dilluns, 12 de febrer del 2018

SE RECOGE LO QUE SE SIEMBRA

<b>”¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie” (Job 14: 4)</b>
<b>Lucia y Rafael</b>, dos ancianos de 87 años fueron apuñalados salvajemente por dos adolescentes de 14 y 16 años. Hechos como este  ocurrido en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga pueden suceder y de hecho ocurren en otros lugares. Este tipo de violencia hace que la gente se pregunte: “¿Cómo pueden matar unas criaturas a unas personas indefensas que pueden ser sus abuelos?” “¿Cómo pueden ir sueltos por la vida?” “¿Es justo que unos niños se escapen del rigor del Código Penal legislado para adultos?” “Si son tan crueles y primerizos para matar no deben serlo para pagar por lo que han hecho?” El vecindario ve con miedo “el brote de violencia protagonizado por menores organizados en bandas que han crecido bajo la piel del Bilbao más brillante y posiblemente cohesionado de las últimas décadas”, escribe el periodista <b>Pedro Gorospe</b>
Refiriéndose a la presencia de menores de 12 años en las bandas, la fiscalía de Vizkaia dice en su memoria: “La actividad que hacen sus miembros es un factor fundamental para adquirir prestigio e importancia constituyendo su ingreso en un centro de reforma un peldaño en el ascenso en el grupo”. Los fiscales reconocen que las bandas urbanas de adolescentes son una causa de la violencia infantil y adolescente que ha alcanzado cotas de violencia cada vez más feroz y en edades cada vez más primerizas.
David, el sirvo fiel del rey Saúl de Israel, perseguido por una jauría de soldados al mando e l mismo monarca porque envidiaba a su brillante soldado aclamado por el pueblo y que Dios había escogido para ser el próximo rey de Israel. Habiendo tenido David la oportunidad de poderlo matar, le dice al rey ofuscado por el odio: “como dic el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad, así que mi mano no será contra ti” (1 Samuel 24. 13). ¿Por qué el rey Saúl quiere matar a su súbdito leal e inocente acusándolo dl lito de sedición y el súbdito leal no quiere matar a su señor? Sencillamente porque la conversión de David al Señor había cambiado su manera de pensar lo cual le impedía alzar su mano contra el rey, el ungido del Señor.
Hoy se niega la maldad humana. Si se cometen fechoría debe a factores externos. En su necedad de no querer ver lo que es, el hombre se atribuye el poder de transformar las propiedades naturales del agua. Recitando unas palabras de manual  le confieren al agua propiedades milagrosas que tienen el poder de limpiar el pecado original que  adquiere por el mero hecho de ser descendiente de Adán. En su necedad, viendo como las personas bautizadas con el agua milagrosa siguen manifestando su condición pecadora,   como se pone de manifiesto en el comportamiento incívico y violento de niños y adolescentes, piensan que rociando con agua bendita el cuerpo del difunto se le abre de par en par la puerta del cielo. Pues no, las purificaciones a las que el hombre se somete a lo largo de su vida no sirven para hacerlo justo y apto para andar en justicia. David, escogido para ser rey de Israel el Señor dijo de él: “He hallado a David  hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13: 22). El profeta Natán le hizo ver a David que el adulterio que había cometido con Betsabé y el posterior asesinato de Urias su marido, fueron unos hechos que desagradaron a Dios. Reprendido David, escribió: “He aquí que en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría” (Salmo 51: 5,6). La denuncia que el Dios de Israel presenta a su pueblo es que jamás se ha cansado de enviar profetas con el mensaje de arrepentimiento para que pueda bendecirlos, pero no hicieron caso. En cambio, David cuando escuchó la acusación que Dios le hacía por medio del profeta Natán, escuchó y se arrepintió. El salmo 51 que David escribió después de arrepentirse de su adulterio y asesinato evidencia que su arrepentimiento fue sincero desde lo más profundo de su corazón. No fue como las disculpas que los políticos corruptos piden al pueblo cuando los atrapa la justicia. En el caso de David, el monarca no se pone de pie encima de una tarima ante el pueblo congregado pidiendo que lo perdonasen. No. Cerrada la puerta de su habitación y en secreto le pide perdón a Dios a quien había ofendido  con su pecado.
Me he desviado a propósito del tema de las bandas juveniles que hacen malvivir a los ciudadanos porque si no se arrepienten ante Dios de sus pecados, si no claman a Dios: “Purifícame con hisopo, y seré limpio, lávame y seré más blanco que la nieve” (v.7). El hisopo es un símil de la sangre que Jesús derramó en el Gólgota que lava todos los pecados de quienes creen en Él. Cuando el perdón de los pecados no es el hombre quien lo otorga, sino Jesús, entonces los niños y adolescentes que se agrupan en bandas urbanas para hacer fechorías, serán sensibles a este texto bíblico en que Dios habla a los jóvenes en la figura de un padre y una madre que aleccionan a su hijo: “Oye, hijo mío la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre…Hijo mío, los pecadores te quieren engañar, no consientas. Si te dicen: Ven con nosotros, pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente…Echa tu suerte con nosotros, tengamos todos una bolsa. Hijo mío, no andes en camino con ellos, aparta tus pies de sus veredas…Porque en vano se tenderá una red antes los ojos de toda ave, porque ellos a su propia sangre ponen acechanzas, y a sus almas tienden lazo. Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores”. (Proverbios 1:8-19).
Son pocos los padres que se preocupan de enseñar a sus hijos los caminos del Señor. Les es una tarea demasiado dura. Prefieren que sean los amigos, la televisión, las redes sociales que los suplan. La enseñanza que reciben por estos medios es todo lo contrario de aquello que guía a hacer bien y a respetar el prójimo. Ante la inhibición de los padres en la educación de sus hijos no tienen derecho a traspasar a la Administración la responsabilidad de las fechorías que cometen sus hijos mal educaos. El dicho dice: “Se siembran vientos y se recogen tempestades”.
Octavi Pereña i Cortina


