1 SAMUEL 28:6
“Y consultó Saúl al Señor, pero
el Señor no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas”
Saúl empezó bien su reinado pero
el poder se le subió a la cabeza y no tuvo inconveniente alguno de dejar de
buscar la dirección del Señor en la toma de decisiones políticas que afectaban
al bienestar de sus súbditos. En su delirio por el poder no le temblaba la mano a la hora de usurpar
la responsabilidad sacerdotal que era la única autorizada para consultar a
Dios. Al llegar al final de este proceso de desobediencia contumaz llegó el
silencio definitivo de Dios. El Señor enmudeció y cuando esto ocurre, la más
absoluta soledad envuelve a quienes durante el tiempo en que la gracia de Dios estaba a su disposición,
finaliza.
Enloquecido Saúl por el
silencio de Dios pone de manifiesto las espesas tinieblas espirituales en las
que estaba sumergido su corazón rebelde cuando dice a sus servidores: “Buscadme
una mujer que tenga espíritu de adivinación , para que yo vaya a ella, y por
medio de ella pregunte”. Lo curioso del caso es que previamente, en un
estallido de religiosidad legalista Saúl había ordenado “cortar de la tierra
a las evocadoras y a los adivinos”.
El silencio de Dios no hace
que los hombres dejen de ser religiosos, al menos, aparentemente. Pocas horas
antes de morir en el campo de batalla Saúl consulto al Señor. Hay muchos
cristianos que cumplen religiosamente el precepto dominical de asistir a un
servicio religioso. Oyen la lectura de un texto bíblico y a la predicación que
se hace sobre el mismo. Pero no hay arrepentimiento en estos cristianos que no
atienden los consejos de Dios cuando éste les habla. Siguiendo el ejemplo del
religioso Saúl se vuelven a personas que ”tengan espíritu de adivinación”
porque no pueden resistir el silencio de Dios.
¿Qué es lo que pone de
manifiesto el silencio de Dios en una sociedad religiosa de formas pero que
mantiene el corazón sumergido en un pozo de tinieblas espirituales? La
proliferación de adivinos que no se esconden, sino que anuncian su actividad
satánica en los medios de comunicación para que los que están envueltos en el
silencio de Dios puedan encontrar un guía que los encamine a su destrucción
eterna.
Todavía hay tiempo para el
arrepentimiento. Una vez llegada la muerte ya no se puede cambiar el destino de
condenación eterna. Las oraciones que se dicen durante los servicios fúnebres
para que los difuntos sean guiados hacia el paraíso no sirven sino para engañar
a los vivos que asisten a los mismos,
haciéndoles creer que pueden vivir de espaldas a Dios y que al final de la vida
terrestre una oración a su favor y unas
gotas de agua bendita cambiará su destino eterno.
Hoy es el día de la
salvación. No esperes a que Dios cierre la puerta a la manifestación de su
gracia. Saúl buscó a Dios cuando ya no
podía ser hallado. La desobediencia contumaz a Dios sella un destino eterno de
condenación.
PROVERBIOS 6:6
“Vé a la hormiga, 0h perezoso, mira sus caminos y sé sabio”
Este texto es muy adecuado
para los actuales ni-ni que no estudian ni trabajan. Indiscutiblemente
no puede aplicarse a quienes queriendo trabajar no pueden hacerlo debido a la
crisis. Pero contiene el principio que la prosperidad económica no puede darse
sin el trabajo persistente y silencioso. El texto nos pone a la hormiga como ejemplo.
Nos hemos auto impuesto el modelo de trabajar poco y ganar mucho dinero. De
acogernos a la baja por enfermedad sin causa justificada. De trabajar lo mínimo
legal para poderse acoger al paro…Nuestra sociedad no sigue el ejemplo de la
hormiga que la Palabra de Dios nos pone como advertencia. Así nos van las
cosas.
Creo que a este texto
también se le puede dar otra aplicación. ¿Ponemos el ejemplo de la laboriosidad
de la hormiga en el campo del espíritu? En general me temo que no. Se da mucho
infantilismo espiritual en quienes deberían ser personas maduras por los muchos
años de ser cristianos. La ociosidad intelectual nos ha convertido en
cristianos que vamos de un lado para otro según la dirección que tome el
viento. Somos inestables. Nos derrumbamos porque no somos obedientes a las
palabras que brotan de los labios de Jesús y edificamos nuestras vidas sobre la
arena.
El que me oye mis palabras y
las hace, dice Jesús, edifica su vida sobre la Roca que soy yo. Las tempestades
de la vida no tienen nada que hacer en
quienes edifican sus vidas sobre cimiento tan firme.
Refiriéndose a la Biblia el
Libro Común de Oración dice: “Bendito sea el Señor, que ha hecho que todas
las Escrituras se hayan escrito para nuestro aprendizaje, haz que podamos
escuchar, leer, subrayar, aprender, digerirlas interiormente, y que con
paciencia y que con el consuelo de tu Santa palabra, podamos abrazar y coger
con fuerza la bendita esperanza de la vida eterna”.
Este texto nos insta a imitar a
la hormiga en el campo del espíritu. De ser pacientes y abnegados lectores de
la Biblia que la digieren para alimento de nuestras almas para que la esperanza
de la vida eterna esté firmemente arraigada en nuestra alma.
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