BIBLIA CENSURADA
<b>Muchos
libros pueden informar, sólo la Biblia transforma</b>
Unas
palabras de Jesús para alertar a sus discípulos: “acordaos de la palabra que os
he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también
a vosotros os perseguirán” (Juan 15: 20).
Jesús
como Hijo de Dios encarnado fue perseguido a muerte desde su niñez, durante su
ministerio público hasta deshacerse de Él las autoridades religiosas y civiles
al clavarlo en la cruz. No debe pues extrañarnos que su palabra que se ha
conservado en las páginas de la Biblia se haya pretendido deshacerse de ella
lanzándola en las hogueras inquisitoriales. Una muestra de este despropósito lo
encontramos en el comportamiento del rey Joiaquim de Judá que autorizó a sus
consejeros a lanzar al fuego del brasero que caldeaba la habitación las
palabras del profeta Jeremías escritas en un pergamino que invitaban al
arrepentimiento para que la ira y el furor del Señor no cayese sobre el reino
de Judá (Jeremías 36: 1-26). La historia está atiborrada de relatos de quema de
biblias y de verdaderos seguidores de Jesús por la Inquisición con el propósito
de borrar de sobre la faz de la Tierra todo vestigio dela Verdad de Dios. Como
dice el adagio: “La sangre de los mártires es la semilla de nuevos creyentes”.
Después del reinado del terror se
levanta resplandeciente la Verdad de Dios que sigue anunciando la
misericordia de Dios a una humanidad que le da la espalda.
El
apóstol Pablo escribiendo a su discípulo Timoteo, con pocas palabras expresa
magistralmente el valor educativo de la Biblia. “Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 16, 17). La Biblia sin recortes ni añadidos
sirve “para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra”. Es decir, la Biblia es el texto
didáctico por excelencia para enseñar a los hombres a que anden por camino de
justicia. Muchas personas que vivieron la infancia en la postguerra, ante el
incivismo de nuestros días, añoran el libro de urbanidad que se utilizaba en
las escuelas. Pues bien, la Biblia supera con creces al libro de urbanidad que
se utilizaba en las escuelas de mediados del siglo XX.
Un
distrito de Utath, Estados Unidos, veta
la Biblia debido a la queja de unos padres que consideran que contiene
“vulgaridad y violencia”, que no es adecuado que a los niños se enseñe su
contenido. “Como avanzó el Salt Lake Tribune,
el padre o la madre que presentó la denuncia contra la Biblia sostiene que este
libro sagrado no contiene valores para los menores porque es pornográfico según
la definición establecida en la nueva ley” (Francesc Peirón). La queja de los
padres que consideran que la Biblia contiene “vulgaridad y violencia” porque
describe “escenas de incesto, prostitución, violación e infanticidio” (Francesc
Peirón). La Biblia no se avergüenza de su contenido. Denuncia el comportamiento
humano con el propósito de que los lectores abran los ojos y se despierte en
ellos el deseo de andar en santidad y novedad de vida.
La
Biblia no ha sido escrita para resaltar la inexistente bondad humana, sino para
abrir los ojos de quienes contribuyen a que la maldad sea muy grande en la
Tierra, y que el propósito de los pensamientos de su corazón sólo es el mal
todo el día (Génesis 6. 5). La periodista >b>Lara Gómez Ruíz</b> le
dice al escritor <b>Fernando vallejo</b>: “El hombre nace malo y la
sociedad lo empeora dice el libro. ¿En qué se basa? La respuesta del escritor
es escueta y de mucho sentido: “Pues en la experiencia personal. En las muchas
décadas que he vivido”. Los periodistas se refieren a la maldad humana pero son
muy pocos los que reconocen que se esconda en ellos. Ven la mota en el ojo
ajeno pero ignoran la viga incrustada en el propio. Así no iremos bien. Algunos
políticos son muy duros con la corrupción política. Denuncian el pecado pero
ignoran el origen de la corrupción. Así la maldad no se corrige. La Biblia
describe atrocidades estremecedoras que pueden trastornar a los beatos
hipócritas, personas que se consideran
buenas cuando sus conciencias estás sobresaturadas de maldad. Es por
ello que desean regresar al tiempo en que la Inquisición era operativa con el
propósito de hacer desaparecer del mercado la Biblia y así sus conciencias no
sean sacudidas por las denuncias. A pesar de los esfuerzos de publicar biblias
a las que se les haya podado de “la vulgaridad y de la violencia”, se seguirán
publicando biblias con los textos indeseables para las ratas de sacristía.
Las
biblias sin podar han servido y seguirán siendo instrumentos de reforma moral
tan necesaria en nuestros días cuando
ancha es Castilla la corrupción. “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz y
más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el
espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su
presencia, antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de
Aquel a quien hemos de dar cuenta” (Hebreos 4: 12, 13). La Biblia hurga en la
conciencia del lector que la examina con humildad, deseando fervorosamente que
le hable. Es así como se limpia el pecado que embadurna a la sociedad.
Octavi Pereña i Cortina