2 TIMOTEO 3: 16,17

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseña, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”
Ante una declaración de tal envergadura como la que hace el texto que comentamos, ¿cómo es posible que miles de millones de personas no pueden creer lo que dice? No pueden entender que personas normales y corrientes como lo fueron los autores humanos de las Escrituras cristianas pudiesen escribir sin errores. No pueden entender que escritores separados por siglos de distancia, la melodía de cada uno de ellos no perturbara la de los otros. No todos los que se denominan cristianos creen en la infalibilidad de la Biblia. ¿Por qué ateos y cristianos coinciden en considerar la Biblia como un libro plagado de errores y que sus  historias no son nada más que buenos ejemplos para enseñar pero que no son aplicables en nuestros días?
En mi adolescencia y juventud no creía que la Biblia fuese la Palabra de Dios. ¿Qué es lo que me hizo cambiar de opinión? Al principio de mi contacto con los protestantes  no creía lo que el pastor  me decía. Lo consideraba un pesado y procuraba no encontrarme con él. Recuerdo que un día entando tumbado en la cama pronuncié mi primera oración. Previamente había recitado como un loro muchos padrenuestros y avemarías. Orar jamás. ¿Qué ocurrió? Encontrándome en una postura nada ortodoxa según la religión, me dirigí a Dios con una duda: “Señor si existes, la felicidad de la que me habla este hombre si es verdad, dámela porque yo no la tengo”. No vi ninguna luz. Ni sucedió nada espectacular. En mi interior se produjo un cambio. Dejé de dudar de la veracidad de la Biblia. Inicié mi andadura cristiana como un hijo de Dios. En aquel instante dejé atrás un pasado de incertidumbre para adentrarme en el amanecer de un nuevo día que hasta el presente ha durado 60 años. Se me abrieron los ojos para ver que la maravilla de la creación no es el fruto de la evolución iniciada por el fortuito encuentro de unos átomos. Se me destaparon los oídos para atender la voz de Dios que habla por medio de su Palabra revelada.
Por mi experiencia entiendo porque hay tantas personas que no creen en la verdad de la Biblia. Creo en la existencia de un sr espiritual que llamamos Satanás   a quien Jesús describe como padre de mentira y que cuando habla de lo suyo habla mentira. Era el diablo quien me mantenía atrapado en la telaraña de la mentira lo cual hacía que la verdad de Dios me fuese desagradable. En el momento en que Jesús respondió a mi oración llena de duda, hizo resplandecer la luz del Espíritu Santo. El mar de dudas en que estaba sumergido se convirtió en un lago de aguas tranquilas en donde en el horizonte resplandece el Sol de justicia que es Jesús que me guía a buen puerto: una eternidad de gozo inefable contemplando cara a cara el rostro glorioso de Jesús mi Salvador.




