dilluns, 25 de febrer del 2019


MATEO 11.6

“Bienaventurado el que no halla tropiezo en mí”
Jesús el Príncipe de paz se convierte en motivo de contradicción. Jesús  lo afirma claramente cuando dice. “No penséis que he venido para traer paz a la tierra, no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en  disensión el hombre contra su padre, la hija contra su madre, y la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10: 34-36). Entre los íntimos  es en donde se hace más evidente que la luz y las tinieblas  no pueden ir juntas. Las tinieblas aborrecen la luz. La rebelión de los ángeles contra Dios hace evidente que antes de la creación de Adán ya existía la confrontación de las tinieblas contra la luz. Hemos de asumir que este conflicto entre la luz y las tinieblas persistirá hasta el final del tiempo, por tanto, a nosotros de una manera u otra nos tocará participar en el combate.
Quienes no son verdaderos cristianos, como son parte de las tinieblas no tienen conflicto con ellas. Se encuentran a gusto danzando su música tenebrosa. Es a los verdaderos cristianos a quienes Pablo exhorta: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). El reino de las tinieblas tiene un rey que se llama Satanás. Comparado con nosotros es  invencible. Es por ello que el apóstol Pablo nos apremia a “vestirnos de toda la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra las asechanzas del diablo” (v.2).
Los parientes que nos hacen la vida difícil debido a nuestra fe. Los gobiernos que persiguen a los cristianos por su fe, no son ellos nuestros principales enemigos, de alguna manera son marionetas manejados por Satanás. De la misma mera que persiguió a Jesús en su andar por este mundo, nos perseguirá igualmente a nosotros.  Palabras de Jesús: “Si a mí me han perseguido también os perseguirá a vosotros” (Juan 15:20). En la persecución nos identificamos con Jesús: “El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán”.
En la lucha contra las tinieblas recordemos: “No tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6: 12,13). Recordemos las palabras de Jesús: ”No os dejaré huérfanos” (Juan 14:18).


1 REYES 11: 4-6

“Y cuando Salomón era ya viejo, y sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos…Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. He hizo Salomón lo malo ante los ojos del Señor, y no siguió cumplidamente al Señor  como David su padre”
Un proverbio escrito por el mismo Salomón cuando la sabiduría divina inundaba sus corazón: “Y las moscas muertas hacen heder  y dar mal olor al perfume del perfumista, así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable” (Eclesiastés 10:1).
La degradación moral y sexual a que llegó Salomón en su vejez comenzó cuando se casó con la hija del faraón, cosa que no debería haber hecho nunca porque el Señor había prohibido explícitamente que sus hijos e hijas se casasen con gentiles pues los conyugues infieles llevarían por malos caminos a los fieles. La luz y las tinieblas no pueden ir juntas. Salomón no tenía excusa. “Y si anduvieres en ms caminos, guardando mis estatutos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días” (1 Reyes 3: 14). Bien seguro que el casamiento de Salomón con la hija del faraón fue por razón de Estado. Pero, ¿es que el Señor no protegió a su padre David dándole victorias sobre sus enemigos? Mala cosa es apoyarse sobre la caña quebrada que es Egipto.
Bien cierto es que el casamiento de Salomón con la hija del faraón  fue el inicio del declive espiritual de Salomón, decadencia que se manifestó con del fausto con que se rodeó y los centenares de esposas y concubinas que lo convirtieron en adúltero. La suntuosidad palaciega y el buen nombre que gozaba Salomón entre los pueblos vecinos pueden hacernos pensar que su reino era el Reino de Dios en la tierra. Muy lejos de ser cierto. Cuando falleció Salomón y subió al trono su hijo Roboam, en su toma de posesión se descubre que el reinado de Salomón no se caracterizó precisamente por la justicia. Jeroboam como portavoz de las diez tribus que se separaron le dice al rey Roboam: “Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú ahora disminuye algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos” (1 Reyes 12: 4) Una mosca muerta hizo heder el perfume que inicialmente era Salomón. Un “pecado venial” como se llama a las pequeñas ofensas tiene el poder de destruir a una familia y puede ser el inicio de una escalada de agravios que llevan a un país a la ruina porque los gobernantes pierden de vista la justicia. No frivolicemos con el pecado. Considerémoslo como lo que realmente  es: una ofensa al Dios infinito que repercute en nuestras vidas porque el Señor no considera justo al injusto y castiga nuestras rebeliones. Una mosca muerta hace heder la fragancia en que nos ha convertido Dios por la fe en su Hijo Jesús.




