dissabte, 7 de gener del 2023

 

SALMO 63: 6, 7

“Cuando me acuerdo de ti en mi lecho, cuando medito en ti en las vigilias de la noche, porque has sido mi socorro, y en la sombra de tus alas me regocijaré”

Existe un insomnio maligno causado por el pecado no arrepentido que corroe el alma. David escribe: “Mientras callé” (no confesó su pecado a Dios), “se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agrava sobre mí tu mano, se volvió mi verdor en sequedades de verano” (Salmo 32: 3, 4). El salmista recapacita al no encontrarse bien debido al pecado no confesado a Dios y limpiado por la sangre de Jesús. Escribe. “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesará mis transgresiones al Señor, y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (v.5).

Si el lector padece insomnio maligno que quiere combatir tomando ansiolíticos u otras pastillas para dormir, hoy se hace publicidad para adquirir estos medicamentos sin receta médica y sin el control de un facultativo, no se consigue el resultado que se persigue. Se agrava el trastorno porque lo que se consigue es hacerse adicto a los somníferos. David nos da el remedio al insomnio enfermizo: Confiesa tus pecados al Señor y Él perdonará la maldad de tu pecado. Jesús te dará la paz que excede a la comprensión humana. Que los huesos se envejezcan debido al pecado no deben tomarse en el sentido literal. Se refiere al malestar espiritual que corroe el alma debido al pecado no confesado. Perdonado el pecado se deja de gemir todo el día.

El texto que sirve de base a esta meditación fue escrito también por David, Dice que se acuerda de Dios estando en la cama, despierto. En vez de revolverse ansioso entre las sábanas, desazonado, la mente con pensamientos turbadores. Me lo imagino tendido plácidamente aprovechando el insomnio para recordar las bendiciones de Dios y la protección recibida de Él en los momentos de peligro.

Volvamos a leer el texto para que nos inspire a seguir la enseñanza tan saludable que contiene: “Cuando me acuerdo de ti en mi lecho, cuando medito en ti en las vigilias de la noche, porque has sido mi socorro, y en la sombra de tus alas me regocijaré”


 

SALMO 68: 6

“Dios hace habitar en familia a los solitarios”

Dado que el ser humano que la persona no solamente es cuerpo sino que también es espíritu al tratar el tema de la soledad que aflige a tantas personas busca solucionarlo exclusivamente tratando los síntomas físicos excluyendo radicalmente el alma. Se intenta solucionar el problema de la soledad tomando medidas a fin de conseguir que el ser humano no esté solo. Si se consigue que las personas se junten solamente se consigue una relación superficial. Se pueden formar grupos de lectura, de jugar a cartas o al domino…pero no se consigue borrar la soledad del alma que es en donde hacerse hincapié.

El ser humano es más que un animal. Es una criatura creada por Dios para que mantenga intimidad con Él. Esta relación íntima con el Creador se hizo añicos cuando Adán comió el fruto del árbol prohibido. Pero el Creador que desea restablecer la relación anuncia que de la simiente de la mujer, Jesús el Salvador que restablecerá la intimidad.

El texto que comentamos dice: “Dios hace habitar en familia a los solitarios”. ¿Cómo lo consigue? La noche que fue prendido dijo a sus discípulos: “Me dejaréis solo, mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo” (Juan 16: 32). Jesús nos da el secreto para que la soledad externa no sea un problema interno. Jesús con su muerte y resurrección se convierte para los que creen en Él en el camino que conduce al padre (Juan 1: 6). El pecado de Adán hizo que se perdiese la intimidad con el Creador, la obediencia de Cristo nos lleva a recuperarla. La relación de Adán con el Creador era condicional. La podía perder si desobedecía. Desobedeció y la perdió. La restauración de la comunión con el Padre que Jesús obtuvo no se puede perder: “Ninguna cosa creada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8: 39).

¿Se encuentra el lector solo y los remedios que el mundo ofrece no sirven? Si cree en Jesús como Señor y Salvador el Espíritu Santo habitará en su interior y el Espíritu de Cristo le acompañará allí a donde vaya. El mundo le podrá encerrar en una mazmorra pero no podrá impedir que Jesús que mora en su interior le conforte en el dolor.

 

 

 

 

 

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