COLOSENCES 4: 12

“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere”
La iglesia del Señor, no confundirla con la iglesia institución, está compuesta de muchos miembros, cada uno de ellos dotado por el Espíritu Santo con dones determinados para que conjuntamente sirvan para edificar a la iglesia de Cristo conforme al molo diseñado por el Arquitecto. Cada creyente en Cristo como piedra viva del edificio en construcción debe colocare en el lugar que le corresponda. De no ser sí el edificio no tendrá la belleza gloriosa que ha diseñado el arquitecto.
Así que tenemos que tener en consideración el lugar que nos corresponde estar como piedras vivas en la iglesia del Señor cuyo cimiento es el mismo Jesús.
Recomiendo la lector que lea detenidamente 1 Corintios 12 porque trata precisamente de la construcción de la iglesia de Dios, en este caso utilizando el símil de un cuerpo. El apóstol Pedro trata el mismo tema pero desde la perspectiva de construir una casa espiritual (1 Pedro 2: 1-8). Si tenemos en cuenta ambos textos nos daremos cuenta que en muchas ocasiones no nos ajustamos al modelo de iglesia que el Señor ha diseñado. En ella se dan demasiados individualismos que dificultan que cada piedra viva ocupe el lugar que le corresponde en la iglesia de Dios. En el símil del cuerpo el apóstol describe la sintonía existente entre los miembros del cuerpo, cuando alguno de ellos sufre el resto se aboca a ayudar al miembro doliente. Analizando lo que Pablo y Pedro dicen respecto a la iglesia debemos arrepentirnos por no comportarnos como piedras vivas en la casa espiritual, ni con la solidaridad que deberíamos manifestar con los otros miembros del Cuerpo de Cristo.
 El texto que comentamos nos presenta Epafras de quien deberíamos aprender la unidad que debe prevalecer en el templo del Señor y en el cuerpo de Cristo su iglesia. Nos lo presenta como siendo “uno de vosotros”, es decir, no está desvinculado de vosotros, no va a su aire sin preocuparse de vosotros. “Siervo de Cristo”, es  decir que Cristo es su Señor y que como siervo obedece humildemente las instrucciones que brotan de los labios de su Señor. Epafras “ruega encarecidamente por vosotros en sus oraciones”, es decir, ejerce de mediador entre los hermanos y Dios. ¿Ejercemos el ministerio de la intercesión? ¿Tenemos presente a los hermanos en nuestros corazones y los presentamos en el trono de la gracia de Dios para que el Señor los bendiga en sus necesidades? ¿Qué  propósito persigue Epafras con sus ruegos por los hermanos? “Para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere”, es decir, que la imagen de Cristo se vaya formando en ellos. Mucho tenemos que aprender de Epafras


dilluns, 5 de febrer del 2018

MATEO 8: 22

“Y he aquí vino un leproso, y se postró ante Él diciendo: Si quieres puedes limpiarme”
Es bien sabido que la lepra, es en la Biblia un  símbolo del pecado como lo es también la levadura. Yo que escribo este comentario y tú que lo lees no somos leprosos, ambos, pero, somos pecadores. Ambos, necesitamos desprendernos del pecado, lo cual debería impulsarnos a gritar: ¡Inmundo! ¡Inmundo! ¿Reconocemos nuestra inmundicia? Quiera el Señor hacernos reconocer que nuestra alma está infectada de lepra espiritual.
La Biblia nos dice que todos hemos pecado, por lo tanto, todos, sin ninguna excepción estamos destituidos de la gloria de Dios. En otras palabras: todos estamos condenados a la muerte eterna si fallecemos sin haber resuelto el problema del pecado que hace que Dios no atienda a nuestras súplicas. Aunque oremos al  Dios tres veces santo no puede tener ningún contacto con el pecado. A la vez quemisericordiosos Dios es justo y su justicia no le permite pasar por alto nuestro pecado. Es misericordioso, sí. Sin dejar de ser justo su misericordia le permite encontrar la manera de borrar el pecado que nos separa de Dios.
El texto nos dice que a Jesús “le seguía mucha gente”. De entre una multitud anónima destaca un leproso, una persona pecadora. Formamos parte de una sociedad que colectivamente se considera cristiana. Son muchas las personas que se dicen ser seguidores de Jesús. ¿Cuántas de estas personas se declaran inmundas? El lector, ¡se declara inmundo? Yo que escribo, ¿me declaro inmundo? A esta pegunta le tenemos que dar respuesta tú y yo. Debemos ser cuidadosos a la hora de hacerlo. En los cultos de evangelización que celebran de vez en cuando en las iglesias evangélicas se invitan a los asistentes que si han aceptado a Jesús pasen al frente para que se ore por ellos. ¿Significa que quienes han sido favorecidos por la bendición eclesiástica han creído verdaderamente en Jesús? No forzosamente.
En primer lugar es imprescindible que nos reconozcamos leprosos espirituales, que somos inmundos. Sin este reconocimiento es totalmente imposible que el confesar a Jesús eclesiástico tenga valor salvífico. Se recibirán saludos y buenos deseos de parte de los miembros de las iglesias. A parte de esto, nada. Jesús no vino a buscar personas buenas que se reúnen en las iglesias exponiendo su bondad. No. Vino a buscar pecadores al arrepentimiento. Personas que se reconozcan leprosos que la medicina eclesiástica no ha podido curar. Los leprosos que Jesús cura lo son aquellos que como aquella mujer que sufría un flujo de sangre permanente se había gastado todo su patrimonio en médicos y que habiendo perdido toda esperanza que le curasen, a escondidas toca la túnica de Jesús esperando el milagro. La fe de la mujer y la del leproso los impulsó a acercarse a Jesús e implorar la curación. “Tu fe te ha salvado”, ambos oyeron decir a Jesús. ¿Seremos como el leproso que se postró a los pies de Jesús  suplicándole: “Si quieres puedes limpiarme”?



