octubre del 2015


SALMO 119:95


“Los impíos me han aguardado para destruirme, mas yo consideraré tus testimonios”

El salmista habla de los impíos que quieren destruirle. Se refiere a personas que tal vez aparentaban ser creyentes en el Señor, pero que en verdad no lo eran. Los salmos, en general presentan a los justos en medio de un pueblo infiel. El Antiguo Testamento muestra infinidad de veces los sufrimientos que padecen los creyentes en el Señor por los infieles con los que conviven.

Hoy, en la cristiandad de hoy sucede algo parecido. Los fieles en el Señor conviven con los impíos en el seno de las iglesias. No todo es oro lo que reluce en ellas. Se da mucho oropel en las iglesias. La luz y las tinieblas caminan juntas, pero no revueltas. Los que aparentemente son cristianos no pueden soportar la fidelidad de los justos a la autoridad suprema de las Escrituras. Con guante blanco los injustos acometen a los justos. Este comportamiento ha sido, es y será. Jesús y los apóstoles enseñan sobre esta realidad. Los hijos de Dios sufrirán persecución de parte de quienes solamente aparentan piedad. Dicha realidad debe tenerse bien asumida porque si algún día los impíos cristianos nos atacan por mantenernos fieles al Señor, dicho ataque no nos perjudique. Todo lo contrario darle gracias al Señor por permitirnos sufrir por nuestra fidelidad a Él.

¿Dónde encuentra apoyo el salmista ante las maquinaciones de los falsos hermanos? Lo dice claramente: “Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado” (v.93). El salmista no busca consuelo en el hombre aún cuando sea de buen recibir si procede de un hermano en la fe. El salmista busca protección en la Palabra de Dios: “Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos. Tiene la Palabra de Dios guardada en su corazón, siendo ella que lo vivifica y le da la fuerza necesaria  para resistir los ataques de los falsos hermanos que pretenden hundirlo. Se fortalece en el Señor de la Palabra y es vivificado. Con ello, el afligido que triunfa con Cristo “manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden, a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida” (2 Corintios 2:14-16). El creyente en Cristo, aún en la tribulación causada por los falsos hermanos es “como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Salmo 1:3)


1 SAMUEL 28:6,7


“Y consultó Saúl al Señor, pro el Señor no le respondió…Entonces Saúl dijo a sus criados: Busquemos una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio e ella pregunte”

Quim Monzó comentando los engaños de Sylvia Browne, una de las videntes más prestigiosas del mundo dice: “Mucha gente no puede entender como sus libros encabezan las listas de los más vendidos. Aún ahora, estas dos semanas tras su muerte, en Amazón se venden como rosquillas. ¿Por qué? Pues, porque aparte de algunas excepciones, la gente es básicamente burra, dicho con todo el respeto”.

Maimónides, el filósofo judío nacido en Córdoba, tiene algo que decirnos al respecto: “Atribuir poderes sobrenaturales a los astros y a los signos del zodíaco, no son sino una forma de engaño”. El cordobés  aconseja: “No te pase por la cabeza hacer caso a las locuras y exorcistas. Todas estas cosas ni tan sólo merecen que las escuche un hombre de bien y mucho menos creídas”.Refiriéndose a las fábulas de los curanderos, Maimónides dijo: “Estas cosas no son más que engaños y mentiras con las que los antiguos idólatras embaucaron a muchos pueblos ganándolos así para sus falsas doctrinas, y no está bien que los hijos de Israel, que son un pueblo intelectualmente superior a los otros, crea también en semejantes vanidades ni que crea que les pueden aportar algún beneficio”

La Biblia es muy clara respecto al tema que comentamos:

“Porque los serafines han hecho vanos oráculos, y los adivinos han viso mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo, por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tienen pastor”  (Isaías 10:2). Consultar a los diversos medios de adivinación no aporta luz a quienes los consultan. El Señor compara a quienes lo hacen  con ovejas sin pastor, es decir extraviadas y propensas a ser atacadas por el lobo.

“Y la persona que atienda a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo”  (Levítico 20:6). Consultar a encantadores y adivinos significa no tener en cuenta a Dios que es la luz del mundo. Ello hace que ande en oscuridad y no pueda ver para sortear los peligros que se le presentan en el caminar diario.

La conversión  a Cristo corta los lazos que unen a las practicas del ocultismo porque librera del dominio de Satanás que es quien las promueve. Por la predicación del apóstol Pablo los efesios que creyeron en Jesús “venían confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos, y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata” (Hechos 19:18,19).

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