dilluns, 27 d’abril del 2015

ESTRÉS LABORAL

<b>Un capitalismo sin entrañas fomenta el estrés laboral que puede llevar incluso hasta el suicidio</b>
Josep Boix, empleado de banca, reconoce: “Me paso el día trabajando duro y no desconecto”. Se refiere que además de las horas presénciales en la oficina desde su casa sigue trabajando en detrimento de su familia y entorno social. Boix afirma: “Sé que no hace falta tanto, pero todos estamos igual, primero lo haces para no perder el trabajo con esta crisis, pero al final te enganchas”. El miedo a perder el trabajo puede convertirte en un adicto al trabajo, a dedicarle una cantidad de tiempo y esfuerzo excesivo, a hacerlo de manera compulsiva.
La adicción puede ir asociada a diversos factores: tener miedo a perder el trabajo como Josep Boix, escabullirse de los problemas domésticos, pasándoselo bien trabajando porque les es una distracción. El exceso de trabajo, pero, no está exento de patologías que pueden provocar desajustes y desequilibrios personales y familiares.
El sistema capitalista de las grandes empresas se convierte en una variante de secta peligrosa que explota a sus trabajadores hasta la muerte. El joven alemán de 21 años Moritz Erhardt murió de un ataque epiléptico después de trabajar sin descanso durante 72 horas. Ni Marta, ni Carlos, ni Cristóbal nunca trabajaron 72 horas seguidas sin parar, “pero sí que pasamos 32 horas sin levantarnos de nuestras sillas muchas veces”. Carlos asegura: “Vi como un economista se suicidaba lanzándose desde un cuarto piso por el patio interior de mi banco”.
Los centros financieros de la City de Londres tienen sus <i> tiburones</i>que se mueven por todas partes reclutando talentos recién licenciados. La selección, según Marta, “se concentra, además de la recogida de curriculums exquisitos procedentes de la Politécnica i/o facultades de Ingenieros Industriales o Caminos, en la visita en tres centros de enseñanza: ICADE de Madrid, ESADE de Barcelona y Deusto de Bilbao” El proceso de selección se inicia en septiembre del último curso de carrera.
Cristóbal asegura que una vez aceptada la oferta entras en un mundo que “por más que te lo hayan explicado está a años luz de lo que te imaginabas”. Los tres confirman: “Se gana mucho dinero, pero vives sin reloj, porque trabajas muchísimo, pero sin sentimientos, no puedes tener un no para tu jefe y olvídate de las fiestas. O te peleas para que te promocionen o te vas directamente a la calle” . Carlos explica que después  de un éxito se merecen unas vacaciones a las Seychelles: “Juro que me las preparé. Y juro que, dos días antes de coger el avión, se presentó mi jefe, dejó un sobre en mi mesa, y mientras se alejaba, le oí decir: “Harás las vacaciones otro día, tienes trabajo para el lunes, aquí te dejo el dinero que te has gastado en el billete del avión y en tu hotel paradisíaco. Nos veremos mañana a las nueve”.
El testimonio de estos tres jóvenes economistas no es nada halagador. En ciertos lugares se puede ganar mucho dinero a costa de perder la vida como le sucedió al alemán Moritz  Erhardt o suicidándose como lo hizo el joven economista que se lanzó por la ventana. ¿Es vida esta manera de vivir siempre con un palmo de lengua fuera?
Antonio Vindel, presidente de la Sociedad Española para los estudios de la Ansiedad y Estrés, hace esta reflexión: “Y cuando estas demandas (laborales y sociales) resulten excesivas ante los recursos de una persona, el cuerpo desarrolla una serie de reacciones emocionales negativas (ansiedad, ira, depresión) que constituyen el estrés. Se origina porque tenemos miedo de no estar a la altura, a no saber solucionar los problemas, a no llegar”. Aún cuando es difícil ponerle nombre a lo que le pasa a alguien cuando empieza una depresión, “la mayoría de los pacientes”, afirma el Dr. Carles Lupresti, jefe de psiquiatría del hospital Quirón de Barcelona, “se medican de alguna manera, en un número importante de los casos con alcohol, el antidepresivo más antiguo, pero que agrava su estado aumentando los pensamientos suicidas”.
Alguien ha dicho: “La plegaria es el lugar en que las cargas cambian de espalda”. Para orar previamente debe tenerse fe. Sin fe en el Padre de nuestro Señor Jesucristo las oraciones se envían al vacío en donde no hay nadie que las escuche. Cuando se ora a Jesús que es el camino que conduce al Padre, la pesada carga que es la ansiedad, la frustración, el desengaño, el estrés, se traspasan a unas espaldas más fuertes que las propias en que el alma atribulada por la sobrecarga encuentra el auténtico descanso que no encuentra en el alcohol ni en las drogas ni en los viajes a paraísos exóticos para relajarse.

Octavi Pereña i Cortina

MATEO 7: 13,14

“Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran”
Cuando Jesús habla de la puerta, ¿a qué se refiere? ¿Les está diciendo a sus oyentes que la puerta es la religión? La respuesta es inmediata: NO. Son muchos quienes entran por la puerta de la religión. A pesar de la existencia de la crisis religiosa, crisis que se manifiesta los domingos con los bancos de la iglesias vacíos: Llega la llamada Semana Santa y multitudes asisten a los actos litúrgicos de bendecir las palmas y muchedumbres se aglomeran para ver el espectáculo de las procesiones con todo el folclores que las acompañan. NO. La religión no es la puerta a la que se refiere Jesús. Cuando Jesús señala la puerta que conduce a la vida se está refiriendo a sí mismo: “Yo soy la puerta, el que por mi entre, será salvo, y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9). Jesús no se está refiriendo al Jesús que las multitudes vitoreaban cuando entró triunfalmente en Jerusalén haciendo ondear ramos de palmera a la vez que clamaban: “¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor el Rey de Israel!” (Juan 12:13). Pocos días después esta misma multitud  instigada por los sacerdotes gritaba enfervorizada “¡Crucifícale!”“¡Crucifícale!”  El Jesús mediático no es la puerta que da acceso a la vida.
Jesús es la puerta estrecha por la que pocas personas pasan y es estrecha porque por ella solamente circulan quienes se reconocen que son pecadores, que han ofendido a Dios y que han quebrantado su Ley. Basta una breve mirada al entorno para percibir que son muy pocas las personas que poseen esta característica. Personas buenas, según la opinión de los hombres, hay muchas. Pero los buenos cristianos no entran por la puerta estrecha. Jesús no vino a buscar a buenos cristianos sino a pecadores que se arrepienten de sus pecados. Que lamentan su pecado. Que se lo confiesan a Jesús para que Éste lo limpie con su sangre. Estos pecadores arrepentidos a quienes la sangre de Jesús ha limpiado todos sus pecados y ha recibido la vida eterna, siguen siendo pecadores que se lamentan ante Jesús  su Salvador por su pecado y luchan en contra de él. Diariamente claman por la misericordia de Dios. ¿Cuántas personas conocemos que reúnan estas características? Sigue, pues, vigente la súplica que Jesús hace de que entremos por la puerta estrecha. Para que pasemos a formar parte del grupo de los escogidos, de la manada pequeña a la que el Padre le ha placido darle el Reino.
http://octaviperenyacortina22.blocspot.com


GÉNESIS 13:11

“Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán, y Lot se fue hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro”
Entre los pastores de Lot y de Abraham se producían altercados debido a la cantidad de ganado que ambos poseían y el territorio no era lo suficientemente extenso para alimentar al ganado de ambos. Abraham viendo que el problema se les podía escapar de las manos se dirige a Lot y le dice: “No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos” (v.3). Con la madurez propia del andar con Dios Abraham propone a su sobrino que elija el lugar a donde quiera ir para así dirigirse en dirección contraria. “Lot alzó los ojos y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego”  (v.9). La fertilidad de la llanura del Jordán despertó al codicia a Lot y sin consultar al señor elige el territorio que le permitiría hacerse más rico. “Hay camino que al hombre le parece recto, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). No es oro todo lo que reluce. El latón pulido a primera vista da la sensación de que es el precioso metal, analizado, se descubre que es un engaño. A la hora de tener que tomar decisiones no nos dejemos llevar por las apariencias que a menudo engañan.
El salmista nos da un consejo para aplicar en el momento de tener que tomar decisiones: “Encomienda al Señor tu camino, y confía en Él, y él hará” (Salmo 37:5). El Señor conoce al detalle todo lo que nos sucede y de antemano lo que nos sucederá. Siendo la cosa así es de inteligentes buscar la dirección  del Señor para que nos guíe en la toma de decisiones, en todas las cuestiones, y, en concreto a las que afectan al futuro. Un / una joven tiene el propósito de casarse y se pregunta a quién debe escoger. Muchas veces la decisión se toma por lo que se llama amor a primera vista. Los sentimientos no descubren las peculiaridades de la otra persona. No debe extrañarnos, pues, que tantos matrimonios fracasen  y lo que empezó por un sentimiento romántico acabe siendo un infierno. Estos jóvenes no encomiendan su camino al Señor y el resultado fue un fracaso. Podemos también referirnos a las diversas situaciones de la vida en que tenemos que tomar decisiones.. No nos precipitemos a la hora de tomarlas pues si encomendamos nuestro camino al Señor no ahorraremos muchos problemas de los que tendremos que lamentarnos.

”Te he manifestado mis caminos”, escribe el salmista, “y me has  respondido”  (Salmo 119:26). El salmista expone a Dios sus propósitos y recibe respuesta. Esta es la manera correcta de proceder llegado el momento de la toma de decisiones. Estas no deben ser impulsivas. Se deben tomar previa consulta con el Señor. Meditar las posibles soluciones. Volver a consultarle. Pueden llegar soluciones por diversos caminos. Sospesarlas. Desechar las que no convence. Para al final quedarnos con la superviviente. A pesar se que buscamos el asesoramiento de Dios no somos infalibles. No poseemos al Espíritu Santo sin medida. Es posible que la decisión tomada haya sido errónea, pero la dependencia en el Señor no permitirá que el error nos hunda. Recibiremos nuevas fuerzas. Nos remontaremos como las águilas y el error cometido no nos destruirá.

dilluns, 20 d’abril del 2015

JOSUÉ 2:11

“Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón, ni ha quedado más aliento en hombre  alguno por causa de vosotros, porque el Señor vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”
Este texto nos aporta luz que puede poner ante nuestros ojos la causa por la que las iglesias de nuestros días causan tan poco impacto en la sociedad. Las religiones son motivo de estudios sociales que dicen que los evangélicos constituimos un pequeño porcentaje en la sociedad. Si los cristianos evangélicos sólo contamos en las estadísticas, somos de poca utilidad social. Somos un número mezclado con los otros números que constituyen el  entramado religioso de nuestro país.
Josué, además de ser un hombre de Dios fue un hombre que utilizó los talentos que había recibido del Señor . Como caudillo de Israel tenía que dirigir la conquista de Canaán. Tenía que ser previsor y conocer al enemigo. Tiene que entrar en tierra desconocida y fue muy prudente a la hora de enviar a dos espías para conocer Jericó. Llegan a la ciudad y entran en casa de una ramera llamada Rahab. Hasta el presente ningún israelita había visitado la ciudad porque todavía estaban acampados en la otra  orilla del Jordán. Los espías se encuentran con una agradable sorpresa. Rahab les dijo: “Sé que el Señor os ha dado esta tierra, porque el temor de vosotros ha caído entre nosotros, y todos los moradores del país se han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que el Señor hizo…” (Josué 2: 9,10). La pregunta que me hago es: A los evangélicos se nos conoce porque somos un porcentaje en las estadísticas o por lo que el Señor hace en nosotros y causa temor entre los ciudadanos. Cuando el Señor hace proezas entre su pueblo los hechos no pasan desapercibidos lo cual hace que se despierte la fe en personas que caminaban en la oscuridad. La prostituta Rahab es un ejemplo de ello. Ante los portentos realizados por el Señor los ciudadanos de Jericó desmayaron, pero la mujer de mala vida creyó en el Dios que hace maravillas: “Os ruego, pues, ahora, que me juréis por el Señor, que como ha hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre”  (v.12). Rahab hace la declaración de ponerse bajo la protección de las alas del Señor. Su fe fue recompensada: “Mas Josué salvó la vidas de Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía, y habitó ella entre los israelitas hasta hoy” (6:25)
Los designios del Señor son misteriosos, pero no ocurre nada que no tenga un propósito que se encuentra escondido en la mente de Dios. ¿Quién podía vaticinar que una prostituta cananea que vivía en una ciudad que tenía que ser destruida y sus habitantes muertos,  es más, que se le  permitiese   vivir entre el pueblo del Señor? Algo más extraño, que el israelita  Salmón se casase con la cananea Rahab. De este matrimonio nació Booz que se casó con la moabita Rut, bisabuela del rey David y antepasada de Jesús. ¿Quién se podía imaginar lo que sucedería si el Señor en vez de permitir que seamos un frío porcentaje en las estadísticas obra maravillas entre nosotros que permiten que un a persona que vive en tinieblas  encuentre a Jesús que es la luz del mundo?


JUECES 16: 20

“Pero él (Sansón) no sabía que el Señor ya se había apartado de él”

¿Perdió Sansón la salvación cuando el texto nos dice que el Señor se había apartado de él? En la galería en donde se exponen los retratos de los héroes de la fe también se encuentra colgado el de Sansón (Hebreos 11:32). No, Sansón no perdió la fe: “Juzgó Israel 20 años” (Jueces 16:31). Durante todos estos años de liderazgo luchó contra los filisteos, los enemigos de Israel. Lo que ocurre es cometió errores que tuvieron sus consecuencias. Puso los ojos en una mujer filistea para casarse con ella, no se celebró el matrimonio, con lo cual pecó en su corazón pues tal matrimonio estaba prohibido a los israelitas, ¿cuanto más para un nazareo, una persona consagrada al servicio al Señor? Sansón fue un hombre de sexo compulsivo que no podía controlar sus impulsos sexuales, apagándolos con rameras.
El nacimiento  de Sansón fue milagroso. Su madre recibió la visita del Ángel del Señor que le dijo: “He aquí tú eres estéril…pero concebirás y darás a luz un hijo…y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos”  (Jueces 13:3-5).
Dormido Sansón sobre las rodillas de Dalila, un hombre “le rapó las siete guedejas de su cabeza” (16:19). El resultado fue que “su fuerza se había apartado de él”. El pecado lo había convertido en un miserable: encadenado y moliendo en la cárcel. ¡Ah!, quienes han conocido realmente al Señor, Dios no los abandona a su suerte. “Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado”  (v.22). El crecimiento del cabello indica la recuperación espiritual de Sansón. Ponía de manifiesto la lucha interior que se fraguaba en lo profundo de su alma. Nos podemos imaginar los lamentos que se producían debido a su infidelidad y la solicitud de perdón amparándose en la misericordia del Dios a quien había ofendido con su comportamiento indeseable.
Parece ser que Sansón no dejó nada escrito y lo hubiese hecho tal vez nos habría dejado su versión del salmo 51 escrito por el rey David después de que el profeta Natán le reprochara su pecado cometido con Betsabé: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia, conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones…”
La misericordia de Dios no da lugar al pecado: “¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aúnen él?”  (Romanos 6:1,2)
http://octaviperenyacortina22.blogspot.com



dilluns, 13 d’abril del 2015


FES ANTAGÓNICAS


<b>He visto en la cristiandad una licencia para hacer la guerra que avergüenza incluso a las naciones bárbaras</b> (Hug Grotius 1583-1645)

Según la UNESCO “las guerras nacen en el espíritu humano, es en el espíritu de los hombres donde deben levantarse las defensas de la paz”. La palabra espíritu es muy ambigua. Se dice que se cultiva el espíritu si se es amante de las grandes obras de la literatura universal o si se lo refina deleitándose en las magníficas creaciones musicales. El espíritu humano es mucho más que aquella parte interior que le permite gozar la belleza de las creaciones artísticas. Según la Biblia el espíritu equivale al corazón de donde provienen los pensamientos buenos y malos. En tanto se siga creyendo que el espíritu del hombre es aquel lugar íntimo que se puede activar sensualmente no se podrá impedir que en el corazón nazcan pensamientos que impulsen la violencia en general y la guerra en concreto. El <i>efecto lucifer</i> se produce porque los individuos no se han convertido a Cristo que transforma el corazón inicialmente malo en uno de bueno. Del corazón malo nacen los pensamientos malos que se convierten en hechos desagradables.

Todas las guerras tienen en común la estupidez humana. Las guerras de la religión que aportaron hambre y sufrimiento en Europa gracias a la estupidez de reyes y clérigos, se ha avivado. Un dios que necesita la protección humana no merece que se le considere dios.  Tampoco merece que se adore a un dios que exige que los infieles crean en él por la fuerza y bajo la presión del miedo de morir violentamente si uno no se convierte  a él. La fe es algo personal que no se puede imponer por la fuerza, sino por el convencimiento. La práctica religiosa impuesta por la coacción es un acto de hipocresía ya que no se actúa bajo el dictado de la conciencia que elige hacerlo.

La guerra de religión ha vuelto a estallar entre el islam y el cristianismo. Hasta hace poco el antagonismo se manifestaba en ataques contra pequeñas comunidades cristianas y en individuos musulmanes que se convertían al cristianismo. Ahora, con el Estado Islámico y otros grupos extremistas se ha convertido en una guerra declarada que tiene el propósito de borrar el cristianismo de sobre la faz de la Tierra para implantar el islam en ella.

La agresividad del islam contra el cristianismo no nos coge por sorpresa. Jesús ya anunció a sus discípulos al inicio de su ministerio público que sus seguidores no lo tendrían fácil: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros. Gozaos y alegraos, porque vuestro premio es grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5: 11,12). Cuando sus discípulos le preguntaron sobre las señales que precederían el fin del tiempo les dijo que además de guerras y rumores de guerras, terremotos y otros cataclismos, les aclaró: “Pero antes de estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio” (Lucas 21: 12,13).

Abraham era viejo y no tenía hijo que heredase sus bienes. El Señor le había prometido un hijo y el heredero no venía. Sara, su esposa, siguiendo la costumbre de la época le ofrece Agar, su esclava, par que se acueste con ella. El fruto que nacería de la relación sería considerado hijo de la madre estéril. El resultado fue el nacimiento de Ismael. Éste no fue el hijo prometido porque tenía que serlo de Sara. Cuando Abraham tenía cien años el Señor visitó a Sara, que concibió y dio a luz a Isaac. Cuando Isaac fue destetado, para celebrar el acontecimiento Abraham hizo un banquete. Entonces sucedió algo que aparentemente fue una chiquillada, pero que aporta luz a lo que está sucediendo hoy con el extremismo islámico: Ismael <i>se burlaba</i> de Isaac” (Génesis 21:9). El apóstol Pablo hace esta interpretación del hecho: “Pero el de la esclava nació según la carne, mas el de la libre, por la promesa…Así que, hermanos, nosotros como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora…” (Gálatas 4:23,28-31). Los verdaderos hijos de Abraham no lo son los de la línea de  Ismael sino los de la de Isaac. Los judíos, aquí también se pueden incluir a los musulmanes, pueden presumir de ser descendientes de Abraham, pero Jesús desmiente esta pretensión al decir: “Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais…pero ahora pensáis matarme…Vosotros sois hijos del diablo, y las obras de vuestro padre el diablo queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio” (Juan 4:39-44). Tanto islamistas como judíos no son hijos espirituales de Abraham porque no son de la fe de Abraham. Abraham creyó en el Mesías que tenia que venir, es decir, el Hijo de Dios encarnado en el hombre Jesús. En general ni los islamistas ni los judíos poseen esta fe. Descendientes según la carne, sí, descendientes según la fe de Abraham, no. Dos fes contrapuestas que no pueden ir juntas. La luz y la oscuridad se excluyen. Allí donde hay una excluye la otra. “El que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el espíritu, así también ahora”. Las dos descendencias se repelen y lo seguirán haciendo hasta el último día. Es por ello que las leyes coránicas sentencian a muerte a los fieles musulmanes que se convierten a Cristo y persiguen a muerte a los cristianos allí en donde pueden hacerlo”

Octavi Pereña i Cortina

 

 

PROVERBIOS 30:17


“El ojo que escarnece a su padre, y menosprecia la enseñanza de su madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los aguiluchos

Desobedecer el mandamiento “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da” (Éxodo 20:12), no es una bagatela. El apóstol Pablo dice. “es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”  (Efesios 6:2,3). Vemos que este mandamiento se quebranta constantemente en los muchos hijos que son respondones a sus padres, que no los honran como es debido, que no cuidan de ellos en la vejez y que los abandonan a su suerte cuando ya no se valen por sí mismos.

Es cierto que por el hecho, en líneas generales,  de haber abandonado a Dios y que nuestra generación le da la espalda, los padres no se preocupan de enseñar  a los hijos los caminos de Dios. Este hecho afecta directamente el tratamientos que los padres reciben de los hijos. . Los padres, sin duda alguna tienen su parte de culpa.  En la trágica situación a que se está llegando se debe a que no se ha enseñado a los hijos los caminos de Dios. Al abandono le siguen los malos tratos: violencia psicológica y física. Pero la Palabra de Dios dice que los hijos deben honrar a sus padres y que de no hacerlo los primeros perjudicados serán ellos mismos. No hay excusa.

El texto que comentamos es muy claro a la hora de señalar las consecuencias que tiene escarnecer al padre y menospreciar a la madre: “El ojo que escarnece a su padre, y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada  lo saqueen, y lo devoren los aguiluchos”. ¿Nos podemos imaginar  la escena de ver como los cuervos y los aguiluchos  picotean los ojos de los hijos que no honran a sus padres, hasta dejarlos ciegos?¿Podemos hacernos una idea del dolor que deben sentir estos hijos al notar los picos de las aves como les van vaciando las cuencas oculares? Si una pequeña mota produce mucho escozor, ¿cómo no será de intenso  el picoteo de las aves en zona tan sensible?

“Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa” (Proverbios 20:20). Tremenda es la sentencia que recae sobre los hijos que escarnecen a sus padres y menosprecian las enseñanzas de sus madres. “Oscuridad tenebrosa” los invade. Tienen ojos para ver y no ven porque el corazón está envuelto de tinieblas. La vida no tiene sentido para ellos. De embrollo a embrollo porque la ceguera les impide ver y sortear los obstáculos que se anteponen en su camino diario. Pero hay remedio para los hijos que escarnecen y maldicen a sus padres. El salmista se pregunta: “¿Con qué limpiará el joven su camino?” El mismo poeta responde a su pregunta: “Con guardar tu palabra” (Salmo 119:9). Dejarse guiar por la Palabra de Dios devuelve la vista a quienes los cuervos y los aguiluchos les han arrebatado. La luz de Dios resplandecerá en sus corazones y andarán en novedad de vida.


DEUTERONOMIO 4:6


“Guardadlos (los mandamientos), pues, y ponedlos por obra, porque esta es vuestra sabiduría, y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: pueblo sabio y entendido, nación santa es esta”

El cristianismo que está enraizado en Occidente no hay duda de que está en crisis. La fe cristiana que se asentó en Europa con el derramamiento de la sangre de muchos mártires que dieron sus vidas por la fe, está desapareciendo. La auténtica fe cristina se pude decir que casi es una reliquia del pasado. Todas las concentraciones religiosas de masas que se consideran cristianas no son nada más que reminiscencias paganas que han pervivido hasta nuestros días revestidas de un barniz cristiano. La crisis del mundo cristiano se debe a que las naciones que lo forman han abandonado la fe que en el pasado sembraron con su sangre quienes dieron la vida por la fe. Previamente a Israel le ocurrió lo mismo que hoy le sucede a la iglesia: abandonó la fe en el Dios único y se volvió a los dioses de los pueblos paganos. Ello fue su destrucción.

Los avances tecnológicos no hacen grande a una nación. Visto desde el punto de vista humano puede parecernos que sí, pero desde la perspectiva de Dios, no. Es evidente que se han realizado y se siguen haciendo grandes avances tecnológicos que nos aportan un vivir más confortable, pero no mejor calidad de vida. La injusticia está extendida por todos los rincones de la sociedad: esclavitud sexual, malos tratos a mujeres, niños  y ancianos, precariedad laboral que es una forma de esclavitud, justicia muy poco equitativa…En el texto que hoy comentamos Moisés nos dice que debemos guardar los mandamientos de Dios. Que no debemos ser solamente oidores de la Palabra de Dios sino hacedores de la voluntad divina. Ser fieles a Dios, el texto nos dice que es nuestra sabiduría e inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todas estas cosas. Ahora viene lo bueno: Los pueblos que ven encarnados en una nación los mandamientos de Dios no podrán por menos que verse obligados a confesar: “Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta”. La grandeza de una nación no radica en la tecnología punta de que pueda disponer, que no se debe menospreciar, sino en la fidelidad a Dios, Padre de nuestro Señor jesucristo,porque ello implica la aplicación de una verdadera justicia social que hace que todos sus ciudadanos sean más felices, por un lado porque viven en comunión con Dios  que es de donde procede la verdadera felicidad. Por el otro, la aplicación de la justicia social que fomenta Dios hace que la riqueza material sea más equitativamente distribuida. Con ello no existirá la penuria y las personas podrán irse a la cama dándole gracias a Dios porque hasta aquí nos ha ayudado.

http://octaviperenyacortina22.blogspot.com

 

 

dimarts, 7 d’abril del 2015


EUROPA: ¿DÓNDE VAS?


<b>El futuro de Europa es muy negro, Europa es como un barco que va a la deriva y que está a punto de chocar contra unos arrecifes</b>

Tres adolescentes inglesas, menores de edad, de 15 y 16 años, estudiantes modélicas en colegios calificados de excelentes intentaron pasar a Siria para unirse al contingente femenino conocido como <i>novias de yidahistas</i>. ¿Qué puede motivar que jóvenes accidentalizadas decidan unirse a la bárbara organización que ha declarado la guerra y destruir la sociedad en que nacieron y se criaron? ¿Cómo es posible que una madre pueda sembrar en el alma de su hijo de tres años sentimientos asesinos muy intensos haciéndole repetir frases como <i>deseo degollar</i> o <i>degüella al policía y ven</i>? ¿Cuál es la causa que niños / niñas de 6 ó 7 años hagan estallar los explosivos que llevan encima para intentar hacer cuanto más daño mejor?

La Biblia nos ofrece dos posibles razones.

“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares desiertos, buscando reposo y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí, y cuando llega la encuentra desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él,  y entrados, moran allí, y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación” (Mateo 12: 43-45).

El ser humano ha sido concebido en pecado. A esta situación se la podría denominar <i>posesión satánica blanda</i>. Este dominio se manifiesta ante nuestros ojos a partir del nacimiento. Las travesuras de los niños dan fe de ello. Desde nuestra perspectiva la casa está “desocupada, barrida y adornada”. Este estado no dura mucho tiempo. Una casa “desocupada, barrida y adornada” si no se barre, se le saca el polvo, se limpian los cristales de las ventanas, al poco tiempo da asco. La <i>inocencia</i> infantil se pierde por las influencias externas que  asedian al niño. Por lo que dice la Biblia tal influencia es satánica. En la concepción, si la posesión es blanda, poco a poco va endureciéndose. Si un niño cae e las manos de una madre como <b>Samira Yerou</b> que enseña a su hijo a degollar es como si siete espíritus peores que el primero toman posesión del alma infantil convirtiendo al niño en un asesino en potencia  como los yihadistas que nos muestran los videos propanadísticos para aterrorizar a Europa a la que amenazan con destruirla.

Los europeos tenemos el antídoto para evitar que nuestros hijos sean reclutados por el Estado Islámico y no se conviertan en asesinos sin entrañas a los que no les importa destruir la cultura en la que se han criado. No toda la culpa recae sobre estos niños y adolescentes que se dejan atrapar en las redes que les tienden los islamistas fanáticos y que si no ven la trampa activada se debe a que algo falla en la educación de los hijos.

No debemos perder de vista que es imposible entender Europa sin la influencia que ha ejercido el cristianismo. “Si ha llegado hasta donde ha llegado es gracias a los principios bíblicos que, de una manera u otra, han sido implantados en sus venas, aunque a veces fuera torpemente. Europa no se puede aislar de una conciencia, historia y ciencia cristianas” (Luís Cano). Es evidente que Europa reniega de sus cimientos cristianos y no tiene inconveniente en dar soporte, en nombre de los derechos humanos al Islam que amenaza con destruirla. Bien se puede aplicar la parábola del hijo pródigo a lo que le ocurre a Europa. Nos hemos hastiado de vivir en la casa del Padre y malgastado la herencia que nos ha dado con los dones que la han hecho prosperar sirviendo a otros dioses que no son Él: filosofías paganas, ateismo, materialismo…que desemboca en el desconcierto que la perturba. El desastre que afectó al hijo pródigo hizo que éste, cuando ya no podía caer más bajo, volvió en sí y se dijo a sí mismo: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre” (Lucas 15:18-20). El padre lo recibió como a hijo, lo perdonó y se celebró una fiesta para alegrarse del hijo perdido y reencontrado. ¡Oh Europa, regresa al Padre para que recuperes la gloria que tenías y que se marchita!

Europa en su huída de la casa del Padre ha descuidado educar a sus hijos: “Instruye al niño en su camino, y aún cuando envejezca no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Son muchas las referencias que se encuentran en la Biblia  que responsabilizan a los padres sobre la enseñanza de la doctrina correcta. La doctrina cristiana bíblica no enseña a matar, todo lo contrario, a amar a los enemigos. Amar a Dios sobre todas las cosas y serle fiel pone los cimientos sobre los que se edifica una sociedad justa y próspera porque se activan los principios de la justicia social. Enseñar a los niños a ser temerosos de Dios, además de promover el bienestar social, Dios se convierte en un muro protector que mantiene alejados a los enemigos que pretenden destruir Europa.

La iglesia es el vigía que avisa de la inminencia del peligro y  es la responsable del destino de las personas que están bajo su protección. Si la iglesia se duerme y no vigila es la responsable de la muerte de las personas que no fueron alertadas  del peligro que las acecha. Si se sitúa en lo alto de la torre, como le corresponde hacer y atisba el peligro que se acerca y avisa a la población   y ésta persiste en darle la espalda al Padre, la iglesia no es responsable de la muerte de quienes prefieren girar la cara para no ver el peligro mortal que se les echa encima. La pregunta que nos hacemos es: ¿Actúa de vigía la iglesia?

