SALMO 127:1
“Si el Señor no edifica la casa,
en vano trabajan los que la edifican, si el Señor no guarda la ciudad, en vano
vela la guardia”
El apóstol Pablo escribiendo
a los cristianos de Tesalónica les instruye en la responsabilidad de trabajar
diligentemente. (2 Tesalonicenses 3:6-10).Podemos resumir su exhortación a
trabajar con estas palabras: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”.
A los lectores de la Biblia
les es familiar este texto: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos,
y sé sabio, la cual no tiene capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el
verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso,
¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de
sueño, un poco de dormitar, y cruzar un poco las manos para reposo, así vendrá
tu necesidad como un caminante, y tu pobreza como un hombre armado”
(Proverbios 6:6-11).
Los comentarista económicos
ponen como ejemplo la laboriosidad protestante en contraposición del bien vivir
de los países católicos. Para quien sigue las enseñanzas bíblicas no existe la
filosofía ni-ni: ni estudiar ni trabajar, holgazanear. La filosofía ni-ni
tiene una excepción en nuestros días
cuando debido a la crisis un porcentaje elevado de jóvenes no puede encontrar
trabajo
La prosperidad económica es
como las dos caras de una moneda, si falta una de las dos el negocio se va al
traste. La laboriosidad de la hormiga es una de las dos caras del crecimiento
económico, el texto que encabeza este escrito lo es la otra.
Finalizada la Segunda Guerra
Mundial se crearon los cimientos de lo que hoy es la Unión Europea. Se ha
frustrado la esperanza de sus padres fundadores y de los socios que se han ido
añadiendo. Hoy esta unión de naciones es un caos y se aproxima su colapso. La
razón del fracaso de la marca Europa se debe al hecho de que quienes construyen
el edificio se han olvidado de Dios y que no le
tienen en cuenta en el proceso de construcción. En su necedad los
hombres se creen tan importantes que pueden prescindir de Dios. Los cimientos
sobre los que se construye Europa son arenas movedizas. Europa se hunde en la
corrupción porque le faltan los valores éticos y morales que solamente le puede
proporcionar Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. No sirve que se apele
al pasado cristiano de Europa. Si hoy el Señor no edifica la casa en vano
trabajan los que la edifican. Si Europa no se construye sobre la Roca que es
Cristo, sus cimientos son de arena , instables, el edificio no resiste los
embates de riadas y huracanes. La crisis actual es la evidencia de que a la
laboriosidad humana le falta la consistencia que sólo le puede dar Dios y sus
principios éticos y morales.
SALMO 112:4
“resplandeció en las
tinieblas luz a los rectos”
Nos encontramos en una época de
máxima confusión. Nos acechan por doquier graves problemas. Los recortes en
sanidad, educación, salarios de los funcionarios, prestaciones sociales,
pensiones, la subida de impuestos, hacen disminuir el poder adquisitivo de los
ciudadanos. Todo ello hace que las personas se encuentren en una situación de
incertidumbre. No nos debe extrañar el aumento de suicidios y el incremento de
antidepresivos y ansiolíticos. La ciudadanía se encuentra envuelta en una
espesa capa de tinieblas que no le permite ver luz alguna que les muestre el
camino para salir de tan compleja situación.
El texto que comentamos dice: “Resplandeció
en las tinieblas luz a los rectos”. Antes de todo tenemos que saber quienes
son los rectos que tienen el privilegio de ver luz entre las tinieblas. Recto,
en la Biblia es sinónimo de justo. La persona recta es la que cree en Jesús
como el Hijo de Dios que se encarnó para eliminar el pecado de quienes creen en
él. “Yo soy la luz del mundo”, dijo Jesús, ”el que me sigue no andará
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Cuando
alguien cree en Cristo, no por el hecho de hacerlo desaparecen automáticamente
los problemas. Sigue estando inmerso en esta terrible crisis que amenaza con
destruirnos. El hecho de que disfruta de la luz que es Cristo le permite ver
más allá de las amenazadoras tinieblas que nos afligen.
Estar en Cristo significa que Dios deja de ser una incógnita. El Señor se
convierte en un Dios personal con el que se puede dialogar y mantener una
relación amistosa permanentemente.
En cierta ocasión Jesús dijo a
sus oyentes: “¡Jerusalén, Jerusalén…!
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus
polluelos debajo de sus alas, y no quisiste” (Mateo 23:37). ¡Qué bonita
imagen la de Jesús presentándose como una clueca llamando a sus polluelos para
que se cobijen bajo sus alas cuando un
peligro amenaza a su prole! El drama es que la mayoría de las personas rechazan
la protección que Dios ofrece en Cristo y prefieren permanecer en las tinieblas
con todo lo que de negativo tiene perder la orientación sin saber qué camino
tomar. Jesús sigue proclamando: “Yo soy la luz del mundo” para guiar a
los rectos hacia la vida eterna.
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