dilluns, 18 de febrer del 2019


PALABRAS QUE MATAN

<b>”Por la boca muere el pez”, dice el refrán
Hace unos meses fuimos espectadores pasivos del serial de los másteres con tres protagonistas: <b>Cristina Cifuentes, Pablo Casado y Pedro Sánchez</b>. Si impetuosa fue el inicio de la serie, súbita fue la aparición del <i>The End</i>, dejándonos sin saber a ciencia cierta como terminaba el corto metraje protagonizado por los dos varones. ¿Son legales o no los másteres que afirman haber escrito? ¿Es tan importante un máster para ser político? ¿Es que la titulitis convierte a los mediocres en sabios? Evidentemente no. Los títulos académicos proporcionan lustre a la grosería humana que amaga durante un cierto tiempo la incultura moral de la que se está provisto. La farsa tiene fecha de caducidad. La trama da comienzo con el micrófono cerrado. Se dan muestras de la baja calidad moral. Su forma de hablar en privado delata quien es realmente la persona. Acostumbrada a recibir parabienes por su opiniones de dudosa calidad moral que expone en privado. Vitoreado por el grupo de aduladores que se agarran a él como una lapa, pierde el respeto a lo que dice y hace. Se lanza en público a manifestarse tal cual es realmente. Ha perdido la vergüenza. Ser “persona civilizada”, como dice el filósofo <b>Teodor Tedorov</b>, no depende, pues de los estudios  realizados en las más prestigiosas universidades del mundo, ni de poseer un alto cociente intelectual. Ser una “persona civilizada no depende de los estudios ni de la inteligencia. ¿Quiere ello decir que soy partidario de la incultura? Ni pensarlo. Defiendo el mejor sistema educativo para todo el mundo. Afirmo que el barniz de la cultura no puede esconder la grosería de quien la posee. Este camuflaje puede mantenerse durante  un cierto tiempo entre las personas, pero a Dios que conoce lo íntimo del alma no se le puede dar gato por liebre.
Ser persona en el amplio sentido de lo que significa ser persona no se alcanza en un aula universitaria, ni dan fe de ello los diplomas académicos por legales que sean. Se alcanza en el momento en que uno reconoce ser alguien agrietado, roto, que ha perdido una buena parte de la imagen y semejanza de Dios que tenía cuando fue creado estando en Adán pero que ha perdido debido al pecado de su padre Adán. Es cierto que la pérdida de la imagen y semejanza de Dios no es para todos igual. Todos la hemos perdido y todos debemos recuperarla si es que deseamos ser personas de bien.
La política es un medio que pone al descubierto el talante moral de quienes se dedican a ella. Los dardos incendiarios que salen de sus bocas exponen con toda claridad la calidad moral de su alma. Reflejan el odio hacia su oponente político que se esconde en su interior. Se les debe recordar que las palabras envenenadas que emplean para destruir a su oponente político son el resultado de unos pensamientos que se forman en el alma. Los pensamientos solamente puede juzgarlos Dios. Ningún tribunal humano puede condenarlos. Esto no significa que Jesús no pueda juzgarlos en el día final cuando se siente en su trono y comparezcan ante Él toda la humanidad para dar cuenta de lo que hayan hecho, sea bueno o malo, con la imparcialidad propia de su justicia inmaculada.
Son muchos los políticos que durante el ejercicio de sus funciones públicas sobrepasan con mucho los límites del decoro. Creen que están por encima del resto de los mortales y que pueden decir lo que les venga en gana sin que nadie les pueda exigir explicaciones. Que pueden faltar al respeto de alguien porque consideren que el  cargo que desempeñan les dé autoridad a nacerlo. Tal vez los jueces no intervengan para cortar por lo sano este hablar impropio de todos y de manera especial quienes ocupan cargos de responsabilidad pública. Al no hacerlo se establecen las bases para que las palabras incendiarias escalen límites insoportables lo que hace que la política se convierta en una pelea de gallos con los consiguientes perjuicios para todos. No se hereda ser señor, puede heredarse el título, pero no la condición de señor. Ninguna institución educativa puede convertir a los zoquetes en señores.
Vayamos a Jesús y veamos qué tiene que decirnos de las palabras chabacanas que salen disparadas de los labios de demasiados políticos: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás, y cualquiera que mate será culpable de juicio, y el que diga a su hermano: Estúpido será sometido al sanedrín, y el que le diga idiota, será sometido al infierno de fuego” (Mateo %: 21,22). Muchos piensan que no infringen el sexto mandamiento: “No matarás” (Éxodo 20:13) porque no han matado físicamente a una persona. Jesús con estas palabras citadas va mucho más lejos que la letra del mandamiento. Condena cualquier manera de hablar inspirado por el odio que alberga el corazón. Que quede bien claro: Puede ser que seamos inocentes de haber cometido homicidio, sin embargo, sí ser culpables de haber transgredido el sexto mandamiento. ¡Cuán necesario es que los políticos en concreto se dejen influir por Jesús el Médico del alma!
Octavi Pereña i Cortina




