ALMA TURBADA
<b>Los ansiolíticos y similares no sirven para calmar
al alma perturbada por los agravios de la vida</b>
La actriz Demi Moore ingresó en urgencias después de haberse
desmayado mientras celebraba una fiesta en su residencia de Beverly Hills.
Según se sabe por <i>agotamiento</i> y por <i>toda su
salud</i>. La revista Life & Style informa que ha sido tratada de
algo mucho más serio: su adicción a las drogas. Michael Levina, que fue su publicista
ha declarado. “Es horrible y triste lo que le ha sucedido. Indica la naturaleza
de la adicción. Siempre te estás recuperando sin estar nunca realmente
recuperado. Representaba Demi desde que tenía 19 años, en los 1980. Era guapa,
inteligente y muy ambiciosa. En aquella época ya era adicta a las drogas. Se
supone que el recién ingreso de la actriz
se debe a una crisis por inhalación de óxido nitroso, también conocido
como gas hilarante , muy popular entre los jóvenes porque permite colocarse a
buen precio. Necesita cuidarse. El trabajo lo tiene siempre. Conozco a Demi.
Sigue siendo muy ambiciosa. Necesita poner el trabajo en un segundo plano”.
Las cosas empezaron a empeorar cuando la actriz presentó una
demanda de divorcio a su marido Ashton Kutcher, después de unas semanas de
incertidumbre y de noticias de las infidelidades de Ashton. Después de la
ruptura empezó a preocuparse por la pérdida de peso y a celebrar grandes
fiestas. En esta situación estresante no debe extrañarnos que en el botiquín de
la actriz se encontrasen anfetaminas.
A Demi Moore no se la puede presentar como un modelo de
sensatez.…divorcios y excesos acompañaron a su vida artística. No debe, pues,
extrañarnos que su fortaleza se derrumbase y se viera obligada a echar mano de
la química para seguir manteniéndose activa. No todo el mundo tiene el
lastimoso privilegio de que los problemas personales se ventilen en las
revistas del corazón. Ya que los informes médicos alertan del aumento
considerable de medicamentos para combatir el estrés, el insomnio, las
preocupaciones…, que conduce a graves crisis de salud, no nos iría nada mal
hacernos una mirada introspectiva y pensar en lo que llevamos en el bolso o en
la cartera de mano. ¿Contiene productos para combatir el estrés, la ansiedad,
el agotamiento crónico? ¿Van estos productos acompañados de la ingesta de
alcohol y del consumo de otras drogas? Si es así, ello debe ser motivo de
preocupación y de un sincero deseo de cambiar el estilo de vida. ¿Qué es más
importante, el éxito social y vivir arruinado como persona o, no tener una
posición social destacada y sentirse mejor con uno mismo i recuperar el afecto
familiar que se había perdido por querer pagar el desmesurado precio del
triunfo?
El estilo de vida agobiante que llevamos nos impulsa al
consumo de química para mantener la vitalidad
y la energía que se desvanecen, para seguir conservando la posición
social conseguida. ¿Vale la pena desear mantenerla al elevado precio de perder
la salud física y mental y las buenas relaciones familiares?
El rey de Judá Asa enfermó muy gravemente de los pies. El
texto nos dice. “Y en su enfermedad no buscó al Señor, sino a los médicos” (2
Crónicas 16:12). Este texto no significa que el enfermo deba prescindir de la
ayuda médica. Esta cita apartada del contexto general de la Biblia puede llevar
al extremo de prescindir de la ayuda de los servicios médicos cuando sean
necesarios. Algunos movimientos cristianos enseñan la <i>curación por
fe</i>. El enfermo no necesita al médico ya que solamente con la fe se
puede curar. Esto no lo enseña la Biblia. Lo que hizo el rey Asa es prescindir
totalmente de Dios en el momento que lo necesitaba. No teniéndolo en cuenta en
su dolencia. Se equivocó. Esto no es bueno para quienes sufren trastornos
mentales debido a la manera de vivir estresante que llevan. Dios es la Roca
sobre la que edificar la personalidad.
Refiriéndose a la actriz Demi Moore, Michael Levine dice de
ella: “ Siempre te estás recuperando, sin estar realmente recuperado”
Continuamente entrando y saliendo del consultorio médico sin que se produzca la
añorada curación. Es un continuo dar vueltas que conduce al empeoramiento. El
salmista se hace esta pregunta que seguramente también nos hacemos nosotros:
“Por qué te abates, oh alma mía, y por que te turbas dentro de mí? Espera en
Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Salmo 42:11).
Vivimos en un mundo de aflicción. Quizás no pasaremos por graves crisis, pero
se nos presentan multitud de pequeñeces que nos angustian y nos hacen perder las
ganas de vivir. Jesús nos hace esta invitación: “Venid a mí todos los que
estáis cargados y trabajados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis
descanso para vuestras almas” (Mateo 12:28,29). Jesús es el médico del alma que
cumple la promesa de dar paz al angustiado.
Octavi Pereña i Cortina