dissabte, 23 de desembre del 2017

NAVIDAD FRAUDULENTA

<B>La Navidad tradicional es una parodia de la Natividad en Belén</b>
La Navidad que hemos creado con la Tradición es una mentira y lo más grave es que desde la cuna acostumbramos a los niños a vivir en la farsa. Hemos envuelto a los infantes con algodón en el intento de mantenerlos en una inocencia de la que carecen.  Por fecundación son concebidos pecadores por lo que necesitan conocer la verdad para conseguir deshacerse de la Navidad tradicional que no les aporta la felicidad que los padres desean para sus hijos.
La Navidad mentira ilusiona a los niños con una alegría perecedera que les proporcionan los regalos que reciben. Estos excitan sus  sentidos que es la consecuencia de que la glándula de la felicidad segregue la hormona que produce la sensación de placer.
La Navidad tradicional es una media verdad que se transforma en una gran mentira, por esto necesita la fanfarria que le acompaña. La verdadera Navidad no necesita embellecedores externos. La Verdad  posee luz propia y no necesita el  glamur externo con que se cubre la gran mentira de desviar del propósito central de anunciar la encarnación del Hijo de Dios en la persona de Jesús con el propósito de morir en la cruz para el perdón de los pecados. La Navidad tradicional es una festividad pagana recubierta de un barniz  cristiano que se convierte en una celebración religiosa vacía de contenido, siendo una exaltación  a la sensualidad, invitando a niños y adultos al consumismo compulsivo. Esta Navidad sensual y consumista es una invitación  a agravar la situación de los ancianos que se lo pasan mal debido a la soledad en que se encuentran y por las dificultades económicas por las que atraviesan que les impide participar del torbellino del despilfarro. La Navidad que celebran las masas es contraria al espíritu evangélico de dar sin esperar nada a cambio. Los regalos navideños tienen contraprestación, Yo regalo, tú me regalas. Doy porque espero algo a cambio. También alienta el espíritu narcisista  porque despierta una carrera para ver quien hace el regalo más ostentoso
La Navidad que se celebra envuelta de lucecitas chispeantes, de muchedumbres que dan la bienvenida a los reyes Magos de Oriente cargados de regalos para repartir, no es cristiana. Satanás que se disfraza de ángel de luz para engañar a los incautos se preocupa de que el Hijo de Dios que en Belén se encarna en la persona de Jesús no sea conocido integralmente. Se pronuncia el nombre Jesús, sí, pero se ignora su significado. Una verdad a medias es peor que una mentira al descubierto.
La Natividad de hace 2000 años, excepto la apariencia, no tiene nada en común con la Navidad actual. Alguien es el responsable de su deterioro. La documentación histórica se encarga de demostrar que la Navidad actual es una cristianización de las Saturnales paganas que empezó en el momento en que el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio romano. La mejor manera de atraer a las masas paganas hacia la iglesia fue aceptar sus divinidades y bautizándolas con nombres cristianos. Esta mentira cobra un fuerte peaje al convertir al Jesús histórico en un Jesús mitológico, un ser mágico en el panteón de los mitos paganos.
La iglesia cristiana en general pierde influencia en la sociedad pagana actual porque se ha despojado de la Verdad que debería transmitir. Los mitos, las fábulas, no satisfacen porque son mentira. La iglesia con su tolerancia, sin enunciar en voz alta el paganismo que se ha infiltrado en su interior, devalúa su testimonio. El mensaje que predica no es el adecuado para despertar a las personas del sueño mortal en que se encuentran.
Pienso que <b>David Arosa</b> hace diana cuando refiriéndose a la degradación a que ha llegado la Iglesia católica en concreto, pero que es aplicable a las iglesias en general, a pesar de que puede ser que no sea consciente de ello, cuando dice: “Hoy se desconfía, se siente rechazo de cualquiera que hable en nombre de una autoridad externa. Incluyendo a quien habla de Dios. Por esto a la Iglesia le cuesta hablar el  mensaje en la sociedad. El testimonio da más credibilidad que la doctrina. Es importante, por esto, el giro en las formas que ha hecho Francisco, aun cuando la doctrina básica no cambie, ni puede hacerlo”. de la Cierva opina que la gente no se fija en la belleza de la doctrina salvadora, sino que comprueba si quien la propone merece  ser escuchado”.
Indiscutiblemente el portador del Evangelio debe ser persona de buena reputación entre los incrédulos. A la vez debe ser portador de la sana doctrina sin la cual no se puede conseguir la conversión a Cristo. La confusión que la iglesia crea en la sociedad actual se debe a que la doctrina que enseña no es genuinamente cristiana. Esconde la verdad bíblica que únicamente en Jesús se encuentra la salvación y la vida eterna.
<b>David Arosa</b> ve con buenos ojos que las formas papales cambien en la persona de Francisco, “aun cuando la doctrina básica no cambie, ni pueda hacerlo”. Aquí se encuentra la causa de que la iglesia pierda credibilidad en el mundo. La doctrina que proclama es una mezcla de Evangelio y humanismo. El resultado es un mensaje que no salva. Si algún poder tiene es que convierte a las personas a una religión, pero no a Jesús que salva.
He dicho que la Navidad actual s una gran mentira. Lo digo porque la Verdad del Evangelio no se encuentra en ella. La renovación de la iglesia no Se consigue  mientras en su seno no se encuentren personas convertidas en imagen y semejanza de Jesús por su conversión a Él. Solamente con personas de esta clase se podrá restablecer la credibilidad que la iglesia ha perdido por su transitar por el camino ancho del sincretismo religioso. “Volveos a mí y yo me volveré a vosotros, dice el Señor
Octavi Pereña i Cortina