JUAN 2: 24

“Mas Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos”
¿Creer en los milagros significa que se posee una fe auténtica en Jesús? Según la Escritura, no. Jesús cuando relata la parábola del rico y de Lázaro (Lucas 16: 19-31), lo desmiente cuando pone en boca de Abraham  en respuesta de la petición que le hace el rico de que envié a la casa de su padre a lázaro para que testifique a sus hermanos de lo que existe realmente más allá de la muerte: cielo e infierno. Como respuesta se le dice: “A Moisés y a los profetas tienen, óiganlos”. El rico que no se conforma con esta respuesta le dice: “No, padre Abraham, pero si alguno fuere a ellos  de entre los muertos, se arrepentirán”. Entonces Abraham le responde con unas palabras que deben ser retenidas en el corazón: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos”.
La Iglesia católica hace mucho énfasis en los milagros. Se organizan peregrinaciones a los santuarios marianos para fortalecer la fe los pelegrinos  y conseguir la curación de los enfermos. Los milagros que se dice se producen en dichos santuarios ¿sirven para despertar la fe en Jesús en quienes dicen que suceden? Si es que alguna fe despiertan no es en Jesús sino en la virgen que lleva el nombre del santuario visitado. Jesús es un actor secundario cuyo Nombre apenas merece ser nombrado.
El texto que comentamos dice “Muchos creyeron en su Nombre, viendo las señales que hacía (v. 23). Los milagros que hizo Jesús fueron auténticas señales que le acreditaban como el Mesías que esperaban. “Muchos creyeron en su Nombre”. Si el texto no añadiese nada más podríamos entender la respuesta dada a Jesús  como auténticas conversiones. El texto no nos deja en la duda: “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues, Él sabía lo que sabía en el hombre” (vv.24, 25).
Hoy, Jesús está interesado principalmente en la salud del alma. Como Médico vertió su sangre en la cruz porque ella limpia todos los pecados de quienes creen en Él. Por la misericordia de Dios y por la intercesión que los creyentes hagamos por los enfermos, algunos puedan curar. Pronto o más tarde fallecerán de la enfermedad que se los llevará de este mundo. En el día de la resurrección los cuerpos que hoy arrastramos con todos sus achaques se levantarán cuerpos incorruptibles e inmortales. Es a esta salud eterna en la que tenemos que poner todo nuestro interés.

2 SAMUEL 11:27
“Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos del Señor”
¿Puede pecar el verdadero cristiano? Sí. ¿Debe pecar?, no. Es del apóstol Pablo esta admonición: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aun en él?” (Romanos 6: 1,2).
El rey David fue un verdadero hijo de Dios. Era justo porque por la fe en el Mesías que tenía que venir. Dios lo declaró justo. Pero como todos los justos a la vez que justos siguen siendo pecadores. Un matiz: Antes de la conversión a Jesús amantes del pecado.  Después de la conversión, aborrecedores de él. Como dice Jesús “del corazón salen los malos pensamientos…los adulterios, las fornicaciones (Mateo 15:19). Dado que del corazón salen los malos pensamientos, el mandamiento del Señor es: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4: 23). Adán no guardó el jardín en donde le puso Dios y pecó. David no guardó su corazón y pecó. Vigilemos pues.
David tuvo varias esposas y concubinas. No hizo  caso del mandamiento de Dios. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). En un principio la monogamia. Con del pecado la poligamia. Sobre toda cosa guardada guardemos nuestro corazón de donde brotan los adulterios y fornicaciones.
Vayamos al adulterio de David. El proceso se inició antes de que viese a Betsabé bañándose. Empezó a fabricarse cuando “al caer la tarde que se levantó David de su lecho, y se paseaba sobre el terrado de la casa del rey” (2 Samuel 11:2). No es lógico que alguien se levante de la cama al atardecer. Ello implica irresponsabilidad. David no se comportaba como un buen pastor de Israel. La ociosidad es una mala compañera de viaje pues da pie a muchas anomalías. Se levanta al atardecer de la cama y en vez de preocuparse por los problemas del reino, algunos tendrían que ser de urgente resolución, decide pasearse por el terrado fisgando. Encontrándose en esta tarea sus ojos se posan en “una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa” ¿Qué dice Jesús al respecto? “Pues yo os digo que  cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). David comenzó a cometer adulterio en el momento en que deseó a la mujer que contemplaban sus ojos, lo culminó en el momento en que cohabitó con ella. “Lo  que había hecho fue desagradable a los ojos del Señor.
El profeta Natán que fue el encargado de abrir el corazón de David para que fuese consciente del pecado cometido, le dice a pesar de haberse arrepentido: “Por lo  cual no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para para que fuese tu mujer” (2 Samuel 12:10). Dios perdona el pecado pero su comisión siempre tiene unas consecuencias temporales según su gravedad.

dilluns, 4 de febrer del 2019


JOSUÉ 1: 8

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme lo que en  él está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”. La  versión catalana  de la Biblia publicada por Trinitarian Bibles Society traduce “y todo te saldrá bien” por “entonces serás sensato”. La falta de sensatez que se manifiesta en mucho comportamiento individual y corporativo se debe a que las personas se niegan a seguir el consejo que el Señor le da a  Josué de ser “muy valiente, para cuidar de hacer conforme a la ley que mi siervo Moisés te mandó, no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas” (v.7).la sensatez, la cordura, la sabiduría, es consecuencia de ser obediente a la Ley de Dios.
De ser fiel a las instrucciones que manan de la Biblia, el libro que ha sido escrito por hombres que han sido inspirados por el Espíritu Santo a redactar el pensamiento de Dios cuyo cumplimiento produce la sensatez, la cordura, la sabiduría para hacer las cosas que Señor le encarga a Josué a ser “muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó”. Josué fue fiel a este encargo. Cuando le llegó la hora de dejar este mundo emplaza al pueblo a que escoja  a quien deben servir, si al Señor o a los dioses de los pueblos que tienen a su alrededor, y afirma: “Yo y mi casa serviremos al Señor” (24: 15). Al inicio del libro de Jueces está escrito un texto que enseña claramente porque el pueblo de Israel fue de mal a peor: “Y toda aquella generación fue reunida da sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conoció al Señor, ni la obra que él había hecho por Israel” 2:10)
            La nuestra es una generación que no conoce al Señor. Occidente se considera cristiano, pero los hechos niegan que lo sea. De labios honran al Señor pero sus corazones están muy lejos de Él. Occidente manifiesta que es pagano sirve a otros dioses que no son Él. Como el hijo Abraham, por la misericordia de Dios  recibió la sensatez y decidió  volver a la casa del padre. Así debe suceder a nuestra generación. No podemos seguir guardando cerdos y perecer de hambre porque no se nos da ni las algarrobas con que se alimentan los animales. Debemos seguir el ejemplo del hijo pródigo y regresar a la casa del padre de la que nunca deberíamos haber salido. De hacerlo recuperaremos la sensatez para hacer todo lo que está escrito en la Ley de  Dios.


DEUTERONOMIO 32: 1

“Escuchad cielos, y hablaré y oiga la tierra los dichos de mi boca”
Se acerca el día en que Moisés partirá para estar en presencia de  su  Dios. Da las últimas instrucciones. Ordena a los levitas que cojan el libro de la Ley y lo pongan “al lado del arca del pacto del Señor nuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deuteronomio 31: 21). Sabe Moisés que después de su partida el pueblo se alejará aún más del Señor. Entonces Moisés pronuncia el cantico que comienza con las palabras que encabezan este comentario: “Escuchad cielos, y hablaré, y oiga la tierra los dichos de mi boca. A pesar de la maldad del pueblo, la misericordia de Dios lo invita a que le escuche y se arrepienta.
“Goteará como la lluvia mi enseñanza, destilará como el rocío mi razonamiento, ·Señor proclamaré” (vv. 2,3.). Moisés compara la fertilidad de la tierra que se debe al rocío y la llovizna que cae del cielo con la llovizna y los razonamientos que Dios da a los hombres. Lo  triste del caso es que las enseñanzas y los razonamientos divinos hoy caen en corazones rotos que no retienen  la lluvia y el rocío que el Señor envía para nuestro bien.
A pesar de la escasa atención que se le dio a sus palabras siguió proclamando el Nombre  del Señor y engrandeciéndolo (v.3), de la abundancia del corazón habla la boca. El corazón de Moisés está  lleno del amor de Dios y quiere compartirlo con el pueblo antes de partir. Amor a Dios sobre todas las cosas es la primera parte del Gran Mandamiento. Moisés lo refleja en su cántico cuando dice: “Engrandeced a nuestro Dios, Él es la Roca cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud, Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él, es justo y recto (vv. 3,4).
Después de la pincelada que hace Moisés de la grandeza y justicia del Dios que había sacado Israel de la esclavitud de Egipto y guiado hasta la frontera de la Tierra Prometida, tiene algo que decir a Israel y por extensión a nosotros: “La corrupción no es suya, de sus hijos la mancha, generación torcida y perversa, ¿así pagáis al Señor, pueblo loco e ignorante? ¿No es Él tu Padre que te creó, Él te hizo y te estableció?” (vv. 5,6).
“Acuérdate de los tiempos antiguos” (v.7), no seamos como los atenienses que siendo amigos de novedades filosóficas-religiosas estaban inmersos en una idolatría degradante. No abandonemos los eternos designios de Dios que como la Roa son inmutables. No nos dejemos atraer por las novedades que siembran confusión y desasosiego.

 