RUT 1:20

“Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara, porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso”
“Y aconteció en los días que gobernaban los jueces hubo hambre en la tierra” (Rut 1: 1). No se nos dice la causa de la hambruna. Podía muy bien ser debido a la falta de lluvia acompañada del expolio a que Israel estuvo sometido durante este período por sus enemigos. La hambruna produjo una emigración anónima. Entre los emigrados se encontraba Noemí y su familia. Fallecieron el esposo de Noemí y sus dos hijos. Quedó desamparada Noemí. Entretanto, habiendo oído  “que el Señor había visitado a su pueblo para darles pan” (v.6), junto con su nuera Rut regresa a Belén. El retorno a su pueblo natal produjo gran revuelo: “¿No es esta Noemí?” La respuesta a esta pregunta que indicaba alegría nos la da el texto que comentamos: “Yo me fui llena”, dice Noemí, “pero el Señor me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamáis Noemí, ya que el Señor ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido” (v.21).
A pesar de la amargura que según Noemí le había puesto el Todopoderoso, al regresar su nuera de espigar en los campos de Booz, que se convertiría en su esposo, Noemí expone su fe latente cuando le dice  a su nuera: Sea el bendito del Señor, pues no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuco con los que han muerto” (2:20).
El libro de Rut pone de manifiesto como Dios controla lo que nosotros llamamos circunstancias para conseguir sus propósitos. A pesar de que podamos pensar que las circunstancias puedan hacernos creer que los acontecimientos se le han escapado de las manos, ni la misma Noemí se podía imaginar que el hambre que hubo en la tierra y que la obligó a emigrar a Moab, tierra pagana y que sus hijos se casaran con moabitas y que al regreso a Belén su nuera Noemí, le sería de gran bendición. “Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme a sus propósitos son llamados” (Romanos 8:18). A los escogidos de Dios para salvación todas las cosas que el Señor permite les acontezcan, todas sin excepción son las manos del Señor que les ayudan a bien.
¿Podía imaginar Noemí en su amargura que se convertiría en la bisabuela de David el rey escogido por Dios para que de su descendencia, llegado el cumplimiento del tiempo, en su Belén natal nacería Jesús, el Rey de Israel que traería salvación en todos los pueblos de la tierra? No lo sabía. Tampoco sabemos los propósitos que Dios tiene reservados para nosotros en los momentos de amargura, pero en el momento oportuno, tenemos la certeza que la amargura presente es la simiente de una bendición futura gloriosa.



