EUROPA: ¿DÓNDE VAS?
<b>El
futuro de Europa es muy negro, Europa es como un barco que va a la deriva y que
está a punto de chocar contra unos arrecifes</b>
Tres
adolescentes inglesas, menores de edad, de 15 y 16 años, estudiantes modélicas
en colegios calificados de excelentes intentaron pasar a Siria para unirse al
contingente femenino conocido como <i>novias de yidahistas</i>.
¿Qué puede motivar que jóvenes accidentalizadas decidan unirse a la bárbara
organización que ha declarado la guerra y destruir la sociedad en que nacieron
y se criaron? ¿Cómo es posible que una madre pueda sembrar en el alma de su
hijo de tres años sentimientos asesinos muy intensos haciéndole repetir frases
como <i>deseo degollar</i> o <i>degüella al policía y ven</i>?
¿Cuál es la causa que niños / niñas de 6 ó 7 años hagan estallar los explosivos
que llevan encima para intentar hacer cuanto más daño mejor?
La
Biblia nos ofrece dos posibles razones.
“Cuando
el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares desiertos, buscando reposo
y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí, y cuando llega
la encuentra desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros
siete espíritus peores que él, y
entrados, moran allí, y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que
el primero. Así también acontecerá a esta mala generación” (Mateo 12: 43-45).
El
ser humano ha sido concebido en pecado. A esta situación se la podría denominar
<i>posesión satánica blanda</i>. Este dominio se manifiesta ante
nuestros ojos a partir del nacimiento. Las travesuras de los niños dan fe de
ello. Desde nuestra perspectiva la casa está “desocupada, barrida y adornada”.
Este estado no dura mucho tiempo. Una casa “desocupada, barrida y adornada” si
no se barre, se le saca el polvo, se limpian los cristales de las ventanas, al
poco tiempo da asco. La <i>inocencia</i> infantil se pierde por las
influencias externas que asedian al
niño. Por lo que dice la Biblia tal influencia es satánica. En la concepción,
si la posesión es blanda, poco a poco va endureciéndose. Si un niño cae e las
manos de una madre como <b>Samira Yerou</b> que enseña a su hijo a
degollar es como si siete espíritus peores que el primero toman posesión del
alma infantil convirtiendo al niño en un asesino en potencia como los yihadistas que nos muestran los
videos propanadísticos para aterrorizar a Europa a la que amenazan con
destruirla.
Los
europeos tenemos el antídoto para evitar que nuestros hijos sean reclutados por
el Estado Islámico y no se conviertan en asesinos sin entrañas a los que no les
importa destruir la cultura en la que se han criado. No toda la culpa recae
sobre estos niños y adolescentes que se dejan atrapar en las redes que les
tienden los islamistas fanáticos y que si no ven la trampa activada se debe a
que algo falla en la educación de los hijos.
No
debemos perder de vista que es imposible entender Europa sin la influencia que
ha ejercido el cristianismo. “Si ha llegado hasta donde ha llegado es gracias a
los principios bíblicos que, de una manera u otra, han sido implantados en sus
venas, aunque a veces fuera torpemente. Europa no se puede aislar de una
conciencia, historia y ciencia cristianas” (Luís Cano). Es evidente que Europa
reniega de sus cimientos cristianos y no tiene inconveniente en dar soporte, en
nombre de los derechos humanos al Islam que amenaza con destruirla. Bien se
puede aplicar la parábola del hijo pródigo a lo que le ocurre a Europa. Nos
hemos hastiado de vivir en la casa del Padre y malgastado la herencia que nos
ha dado con los dones que la han hecho prosperar sirviendo a otros dioses que
no son Él: filosofías paganas, ateismo, materialismo…que desemboca en el
desconcierto que la perturba. El desastre que afectó al hijo pródigo hizo que
éste, cuando ya no podía caer más bajo, volvió en sí y se dijo a sí mismo: “Me
levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre he pecado contra el cielo y contra
ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como a uno de tus
jornaleros. Y levantándose, vino a su padre” (Lucas 15:18-20). El padre lo
recibió como a hijo, lo perdonó y se celebró una fiesta para alegrarse del hijo
perdido y reencontrado. ¡Oh Europa, regresa al Padre para que recuperes la
gloria que tenías y que se marchita!
Europa
en su huída de la casa del Padre ha descuidado educar a sus hijos: “Instruye al
niño en su camino, y aún cuando envejezca no se apartará de él” (Proverbios
22:6). Son muchas las referencias que se encuentran en la Biblia que responsabilizan a los padres sobre la enseñanza
de la doctrina correcta. La doctrina cristiana bíblica no enseña a matar, todo
lo contrario, a amar a los enemigos. Amar a Dios sobre todas las cosas y serle
fiel pone los cimientos sobre los que se edifica una sociedad justa y próspera
porque se activan los principios de la justicia social. Enseñar a los niños a
ser temerosos de Dios, además de promover el bienestar social, Dios se
convierte en un muro protector que mantiene alejados a los enemigos que
pretenden destruir Europa.
La
iglesia es el vigía que avisa de la inminencia del peligro y es la responsable del destino de las personas
que están bajo su protección. Si la iglesia se duerme y no vigila es la
responsable de la muerte de las personas que no fueron alertadas del peligro que las acecha. Si se sitúa en lo
alto de la torre, como le corresponde hacer y atisba el peligro que se acerca y
avisa a la población y ésta persiste en
darle la espalda al Padre, la iglesia no es responsable de la muerte de quienes
prefieren girar la cara para no ver el peligro mortal que se les echa encima.
La pregunta que nos hacemos es: ¿Actúa de vigía la iglesia?
Octavi Pereña i Cortina
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