dimarts, 14 de maig del 2013


1 SAMUEL 28:6


“Y consultó Saúl al Señor, pero el Señor no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas”

Saúl empezó bien su reinado pero el poder se le subió a la cabeza y no tuvo inconveniente alguno de dejar de buscar la dirección del Señor en la toma de decisiones políticas que afectaban al bienestar de sus súbditos. En su delirio por el poder   no le temblaba la mano a la hora de usurpar la responsabilidad sacerdotal que era la única autorizada para consultar a Dios. Al llegar al final de este proceso de desobediencia contumaz llegó el silencio definitivo de Dios. El Señor enmudeció y cuando esto ocurre, la más absoluta soledad envuelve a quienes durante el tiempo en que  la gracia de Dios estaba a su disposición, finaliza.

Enloquecido Saúl por el silencio de Dios pone de manifiesto las espesas tinieblas espirituales en las que estaba sumergido su corazón rebelde cuando dice a sus servidores: “Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación , para que yo vaya a ella, y por medio de ella pregunte”. Lo curioso del caso es que previamente, en un estallido de religiosidad legalista Saúl había ordenado “cortar de la tierra a las evocadoras y a los adivinos”.

El silencio de Dios no hace que los hombres dejen de ser religiosos, al menos, aparentemente. Pocas horas antes de morir en el campo de batalla Saúl consulto al Señor. Hay muchos cristianos que cumplen religiosamente el precepto dominical de asistir a un servicio religioso. Oyen la lectura de un texto bíblico y a la predicación que se hace sobre el mismo. Pero no hay arrepentimiento en estos cristianos que no atienden los consejos de Dios cuando éste les habla. Siguiendo el ejemplo del religioso Saúl se vuelven a personas que ”tengan espíritu de adivinación” porque no pueden resistir el silencio de Dios.

¿Qué es lo que pone de manifiesto el silencio de Dios en una sociedad religiosa de formas pero que mantiene el corazón sumergido en un pozo de tinieblas espirituales? La proliferación de adivinos que no se esconden, sino que anuncian su actividad satánica en los medios de comunicación para que los que están envueltos en el silencio de Dios puedan encontrar un guía que los encamine a su destrucción eterna.

Todavía hay tiempo para el arrepentimiento. Una vez llegada la muerte ya no se puede cambiar el destino de condenación eterna. Las oraciones que se dicen durante los servicios fúnebres para que los difuntos sean guiados hacia el paraíso no sirven sino para engañar a los vivos  que asisten a los mismos, haciéndoles creer que pueden vivir de espaldas a Dios y que al final de la vida terrestre  una oración a su favor y unas gotas de agua bendita cambiará su destino eterno.

Hoy es el día de la salvación. No esperes a que Dios cierre la puerta a la manifestación de su gracia.  Saúl buscó a Dios cuando ya no podía ser hallado. La desobediencia contumaz a Dios sella un destino eterno de condenación.


PROVERBIOS 6:6


“Vé a la hormiga, 0h perezoso, mira sus caminos y sé sabio”


Este texto es muy adecuado para los actuales ni-ni que no estudian ni trabajan. Indiscutiblemente no puede aplicarse a quienes queriendo trabajar no pueden hacerlo debido a la crisis. Pero contiene el principio que la prosperidad económica no puede darse sin el trabajo persistente y silencioso. El texto nos pone a la hormiga como ejemplo. Nos hemos auto impuesto el modelo de trabajar poco y ganar mucho dinero. De acogernos a la baja por enfermedad sin causa justificada. De trabajar lo mínimo legal para poderse acoger al paro…Nuestra sociedad no sigue el ejemplo de la hormiga que la Palabra de Dios nos pone como advertencia. Así nos van las cosas.

Creo que a este texto también se le puede dar otra aplicación. ¿Ponemos el ejemplo de la laboriosidad de la hormiga en el campo del espíritu? En general me temo que no. Se da mucho infantilismo espiritual en quienes deberían ser personas maduras por los muchos años de ser cristianos. La ociosidad intelectual nos ha convertido en cristianos que vamos de un lado para otro según la dirección que tome el viento. Somos inestables. Nos derrumbamos porque no somos obedientes a las palabras que brotan de los labios de Jesús y edificamos nuestras vidas sobre la arena.

El que me oye mis palabras y las hace, dice Jesús, edifica su vida sobre la Roca que soy yo. Las tempestades de la vida  no tienen nada que hacer en quienes edifican sus vidas sobre cimiento tan firme.

Refiriéndose a la Biblia el Libro Común de Oración dice: “Bendito sea el Señor, que ha hecho que todas las Escrituras se hayan escrito para nuestro aprendizaje, haz que podamos escuchar, leer, subrayar, aprender, digerirlas interiormente, y que con paciencia y que con el consuelo de tu Santa palabra, podamos abrazar y coger con fuerza la bendita esperanza de la vida eterna”.

Este texto nos insta a imitar a la hormiga en el campo del espíritu. De ser pacientes y abnegados lectores de la Biblia que la digieren para alimento de nuestras almas para que la esperanza de la vida eterna esté firmemente arraigada en nuestra alma.

 

 

 

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