diumenge, 16 de juliol del 2023

 

PROVERBIOS 31. 10

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?”

Salomón da algunas pistas que caracterizan a la mujer virtuosa: “Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El  corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias le da ella bien y no mal todos los días de su vida” (vv. 10-12). El apóstol Pablo escribiendo a Timoteo le da las características que tienen que reunir las vidas para que las iglesias provean a sus necesidades: “ La viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, que tenga testimonio de buenas obras, si ha crido hijos, si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos, si a socorrido a los afligidos, si ha practicado toda buena obra” (1 Timoteo 5: 9, 10).

El apóstol también describe a Timoteo las características que desvelan que no pertenecen a la mujer virtuosa. “Pero viudas más jóvenes no admitas, porque cuando impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, incurriendo así en condenación por haber quebrantado su primera fe, y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa, y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran” (vv. 11-13).

La historia de una mujer virtuosa que relata el libro de Rut se inicia en el reino pagano de Moab. Hubo hambre en la tierra. Un matrimonio con dos hijos abandonaron Belén para dirigirse a Moab debido a una grave hambruna. Los dos hijos se casaron con dos moabitas. Con el tiempo el marido y los hijos murieron. Noemí, la viuda se entera que  “el Señor había visitado a su pueblo  para darles pan” (Rut 1: 6).

Las tres mujeres emprenden el regreso a Belén. Pero Noemí dice a sus nueras que vuelvan a la casa de sus madres. “Ellas alzaron su voz y lloraron” (v. 14). Una de las mujeres regresó a su casa. Rut, pero, se quedó con Noemí su suegra y juntas regresaron a Belén.  Noemí insistió que Rut regresase a su casa, pero no quiso, diciéndole: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti, porque a dondequiera que vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (v. 16). El testimonio silencioso del amor de Rut hacia su suegra impactaba entre el pueblo. Una pagana convertida al Dios de Noemí alumbraba con luz brillante. Booz que se convertiría en el esposo de Rut le dijo “Ahora, pues, no temas hija mía, yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa” (3: 11). Así   fue como la virtuosa Rut se convirtió en la tatarabuela del rey David de quien según la carme  nació Jesús el Hijo de Dios de la virgen María.


 

1 SAMUEL 2: 12

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento del Señor”

Tal vez el lector no sabe quién era Elí y sus hijos. Elí era sacerdote y sus hijos le ayudaban en el ministerio. Y como dice el texto que comentamos: “Eran hombres impíos, y no tenían conocimiento del Señor”. “Pero Elí era muy viejo, y oía todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión” (v. 22). Elí los reprendía con mucha suavidad (vv. 23-25).

El Señor despierta al adolescente Samuel de su sueño para transmitirle un mensaje de castigo para Elí y sus hijos. “Por tanto yo he jurado a la casa de Eli que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas” (3. 14). El Señor no consiente que se prostituya su casa. Poco después los israelitas convierten el arca del pacto que era el símbolo de la presencia del señor entre su pueblo en un amuleto protector al  llevarla al campo de batalla para que los protegiese de los de los filisteos (4. 4). Los filisteos derrotaron a los israelitas “y el arca del pacto fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofri y Finees” (v. 11).

Nos dice el texto que “Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca” (v. 13). Llegó del campo de batalla un hombre para anunciar a Elí la derrota sufrida, la muerte de sus dos hijos y que el arca del pacto había sido tomada por los filisteos. “Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió, porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años” (v. 18).

Por lo que se desprende del texto Elí era un fiel y temeroso servidor del Señor. Su salvación eterna estaba garantizada pero tuvo que pagar el precio de su negligencia a la hora de reprender a sus hijos con la fuerza necesaria. El honor de Dios no puede mancillarse.

La historia de Elí y de sus dos hijos contiene una enseñanza muy útil para la iglesia de nuestros días. Jesús no puede consentir  que se prostituya a su iglesia: “Y entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las sillas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas, y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada, mas vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones” (Mateo 21: 12, 13). Si Jesús viviese entre nosotros hoy, ¿qué diría de la multinacional religiosa en que se ha convertido la Iglesia católica?

 

 

 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada