dilluns, 3 de juny del 2013


SALMO 127:1


“Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican, si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia”

El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos de Tesalónica les instruye en la responsabilidad de trabajar diligentemente. (2 Tesalonicenses 3:6-10).Podemos resumir su exhortación a trabajar con estas palabras: “Si alguno no quiere  trabajar, tampoco coma”.

A los lectores de la Biblia les es familiar este texto: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio, la cual no tiene capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar un poco las manos para reposo, así vendrá tu necesidad como un caminante, y tu pobreza como un hombre armado” (Proverbios 6:6-11).

Los comentarista económicos ponen como ejemplo la laboriosidad protestante en contraposición del bien vivir de los países católicos. Para quien sigue las enseñanzas bíblicas no existe la filosofía ni-ni: ni estudiar ni trabajar, holgazanear. La filosofía ni-ni tiene una excepción en nuestros  días cuando debido a la crisis un porcentaje elevado de jóvenes no puede encontrar trabajo

La prosperidad económica es como las dos caras de una moneda, si falta una de las dos el negocio se va al traste. La laboriosidad de la hormiga es una de las dos caras del crecimiento económico, el texto que encabeza este escrito lo es la otra.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial se crearon los cimientos de lo que hoy es la Unión Europea. Se ha frustrado la esperanza de sus padres fundadores y de los socios que se han ido añadiendo. Hoy esta unión de naciones es un caos y se aproxima su colapso. La razón del fracaso de la marca Europa se debe al hecho de que quienes construyen el edificio se han olvidado de Dios y que no le  tienen en cuenta en el proceso de construcción. En su necedad los hombres se creen tan importantes que pueden prescindir de Dios. Los cimientos sobre los que se construye Europa son arenas movedizas. Europa se hunde en la corrupción porque le faltan los valores éticos y morales que solamente le puede proporcionar Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. No sirve que se apele al pasado cristiano de Europa. Si hoy el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican. Si Europa no se construye sobre la Roca que es Cristo, sus cimientos son de arena , instables, el edificio no resiste los embates de riadas y huracanes. La crisis actual es la evidencia de que a la laboriosidad humana le falta la consistencia que sólo le puede dar Dios y sus principios éticos y morales.


SALMO 112:4


“resplandeció en las tinieblas luz a los rectos”

Nos encontramos en una época de máxima confusión. Nos acechan por doquier graves problemas. Los recortes en sanidad, educación, salarios de los funcionarios, prestaciones sociales, pensiones, la subida de impuestos, hacen disminuir el poder adquisitivo de los ciudadanos. Todo ello hace que las personas se encuentren en una situación de incertidumbre. No nos debe extrañar el aumento de suicidios y el incremento de antidepresivos y ansiolíticos. La ciudadanía se encuentra envuelta en una espesa capa de tinieblas que no le permite ver luz alguna que les muestre el camino para salir de tan compleja situación.

El texto que comentamos dice: “Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos”. Antes de todo tenemos que saber quienes son los rectos que tienen el privilegio de ver luz entre las tinieblas. Recto, en la Biblia es sinónimo de justo. La persona recta es la que cree en Jesús como el Hijo de Dios que se encarnó para eliminar el pecado de quienes creen en él. “Yo soy la luz del mundo”, dijo Jesús, ”el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Cuando alguien cree en Cristo, no por el hecho de hacerlo desaparecen automáticamente los problemas. Sigue estando inmerso en esta terrible crisis que amenaza con destruirnos. El hecho de que disfruta de la luz que es Cristo le permite ver más allá de las amenazadoras tinieblas                          que nos afligen. Estar en Cristo significa que Dios deja de ser una incógnita. El Señor se convierte en un Dios personal con el que se puede dialogar y mantener una relación amistosa permanentemente.

En cierta ocasión Jesús dijo a sus oyentes: “¡Jerusalén, Jerusalén…!   ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste” (Mateo 23:37). ¡Qué bonita imagen la de Jesús presentándose como una clueca llamando a sus polluelos para que se cobijen bajo sus   alas cuando un peligro amenaza a su prole! El drama es que la mayoría de las personas rechazan la protección que Dios ofrece en Cristo y prefieren permanecer en las tinieblas con todo lo que de negativo tiene perder la orientación sin saber qué camino tomar. Jesús sigue proclamando: “Yo soy la luz del mundo” para guiar a los rectos hacia la vida eterna.

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