PROVERBIOS 22:6

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”
Una noticia que me produjo escalofríos y que me recordó el salmo 119:37: “Aparta mis ojos que no vean la vanidad, avívame en tu camino”, fue leer en el periódico el título: “Bendición en la catedral de Lleida de los “jesusitos” que forman parte de los belenes”. El artículo va acompañado de una fotografía en la que padres y niños portadores de imágenes que supuestamente representan al niño Jesús frente al obispo bendiciendo a las imágenes.
El primer pensamiento que pasó por mi cabeza fue: Ya que para la Iglesia católica las imágenes representan a alguien, en el momento en que el obispo bendice a los “jesusitos” lo está haciendo al Jesús que las figuras representan. ¿No es una usurpación de autoridad? La Biblia enseña que el mayor es quien bendice al menor. Dios bendice a Abraham. Melquisedec, este personaje que de súbito aparece en la vida de Abraham a quien el patriarca ofreció el diezmo del botín, “bendijo al que tenía la promesa. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor” (Hebreos 7: 6,7). ¿El obispo se atreve a bendecir a Jesús a quien según él la imagen representa? Con su proceder se hace mayor que Jesús.
El otro tema que aparece en la bendición episcopal de “jesusitos” es el de la idolatría. A pesar de que la Iglesia católica no lo vea así porque no adora a la imagen sino lo que esta representa, la Biblia no le da su bendición: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra, no te inclinarás ante ellas, ni las adorarás…”(Éxodo 20: 4,5). Prohibición clara que el obispo transgrede.
¿Qué enseña el obispo con la bendición de “jesusitos”? Educa a los niños que asisten a la ceremonia de bendición a ser idólatras. El texto que comentamos enseña la trascendencia que tiene la educación de los niños: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. El obispo no hace lo que dice el dicho popular: “La letra con sangre entra”. No utiliza ni el azote ni la mano dura. Emplea la dulzura. De forma inconsciente introduce en las almas infantiles que lo que están haciendo es algo bueno. Cuando sean adultos estos niños tal vez serán “creyentes no practicantes”, pero de manera inconsciente verán como algo normal la práctica idolátrica y tal vez consideren a los ídolos como patrimonio cultural cuando la Biblia enseña que deben ser destruidos. Los padres que acompañan a sus hijos a la bendición de “jesusitos” de sus belenes familiares les están enseñando a ser idólatras. Las palabras blandas que penetran con la suavidad del aceite no quitarán  valor a lo que representa la idolatría. La idolatría no deja de ser idolatría
La bendición de “jesusitos” esconde algo muy grave.  Se encamina a los niños que asisten a la ceremonia a la condenación eterna, a no ser que previo al fallecimiento, por la misericordia del Señor se conviertan a Él y la sangre de Jesús les limpie todos sus pecados. De no ser así, “los idólatras…tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 24:8).