EXTREMISMOS POLÍTICOS

<b>”La justicia engrandece a la nación, mas el pecado es la afrenta de los pueblos” (Proverbios 14:34)</b>
Las declaraciones de políticos emergentes como Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal manifiestan que se consideran estar en posesión de la verdad absoluta y que cuando hablan lo hacen ex cathedra. Ni el Concilio Vaticano I que en el año 10 proclamó la infalibilidad papal cuando proclama ex cathedra dogmas, no pueden pasar la prueba del algodón.
La Iglesia católica cuando ha estado protegida por el Estado se encontraba en condiciones de hacer prevalecer lo que ella considera ser su verdad y la autoridad civil era el brazo ejecutor de las sentencias que dictaba. Sobre la disidencia caía el peso del poder del Estado sujeto a la autoridad de la Iglesia católica. Las cruzadas son una evidencia de que los infieles no tenían derecho a vivir. Hoy considera que todas las religiones son caminos a la salvación. La Inquisición, con el apoyo del poder civil se encargaba de hacer desaparecer la herejía de sobre la faz de la tierra. A los protestantes que se les tenía reservado morir en  la hoguera, hoy los considera “hermanos separados”. Las verdades absolutas de fabricación humana tienen fecha de caducidad. Se deshacen como la niebla matutina al salir el sol. Las verdades absolutas si son apoyadas por el Estado son muy dañinas.
Por toda la tierra, y nuestro país no se lo mira desde la barrera, crecen los absolutismos hoy denominados populismos. Cuando consiguen mayorías suficientes ajustan las leyes a su conveniencia. La palabra ley sale de sus labios como si fuese una ametralladora. Por el imperio de la ley del más fuerte se encarcela a los disidentes porque dicen que la obediencia a la ley es la salvaguarda de la democracia. Las leyes que son fruto del poder absoluto no son garantía de que se proteja la democracia. No favorecen las libertades personales ni la libertad de pensamiento y de expresión. Se convierten en leyes mordaza que al amparo del Estado desmantelan los medios de comunicación y se encarcela a los periodistas que critican al Gobierno. El miedo se implanta en el país y la prosperidad da paso a la miseria. La justicia como dice el texto bíblico engrandece a las naciones, pero el pecado es una afrenta a ellas.
La extrema derecha crece lozana por doquier, crecimiento que hace estremecer a los llamados gobiernos democráticos. La causa se debe a que no se aplica la ley a todos con la misma vara de medir. Para muchos la ley es inapelable. Una minoría la elude debido a las tramas mafiosas existentes entre los transgresores de la ley y los poderes legislativo y ejecutivo del Estado. La extrema derecha se constituye en una amenaza debido a dicha complicidad. Para intentar mantenerla a raya se intenta crear en su entorno un <i>cordón sanitario</> para impedir que la infección se expanda. En tanto la injusticia siga proliferando lozana no hay <i>cordón sanitario</> que la frene. El único <i>cordón sanitario</> que puede apaciguarla es la aplicación de la “la justicia engrandece a la nación”. “La gloria de las naciones es investigar la Palabra” (Proverbios 25: 2). En la palabra se encuentra todo lo que se necesita saber  para hacer prosperar la justicia que enaltece a la nación. La Biblia por ser revelación de Dios sus pensamientos no son los nuestros ni sus caminos son los nuestros (Isaías 55:8). Este texto indica que entre Dios y el ser humano existe un territorio que debe explorarse. La responsabilidad de investigar este territorio desconocido recae en todas las personas porque todas tienen la obligación da hacerlo ya que se descube a Cristo que es la luz de Dios que ha venido a este mundo para que el hombre no ande en tinieblas. Esta investigación si la hiciesen la mayoría de las personas sin excluir a quienes de la política hacen un modo de vida, el resultado sería que las tinieblas espirituales que envuelven a nuestras almas  y que impiden que se encuentre la salida a la caótica situación actual, desaparecerían. El Roto creo que describe perfectamente de manera gráfica  la situación de hoy cuando en una de sus viñetas presenta a un hombre que conectado a un ingenio electrónico, piensa: “¡He olvidado el código y no sé cómo salir de aquí!”
El orgullo impide ver la condición humana. El hecho de que el ser humano sea capaz de realizar algunas obras éticamente buenas no le deja ver la verdad bíblica de que el hombre “está muerto en sus delitos y pecados” y de que sus pensamientos constantemente piensan en hacer el mal. La gracia de Dios impide que el hombre pueda entregarse a hacer el mal sin freno. Tal como indican los acontecimientos la situación va de mal a peor. La maldad se intensifica. Las religiones son incapaces porque a la vez son parte del problema. Detrás de la extrema derecha se encuentra la Iglesia que no denuncia su comportamiento y que con su silencio permite que siga por sus caminos equivocados.
El cristianismo verdadero no es una religión. Es una persona, Jesús de Nazaret que guía a quienes creen en Él por los senderos de la justicia que enaltece a las naciones: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura, las cosas viejas pasaron, he aquí son hechas nuevas”  (2  Corintios 5: 17). Cristo es la cuerda que nos puede sacar del lodazal en que nos ha metido el pecado.
Octavi Pereña i Cortina