dilluns, 4 de febrer del 2019


JOSUÉ 1: 8

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme lo que en  él está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”. La  versión catalana  de la Biblia publicada por Trinitarian Bibles Society traduce “y todo te saldrá bien” por “entonces serás sensato”. La falta de sensatez que se manifiesta en mucho comportamiento individual y corporativo se debe a que las personas se niegan a seguir el consejo que el Señor le da a  Josué de ser “muy valiente, para cuidar de hacer conforme a la ley que mi siervo Moisés te mandó, no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas” (v.7).la sensatez, la cordura, la sabiduría, es consecuencia de ser obediente a la Ley de Dios.
De ser fiel a las instrucciones que manan de la Biblia, el libro que ha sido escrito por hombres que han sido inspirados por el Espíritu Santo a redactar el pensamiento de Dios cuyo cumplimiento produce la sensatez, la cordura, la sabiduría para hacer las cosas que Señor le encarga a Josué a ser “muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó”. Josué fue fiel a este encargo. Cuando le llegó la hora de dejar este mundo emplaza al pueblo a que escoja  a quien deben servir, si al Señor o a los dioses de los pueblos que tienen a su alrededor, y afirma: “Yo y mi casa serviremos al Señor” (24: 15). Al inicio del libro de Jueces está escrito un texto que enseña claramente porque el pueblo de Israel fue de mal a peor: “Y toda aquella generación fue reunida da sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conoció al Señor, ni la obra que él había hecho por Israel” 2:10)
            La nuestra es una generación que no conoce al Señor. Occidente se considera cristiano, pero los hechos niegan que lo sea. De labios honran al Señor pero sus corazones están muy lejos de Él. Occidente manifiesta que es pagano sirve a otros dioses que no son Él. Como el hijo Abraham, por la misericordia de Dios  recibió la sensatez y decidió  volver a la casa del padre. Así debe suceder a nuestra generación. No podemos seguir guardando cerdos y perecer de hambre porque no se nos da ni las algarrobas con que se alimentan los animales. Debemos seguir el ejemplo del hijo pródigo y regresar a la casa del padre de la que nunca deberíamos haber salido. De hacerlo recuperaremos la sensatez para hacer todo lo que está escrito en la Ley de  Dios.


DEUTERONOMIO 32: 1

“Escuchad cielos, y hablaré y oiga la tierra los dichos de mi boca”
Se acerca el día en que Moisés partirá para estar en presencia de  su  Dios. Da las últimas instrucciones. Ordena a los levitas que cojan el libro de la Ley y lo pongan “al lado del arca del pacto del Señor nuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deuteronomio 31: 21). Sabe Moisés que después de su partida el pueblo se alejará aún más del Señor. Entonces Moisés pronuncia el cantico que comienza con las palabras que encabezan este comentario: “Escuchad cielos, y hablaré, y oiga la tierra los dichos de mi boca. A pesar de la maldad del pueblo, la misericordia de Dios lo invita a que le escuche y se arrepienta.
“Goteará como la lluvia mi enseñanza, destilará como el rocío mi razonamiento, ·Señor proclamaré” (vv. 2,3.). Moisés compara la fertilidad de la tierra que se debe al rocío y la llovizna que cae del cielo con la llovizna y los razonamientos que Dios da a los hombres. Lo  triste del caso es que las enseñanzas y los razonamientos divinos hoy caen en corazones rotos que no retienen  la lluvia y el rocío que el Señor envía para nuestro bien.
A pesar de la escasa atención que se le dio a sus palabras siguió proclamando el Nombre  del Señor y engrandeciéndolo (v.3), de la abundancia del corazón habla la boca. El corazón de Moisés está  lleno del amor de Dios y quiere compartirlo con el pueblo antes de partir. Amor a Dios sobre todas las cosas es la primera parte del Gran Mandamiento. Moisés lo refleja en su cántico cuando dice: “Engrandeced a nuestro Dios, Él es la Roca cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud, Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él, es justo y recto (vv. 3,4).
Después de la pincelada que hace Moisés de la grandeza y justicia del Dios que había sacado Israel de la esclavitud de Egipto y guiado hasta la frontera de la Tierra Prometida, tiene algo que decir a Israel y por extensión a nosotros: “La corrupción no es suya, de sus hijos la mancha, generación torcida y perversa, ¿así pagáis al Señor, pueblo loco e ignorante? ¿No es Él tu Padre que te creó, Él te hizo y te estableció?” (vv. 5,6).
“Acuérdate de los tiempos antiguos” (v.7), no seamos como los atenienses que siendo amigos de novedades filosóficas-religiosas estaban inmersos en una idolatría degradante. No abandonemos los eternos designios de Dios que como la Roa son inmutables. No nos dejemos atraer por las novedades que siembran confusión y desasosiego.

 




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