2 SAMUEL 11: 9

“Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su Señor, y no descendió a su casa”
¿Por qué Urías se comportó de la manera que describe el texto que comentamos? Todo empezó en un atardecer cuando el rey David se levantó de la cama y salió al balcón a echar una ojeada a la ciudad. Mientras sus ojos giraban para contemplar a la Jerusalén que tenía bajo sus pies, sus ojos se inmovilizaron para fijarse en una mujer: Betsabé, que se estaba bañando. La deseó. La hizo traer a palacio. Cohabitó con ella. Le llega la noticia que la mujer estaba embarazada. De hacerse público la deshonra caería sobre el monarca. El pecado debe esconderse debajo de la alfombra. Urías, el marido de la mujer ultrajada se encontraba en el campo de batalla. David lo hace venir con urgencia. El soldado se presenta ante el rey que le pregunta sobre la guerra y el estado en que se encontraba la tropa. El interés por la situación bélica era pura hipocresía. Finalizada la entrevista le dice al soldado: “Desciende a tu casa y lava los pies” (v.8). El deseo del rey no se cumplió. Urías durmió con la guardia de palacio. David persistió, sin resultado, en que Urías fuese a su casa. Visto el éxito lo envía de nuevo a reunirse con el ejército con una carta en la que se ordena a Joab, el general, que ponga a Urías en un lugar de peligro para que muera en combate. Dicho y hecho. Urías murió en el asalto a la ciudad,
La hipocresía no sirve para esconder el pecado. Dios envía a David al profeta Natán para que le diga que conoce su pecado. Que no ha podido evitar que sus ojos lo hayan visto. ¿Cómo reacciona David al saberse descubierto? “Pequé contra el Señor. Y Natán le dijo a David: también el Señor ha redimido tu pecado, no morirás” (12:13). El pecado aun cuando sea perdonado tiene sus consecuencias temporales. En este sentido es útil la lectura del capítulo 12 de 2 Samuel.

Arrepentido David de su pecado el profeta le dice al rey: “No morirás”. Lo cierto es que David murió anciano, en la cama y acompañado de Betsabé. David por el hecho de ser un hijo de Dios no podía perder su condición de hijo. Su salvación eterna estaba garantizada. El “no morirás” de Natán nos abre la puerta a una cuestión de capital importancia: ¿Qué ocurre a  quienes mueren sin recibir el perdón de Dios? Ya que estamos tratando el pecado de un monarca, ¿qué les aguarda a los reyes, a los presidentes de gobierno, a las altas jefaturas del Estado que fallecen sin haber recibido el perdón de los pecados que únicamente concede Dios? Mueren,  se los entierra recibiendo honores de Estado. Asemejándose a David mueren físicamente. A diferencia de él: la muerte espiritual. Toda la eternidad alejados de la presencia de Dios abrasándose en el fuego infernal que quema pero que no consume. Hoy el sol sale para justos e injustos. La ventana de la misericordia de Dios permanece abierta. Si se desaprovecha el período de gracia, los grandes de la tierra por muchos honores que reciban en los funerales, por obispos, arzobispos cubiertos con sus ornamentos pontificales que impartan sus bendiciones,  su destino es la condenación eterna.  La sentencia del Juez supremo es inapelable.