COSIFICACIÓN DE LA MUJER

<b>Convertir a la mujer en objeto de placer sexual dinamita las bases de un Estado de derecho</b>
El jueves 18 de enero de 2018 en el salón de baile del hotel <i>The Dorchester</i> en Londres, el <i>Presidents Charitable Trust</i>,club exclusivo para hombres,  organizó una cena benéfica con el propósito de recoger fondos para ayudar a hospitales e instituciones benéficas dedicadas a trabajar en favor de la infancia.
Las 130 azafatas contratadas para <i>animar</i> a los invitados firmaron un acuerdo de confidencialidad y obligadas por la agencia que las contrató vestir de negro prendas confeccionadas con muy escasa tela. A pesar del contrato de confidencialidad  algunas azafatas explicaron lo que sucedió en la gala benéfica. Un testimonio que recoge <i>The Times</i> dijo que la experiencia las dejó a ella y a otras afectadas “humilladas e intimidadas y que se sintieron como si fuesen juguetes, objetos que se podían mirar y tocar y que se podían reír”. Un maestro de ceremonias describió “el acontecimiento como el más políticamente incorrecto del año”. Disparates como el que denuncia la periodista ponen de manifiesto la persistencia de una decadente cultura de clubes exclusivos para hombres que en nada contribuye a proteger el respeto a la mujer en las altas esferas del poder  a pesar de que sea una mujer que ostente el más alto cargo político del país.
El escándalo lo destapó b>Madison Marriage</b>, periodista del <i>Financial Times</i> que se infiltró en la fiesta después de conseguir que se la contratase como azafata. La revelación del escándalo ha causado el cierre de la organización benéfica y una tempestad política en el Reino Unido.
La primer ministra británica <b>Theresa May</b> se enteró del escándalo encontrándose en Davos, dijo; “Estoy francamente consternada. Creía que este tipo de actitud de tratar a las mujeres como si fuesen objetos era cosa del pasado. Tristemente, lo que este acontecimiento ha demostrado es que todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Yo seguiré trabajando como lo he hecho durante todo mi tiempo en la política, para que realmente podamos decir que las mujeres son respetadas, aceptadas y tratadas como iguales”. No bastan las buenas intenciones. La magnitud de la violencia sexual, que no distingue clases sociales la pone de manifiesto el hecho de la existencia de mega prostíbulos de lujo a los que únicamente tienen acceso miembros de las altas esferas políticas y los magnates de la economía y de la Iglesia. La metástasis cancerígena está tan extendida que no son suficientes las buenas intenciones políticas, las leyes contra el acoso sexual contra la mujer, la educación sexual en la escuela. El problema es tan grave que no sirven los parches “Sor Virginia” .Requiere la intervención quirúrgica que únicamente puede realizar Jesús, el Médico divino que con su sangre derramada en el Gólgota puede erradicar la lascivia que lleva a la diversidad de fechorías que se cometen contra la mujer.
El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos en Galacia les expone el remedio para combatir la enfermedad espiritual que comentamos en este escrito. Si el lector está verdaderamente interesado por el tema del acoso sexual contra las mujeres  debería seguir con mucha atención lo que el apóstol quiere decirle.
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16). Para salir vencedores en la lucha contra el acoso sexual es preciso  andar en el Espíritu. ¿Qué significa este andar? Ni más ni menos que ser un creyente en Cristo. Para el tal creyente el texto deja entrever  una lucha espiritual interna entre la nueva criatura que se es en Cristo y la anterior cuando éramos sus enemigos. “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais”  (v.17). Al estar en Cristo se libra una dura batalla entre la vida nueva que hay en Cristo y la vieja naturaleza carnal del estar fuera de Cristo.  La paz que refleja la faz de la persona que está en Cristo esconde el conflicto espiritual que se libra en el interior del alma entre el bien que quiere hacer el creyente y la vieja condición de enemigo de Dios que se resiste a abandonar el lugar preferente que ocupaba antes de la conversión a Cristo.
“Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley” (v.18). ¿Cuál es la finalidad de la ley de Dios? Hacer ver que el ser humano es pecador: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14). “No deseará a la mujer de tu prójimo” (Éxodo 20: 17). Estos textos nos dicen lo que son los hombres respecto a las mujeres. Algunos objetarán que hayan cometido adulterio, pero, desearla, ¿quién pude decir que no lo haya hecho nunca? Jesús pone fin a la discusión cuando dice: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5: 27,28).
El apóstol dice que la persona que es guiada por el Espíritu “no está bajo la Ley”. A esta persona la Ley no la condena porque quien es guiada por el Espíritu significa que la tal persona ha creído que Jesús es su Salvador que ha pagado con su sacrificio el precio del pecado. La Ley señala su condición de pecador pero no lo condena porque la deuda ha sido saldada por Jesús muriendo en la cruz: “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).
El apóstol indica cuales son las obras de la carne, la manera de comportarse sin Cristo. Indicamos las que tienen que ver con el acoso sexual a las mujeres: “Adulterio, fornicación, impureza, lascivia” (v. 19). Si estos cuatro pecados no existieran en el hombre, los escándalos sexuales como los que han avergonzado al Reino Unido no se hubiera producido La estocada mortal al acoso sexual a la mujer la da el apóstol Pablo cuando escribe: “Pero los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.  Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (vv.24,25). Como dudo de que toda la sociedad vaya a convertirse a Cristo y que crucifique sus pasiones, no tengo la más mínima duda de que los escándalos sexuales seguirán ocupando amplios espacios en los medios de comunicación.

Octavi Pereña i Cortina