Octavi Pereña i Cortina

 

SALMO 9:20


“Pon, oh Señor, temor en ellos, conozcan las naciones que no son sino hombres”

Las naciones no son entes impersonales. Son conjuntos de personas. Cuando la Escritura relata los castigos que Dios inflige a reinos e imperios lo hace teniendo en cuenta las características morales de las personas que los constituyen. “Pon, oh Señor, temor en ellos, conozcan las naciones que no son sino hombres”. De la misma manera que individualmente las personas se esfuerzan en conseguir una buena imagen, comunitariamente hacen lo mismo. Un ejemplo. Bajo el amparo del eslogan Marca España y cada Autonomía crea su propia marca, un certificado de calidad pretenden vender la calidad de un producto que realmente no tienen. La publicidad, de sobras es sabido que posee una gran dosis de engaño. Vender engaño, a sabiendas no contribuye a mejorar la calidad del producto.

Volvamos al salmo: “Pon, oh Señor, temor en ellos, conozcan las naciones que no son sino hombres”. El salmista nos invita a que regresemos a nuestro origen, a que retrocedamos en la historia hasta remontarnos al Paraíso. ¿Por qué es conveniente efectuar este viaje hasta nuestro origen? Por una razón muy sencilla: porque en el Paraíso recordaremos la grandeza con que fuimos creados y la bajeza que asumimos con el pecado de Adán. Es por ello que el salmista con el muy buen criterio que le proporciona el Espíritu Santo insta a Dios a que ponga en los corazones de los ciudadanos de las naciones el temor a Dios. No confundamos. Temor no es tenerle miedo. Es reverencia a su grandeza. Es fidelidad a quien nos ama tanto que ha dado a su propio Hijo a morir por nuestros pecados. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo debe ser amado con todas nuestras fuerzas.

El segundo deseo que expone el salmista en el texto que comentamos es: “Conozcan las naciones que no son sino hombres”. Las naciones creen ciegamente en la marca de calidad que se han fabricado. Les es un orgullo cobijarse bajo la protección de la marca. Pero el orgullo es la perdición de las personas  y de las naciones que forman. Debemos reconocer nuestra condición de personas caídas y dejar de adorar las banderas de las naciones que forman, porque adorar a la bandera que simboliza a la nación a la que se pertenece es idolatría. Dios condena la idolatría y los idólatras no entrarán en el reino de los cielos.

Las naciones, los ciudadanos, deben arrepentirse de sus pecados. Un ejemplo de arrepentimiento colectivo es Nínive que a la predicación del profeta Jonás se arrepintió y la inminente destrucción fue postergada. ¿Qué haremos? Nos arrepentiremos de nuestro pecado de idolatría   y lo abandonaremos o seguiremos recreándonos en él permitiendo que el Estado Islámico que nos amenaza se convierta en la espada de Dios que nos destruya?


AMÓS 5:21


“Aborrecí, aborrecí vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas”

“Así dice el Señor: Buscadme y viviréis” (v.4) Los israelitas habían convertido en ajenjo el juicio y la justicia, y los echaron por los suelos. Aborrecían a los profetas que los reprendían en el Nombre del Señor y abominaban a quienes les hablaban lo recto. Vejaban al pobre y lo explotaban. Construiréis “casas de piedra labrada, pero no las habitareis, plantáis hermosas viñas pero no beberéis vino de ellas”. Ello, ¿por qué? El Señor dice: “Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados. Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio…Por tanto, así ha dicho el Señor Dios  de los ejércitos: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay!, y al labrador llamarán a lloro, y a la endecha a quienes saben endechar”

Cuando Israel se separó de Judá con Jeroboam y para impedir que el pueblo fuese a ofrecer sacrificios en la casa del Señor en Jerusalén y se volvieran a Judá, Jeroboam hizo dos becerros de oro, poniendo uno en Bet-el y el otro en Dan, diciendo: “Bastante habéis subido a Jerusalén, he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto” (1 Reyes 12:28). El pecado de idolatría fue la perdición de Israel. Amós recuerda a Israel su pecado de idolatría: “Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no las recibiré, ni miraré las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos” (vv.21-23). Amós recuerda a Israel  su pecado durante la travesía del desierto. “¿Me ofrecisteis sacrificios y ofrendas en el desierto en cuarenta años, oh casa de Israel? Antes bien llevaban el tabernáculo de vuestro Moloc y Quiún. Ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis”  (vv. 25,26).

¿Qué pide el Señor de Israel? ¿Qué pide de nosotros los cristianos el Señor? “Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (v.24). La idolatría fue la causa de que imperase la injusticia social en Israel. La idolatría del Occidente cristiano también es la causante de la injusticia que impera en él.  Debemos abandonar a los santos, santas, vírgenes y otros dioses que ocupan el lugar de Dios y nos volvamos arrepentidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo para que corra el juicio y la justicia y levante en muro que nos proteja de nuestros enemigos internos y externos que amenazan con destruirnos.