dilluns, 18 de desembre del 2017

HACER AMIGOS

<b>Los amigos nos sacan de la soledad social que tantos estragos ocasiona</b>
¿Qué clase de persona llama?, le pregunta Víctor-M. Amela a María Rosa Buxarrais, presidenta del Teléfono de la Esperanza. La respuesta que recibe el periodista es: “De más de 45 años (un 80%) y hombres y mujeres (ellas el 70%), llaman por lo mismo: La desesperación por la soledad, el paro, una separación o desamor, conflictos con la pareja, los hijos, los padres, los jefes…” ¿Por qué llaman?, Pregunta Amela. La respuesta que da Buxarrais: “Para hablar”. ¿De qué?, prosigue el periodista. La respuesta es muy esclarecedora: “”De lo que sea. La desesperación por no tener a nadie que te escuche es muy angustiosa…Y muchas personas la sienten…”
Lo que reproduzco es el extracto de la entrevista. Es suficiente para poner de manifiesto la necesidad que tienen las personas de hablar. De vaciar el  buche. ¿Con quién? Este es el problema. ¿Quién está dispuesto a escuchar nuestros lamentos? Lo cierto es que son muy pocas las personas que tengan oídos para escuchar las frustraciones del otro. Ante esta evidencia, lo que hacen estas  personas que como María Rosa Buxarrais toman la decisión de poner sus orejas al servicio de aquellos que no tienen a nadie con quien hablar, es algo muy encomiable.
La soledad traumática está muy extendida. La pregunta que debemos hacernos al respecto es: ¿Por qué se da en una sociedad que dispone de tantos elementos electrónicos que en pocos segundos nos permiten comunicar con alguien que se encuentre en la antípoda? La causa del problema se encuentra en el hecho de que el pecado ha cortado la comunicación, en primer lugar con Dios y, en consecuencia, con el prójimo. No se puede recuperar un verdadera comunicación con las personas si en primer lugar no se restablece la comunicación con Dios. El pecado, no sólo el inconsciente que todo el mundo comete por el mero hecho de ser pecador, también el voluntario que se comete con pleno conocimiento de causa, tapa los oídos de Dios, lo que le impide oírnos. El corte de la línea se debe exclusivamente a nuestra responsabilidad.
En infinidad de ocasiones Dios le dice al antiguo pueblo de Israel: He intentado hablar con vosotros, pero no habéis querido escuchar. Debido a ello las cosas no os van bien porque no puedo daros mi bendición. No puedo solventar vuestros problemas que no sabéis solucionar porque no queréis que intervenga en vuestras vidas para vuestro bien. ¡Cuándo dejareis de ser tan tozudos y pueda ayudaros!
La comunicación es bidireccional. La comunicación unidireccional es monólogo, uno habla consigo mismo.  El otro no existe. ¿Para qué hablar con Dios si no existe? Con esta filosofía no debe extrañarnos que la soledad existencial sea tanta y que no se le encuentre remedio.
La sociedad actual está lanzada al materialismo. Todo gira alrededor de poseer, cuanto más mejor. Dicha filosofía estimula a deshacerse de objetes que sirven para substituirlos por otros del último modelo que tiene más prestaciones de las que podemos utilizar. El materialismo es una insatisfacción que jamás queda satisfecha. Incluso festividades que poseen un sabor netamente cristianas la tradición les ha quitado su sentido original lo cual les ha quitado su poder curativo para el alma. Por el hecho de haber sido despojadas de su sabor, los solitarios crónico prefieren ir a esquiar, viajar, asistir a espectáculos, distraerse, pero no hacen ningún movimiento para descubrir si dichas festividades religiosas que han perdido interés porque la tradición las ha devaluado, tienen sentido. En tanto buscamos relacionarnos  con personas para no sentirnos solos, la realidad es que nos encontramos más solos que la una. Se fracasa cuando se intenta vencer la soledad con lo material.
Para superar la soledad que nos destruye debemos imponnos la soledad voluntaria. No una soledad enfermiza porque queremos alejarnos de las relaciones sociales que dañan y nos recluimos en nuestra habitación para establecer relaciones virtuales  que perjudican. Esta no es una soledad sana. El eremitismo cristiano fracasó porque cuando los hombres se retiraron a lugares desérticos  para huir del mundanal ruido para permanecer  a solas con Dios, perdieron su amistad. El anacoreta que se recluía para llevar una vida contemplativa se equivocaba porque le faltaba la otra cara de la moneda. Perdía el principio cristiano de amar a Dios  sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Era una actitud budista, no cristiana.
La soledad voluntaria que aporta salud emocional la enseña Jesús cuando dice: “Mas tu cuando ores entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que está en lo secreto   te recompensará en público” (Mateo 6:6). Jesús da ejemplo de lo que enseña cuando retirándose en lugares apartaos para orar al Pare, finalizado el tiempo de soledad voluntaria salía a la calle a anunciar las buenas noticias de la salvación de Dios y ayudar a la personas en sus achaques. Tal vez las palabras del salmista: “Dios hace habitar en familia a los solitarios” (Salmo 68:6), tienen que ver con la plegaria que el creyente dirige al Padre de nuestro señor Jesucristo que sale del aposento lleno del amor de Dios dispuesto a compartirlo con las personas de su entorno.
Octavi Pereña i Cortina
                                                                                          




DEUTERONOMIO 5: 12, 15

“Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu Dios te ha mandado…Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó  de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual el señor tu Dios te ha mandado que guardes el día e reposo”
El día de reposo semanal no lo instituyó Dios a la salida de Israel de Egipto al darles los Diez Mandamientos. El descanso semanal era precepto de Dios para el hombre cuando este no había pecado todavía: “Y bendijo Dios el séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”                          (Génesis 2: 3).
El texto que sirve de base a nuestra meditación nos dice que Dios ordena a Israel a guardar el día de reposo porque “el Señor tu Dios te sacó de allá (Egipto) con mano fuerte y brazo extendido”. Para los israelitas de aquel tiempo el día de reposo era un recuerdo de la liberación de la esclavitud egipcia por su Dios. La liberación de Egipto significaba mucho más que una liberación  de la opresión física, significaba también liberación del dominio de los dioses egipcios, servidumbre de la cual muchos no fueron liberados. Al hacer Aarón un becerro de fundición, al verlo dijeron: “Israel estos son tus dioses que te sacaron  de la tierra de Egipto” (Éxodo 32.4). Durante la larga travesía por el desierto muchas veces pusieron la mirada en las “comodidades” en Egipto, lo cual indicaba que espiritualmente no habían sido redimidos.
La liberación de Egipto miraba hacia la futura liberación que haría el Hijo de Dios a su pueblo muriendo en el Calvario, siendo su sangre el detergente que limpia todos los pecados del verdadero pueblo de Dios. La muerte del Hijo de Dios libera al pecador de su pecado: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado esclavo es del pecado…Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8: 34,36).
El cristianismo apostólico empezó a congregarse el primer día de la semana. En nuestros calendarios debería modificarse el orden de los días de la semana que debería empezar por domingo, Nuestro día de descanso no es el séptimo sino el primero. Hoy, el día del Señor ha dejado de ser un día de regocijo para la cristiandad. Holdhoake, ateo inglés escribió respecto al domingo: “Sea que los ingleses lo sepan o no, es el domingo que ha engrandecido Inglaterra. Si quieres acabar con el cristianismo primero tienes que acabar con el domingo”. Esta profecía anunciada por un ateo se cumple en nuestros días. Para la mayoría de la población el domingo ha dejado de ser el día del Señor para convertirse en una jornada de ocio semanal. La sociedad actual está pagando las consecuencias de haber consentido convertir el día del Señor en jornada de jolgorio. Abandonar al Señor tiene sus consecuencias nefastas. Nadie puede abandonar a Dios y vivir en paz.



PROVERBIOS 28: 15

“León rugiente y oso hambriento, es el príncipe impío sobre el pueblo pobre”
Salomón utiliza la figura de dos animales salvajes para describir la crueldad de un gobernante que oprime a un pueblo pobre. Todos los dictadores que oprimen  a sus pueblos se rodean de enjambres de aduladores que entonan alabanzas a las “bondades” del opresor. A los aduladores que no  critican sus maldades les recompensa con suculentas prebendas.
Los gobernantes perversos y las cortes de aduladores nunca tienen bastante. Oprimen a sus pueblos chupando todo el jugo que pueden de ellos. Cuando los han exprimido del todo, si el pueblo empobrecido y hambriento se atreve a protestar no tienen ningún reparo en hacer caer sobre ellos todo el peso de “su ley”, que no es ley, sino injusticia elevada al máximo rigor.
A los opresores les gusta que se les llame “benefactores”. Un ejemplo bíblico de la hipocresía de los aduladores  lo encontramos en el caso del orador Tértulo que cuando compareció ante el gobernador Félix para acusar al apóstol Pablo no tuvo reparo alguno para dirigirse al oficial romano es estos términos: “Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son  bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud” (Hechos 24: 2,3).
Son muchos los textos que tratan de la opresión que los poderosos ejercen sobre los pobres. También son muchos los textos que condenan el soborno que aceptan los jueces que deben administrar justicia.  El desánimo se presenta en los oprimidos, muchos de los cuales alzan sus voces acusando a Dios de injusto por permitir que tales desafueros se cometan. Lo cierto es que hay un Juez justo que dicta sentencia justa contra los opresores. En algunos abreviando el disfrute de los honores y prebendas. En otros anticipando el fallecimiento. En otros, aun cuando nos pueda parecer injusto, permitiéndoles  vivir en la opulencia  durante largos años y en su fallecimiento ser enterrados recibiendo magníficos honores por sus servicios “desinteresados” a la patria. Que la carcoma del odio no nos destruya. Dejemos que sea el Juez justo que proceda según su sabio proceder. No debemos olvidar nunca que cuando los opresores fallecen y sus cuerpos inertes depositados en majestuosos panteones, al acto sus almas salen disparadas hacia la condenación eterna. Sus cuerpos yaciendo en la oscuridad esperan el día del juicio final cuando sus cuerpos y almas reunidos serán lanzados al lago de fuego que quema pro que no consume. El sufrimientos que los opresores causan a los pobres es temporal, pero el dolor que tendrán que sufrir los opresores será eterno.



dilluns, 11 de desembre del 2017

MIQUEAS 5:2

“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti saldrá el que será Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”
“La imagen que era muy grane, y cuya gloria era muy sublime” (Daniel 2:31) que soñó Nabucodonosor y que representaba cuatro imperios fue destruida por “una piedra cortada no con mano” (v.34). “Mas la piedra que hirió la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (v.35). Esta profecía nos está señalando que todos los reinos de este mundo que se irán  levantando uno detrás de otro, así como aparezcan irán desapareciendo sucesivamente  hasta que quedará únicamente un solo reino que es el eterno Reino de Dios.
La piedra cortada no con mano que llena toda la tierra empieza a tomar cuerpo en la profecía de Miqueas. El rey del Reino de Dios nos dice que es un Ser eterno y que llegado el cumplimiento del tiempo se encarnará en la simiente de la mujer  que heriría a la serpiente en la cabeza que gobierna por medio de sus hijos todos los reinos de este mundo. El lugar en que se producirá tan maravilloso acontecimiento será el pequeño pueblo de Belén, dando a entender el profeta que el Rey, en cumplimiento de la promesa a David, será descendiente del rey de Israel (Mateo 1: 6).
Las naciones que han existido, existen y existirán en el futuro, todas ella nacen en la confusión de lenguas que provoco Dios y que causó la dispersión de la humanidad para llenar toda la tierra. Las naciones son el resultado de la desobediencia del hombre a Dios. La humanidad en vez de extenderse por toda la tierra como era el mandato de Dios pretende concentrarse en una gran ciudad. Proyecto que Dios impide al obligarlos a dispersarse con el agravante que por la diversidad de lenguas que hablaban no se entenderían.
En tanto el Reino de Dios no se manifieste de forma visible al final del tiempo, quienes somos hijos de Abraham por poseer su misma fe tenemos que vivir en uno de los reinos que son resultado de la confusión de lenguas, dando testimonio del Rey Jesús, y mientras no llegue el día señalado debemos buscar el bien del reino en donde el Rey nos haya colocado temporalmente.
Nos encontramos en período navideño. La Navidad pagana que se celebra no es la nuestra. Pero la auténtica Navidad que es la encarnación  del Rey   efectuada en Belén Efrata significa que Dios cumple su promesa. El Hijo humillándose haciéndose hombre para salvar al pueblo de Dios de sus pecados es la garantía que en su día reinará glorioso en el Reino de Dios en donde prevalecerá la justicia inmaculada. El pueblo de Dios no anda por vista sino por fe, con la esperanza que no se marchita: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11: 15).



GÉNESIS 3: 7

“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hijas de higuera y se hicieron delantales”
David McCosland en su escrito “Carácter o reputación” cita al entrenador de baloncesto  John Wooden que creía que el carácter era más importante que la reputación al decir: “La reputación es lo que las otras personas piensan de ti”. El entrenador a menudo decía a sus jugadores: “El carácter es lo que realmente sois. Solamente vosotros conocéis vuestro carácter. Podéis engañar a las otras personas, pero no podéis engañaros a vosotros mismos”.
Encabezo este comentario con el texto Génesis 3: 7 porque describe a la perfección lo que David McCosland decía a sus jugadores. El texto sitúa a Adán y Eva en su condición de pecadores. Fuera de ellos solamente existía Dios. Antes del pecado todo funcionaba a la perfección porque estaban en paz con Dios. Su carácter estaba en armonía con la santidad de Dios. Tan pronto pecaron su carácter se hizo impuro. Fueron conscientes de la fealdad que su alma había adquirido. Dios era el único testigo de la transformación y pensaron engañarle vistiéndose con los delantales que habían cosido con hojas de higuera. Pero no lo consiguieron porque Dios contemplaba las profundidades de sus almas. Si a su alrededor hubiesen habido otras personas a estas las hubieran engañado porque su representación les hubiera hecho pensar que eran personas de buena reputación: una matrimonio feliz, trabajadores, excelentes personas, fiables y un largo etcétera de buenas cualidades A Dios no le dan gato por liebre y no le engaña su aparente buena reputación.

El ser humano en su ceguera prescinde de Dios. Únicamente tiene en cuenta al prójimo y la opinión que este pueda tener de él. Es por ello que adaptando los delantales confeccionados con hojas de higuera los transforma en trajes de Maximo Duchi, corbata de seda, zapatos de marca. Con ello piensa adquirir una buena reputación. A veces lo consigue por un tiempo. Pero Dios prescinde de su aparente buena reputación y con su mirada penetrante atraviesa nuestro vestuario de marca y contempla la fealdad de nuestro carácter. Adán y Eva no se opusieron a que Dios cubriera su desnudez con las pieles de unos animales sacrificados por el mismo Dios cuya sangre simbolizaba la de Jesús que siglos más tarde sería derramada en la cruz del Gólgota. El carácter malo de nuestros primeros padres se hizo bueno en proceso de perfeccionamiento. Por ello, el verdadero creyente en Jesús no esconde ante Dios la maldad de su carácter. Lo reconoce. Confiesa al Señor su pecado, se arrepiente y pide perdón por ello. Su carácter se va perfeccionando hasta que en el día de la resurrección será perfecto como lo es el Padre celestial  

EL MOTÍN DEL BOUNTY

<b>El machismo es un problema que no se arregla con parches, debe extirparse en su origen</b>
<b>Josep Espinàs</b> en su escrito <i>La violencia que se instala en casa</i>, que trata de la violencia machista contra la mujer, escribe: “Terrible. ¿Qué está pasando? Después del ataque, uno de los hombres se tiró por el balcón de casa. Es difícil de entender estos hechos, así como la reacción de los agresores. Los psicólogos o los psiquiatras nos lo deberían explicar. Porque no se trata de algún hecho ocasional. Es una barbaridad que va creciendo”.
El periodista nos transporta a los psicólogos y psiquiatras para que nos expliquen los hechos que son difíciles de entender. Los especialistas en salud mental pueden analizar la violencia humana en general y la que se perpetra contra la mujer en concreto.  Llegado el momento de diagnosticar su origen, enmudecen. No saben que decir.  Estudian la problemática desde la visión que dan eminentes doctores que llegado el momento de aportar solución al misterio de la violencia humana, no saben que decir.
Pienso que muchos estarán de acuerdo con Espinàs cuando escribe: “<i>Violencia doméstica</i>, lo llaman. Los perros y los gatos son calificados de animales domésticos, pero es cierto que hay animales humanos que no están adecuadamente domesticados. Hay salvajismo masculino y familiar que a veces estalla. Como la violencia de una tempestad de viento”. El escritor con pocas palabras describe muy bien lo que está pasando. Se queda en una brillante descripción que no aporta solución.
Un relato histórico que desvela el misterio de la violencia. En el año 1787 el capitán <b>Bligh</b> al mando del barco <i>Bounty</i> zarpa de Haití para regresar a Inglaterra. Durante la travesía la tripulación se amotina capitaneada por <b>Fletcher Chrstian</b>. Después de abandonar al capitán <b>Bligh</b>, a los oficiales y a algunos miembros de la tripulación que no se unieron a los amotinados en un bote, el <i>Bounty</i> regresa a Haití en donde la tripulación convence a alguna mujeres que se unan a ellos. Zarpan sin rumbo fijo. Después de muchos días de navegación llegaron a la desconocida isla de Pitcairn que no constaba en la cartografía marina de la época. La isla les pareció un paraíso terrenal en donde dieron rienda suelta a sus pasiones. Debido a que el corazón humano es pecaminoso el paraíso hallado pronto se convirtió en un infierno. Comenzaron  destilar alcohol. Las borracheras hicieron acto d presencia. Con ellas se presentaron las bregas, saliendo a relucir los cuchillos y a continuación los asesinatos. Al final la tripulación desembarcada del <i>Bounty</i> se redujo a dos: <b>Edward Young i Alexander Smith</b>. Las mujeres hartas de ser maltratadas se apoderaron de las armas y junto con los niños se atrincheraron en un lugar de la isla. No querían saber nada de aquellos bribones.
Entre las pertenencias desembarcadas del <i>Bounty</i> se encontraba una Biblia. Young que sabía leer la lee y enseña a hacerlo a Smith, Young fallece i Smith al quedarse solo sigue leyéndola. Explica: “Me había estado esforzando como un topo durante años, de repente como si se abrieran de par en par las puertas, encontré a Dios y la carga de mi pecado me abandonó y encontré una nueva vida. De la lectura privada de la Biblia pasó a hacerlo en voz alta con los niños y las mujeres. En el año 1823 un navío llegó a Pitcairn en donde los recién llegados encontraron una comunidad de  personas piadosas en donde existía una paz y un amor que no habían visto nunca. Cuando el barco zarpó para regresar a Boston el capitán informó que en todos sus viajes jamás se había encontrado como ahora con personas tan buenas y generosas.
Smith un camorrista y dado al vino hizo que las mujeres le rehuyeran. La transformación que le produjo la lectura de la Biblia se hizo visible. Ponía de manifiesto que las tinieblas del pecado desaparecían viviendo en la luz del Señor. Empezando por los niños las mujeres también se le acercaron. El testimonio de una vida cambiada y la lectura de la Biblia hicieron posible que la pequeña población en Pitcairn estuviese formada por una comunidad de personas redimidas por la sangre de Jesús.
Las proclamas, las manifestaciones, los escritos denuncia, no hacen nada más que denunciar un hecho: la mujer maltratada y convertida en objeto sexual desde muy joven, también asediada por adolescentes cada vez más jóvenes. El problema que se denuncia seguirá existiendo porque la naturaleza humana no cambia, La relación hombre mujer no puede seguir siendo de amo a esclava, de fuerte a débil. El hombre tiene que ver a la mujer “como ayuda idónea” (Génesis 2.20). Esta visión no se materializará en tanto toda la Biblia no se convierta en el libro de lectura diaria  y su contenido gravado en el corazón.
Octavi Pereña i Cortina