dilluns, 28 de juliol del 2014


LUCAS, 12:2,3


“Porque no hay nada encubierto, que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá, y todo lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas”

Estas palabras Jesús las pronunció ante una multitud y el contexto tiene que ver con “la levadura de los fariseos que es hipocresía”. La hipocresía consiste en aparentar ser lo que no se es. El hipócrita se pone una careta con el propósito de desfigurar su personalidad. El hipócrita pretende dar gato por liebre a las personas con las  que convive. Frecuentemente nos tragamos en anzuelo porque no podemos llegar a conocer la interioridad del corazón del hombre que es donde se forjan los pensamientos que moldean el carácter. Debido a esta dificultad el Señor nos advierte diciéndonos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es hipocresía”. Tened los ojos bien abiertos para que no os engatusen.

La levadura es la sustancia que se pone en la masa de harina que cuando se hornea se esponja y hace  que el pan o la tarta que se cuecen sean comestibles y agradables al paladar. La levadura trabaja en secreto, el esponjado que resulta del horneo es evidente.

El hipócrita, todos llevamos la simiente del engaño, cree que lo que trama en secreto no se sabrá. En principio porque no cree en Dios y si cree en Él erróneamente piensa  que Dios no está por estas menudencias y que no ve nada de lo que ocurre en el corazón. Pero Dios si que se interesa por los pensamientos  que se forja en el corazón. Nada  puede esconderse a sus ojos escrutadores.

Puede ocurrir que durante cierto tiempo la hipocresía aparentemente no se conozca, pedro siempre llega el momento en que “lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas”. La advertencia de Jesús es para todos, incluso par el lector y quien escribe. Pero el aviso de peligro que hace Jesús también lo dirige a los políticos que tan poca transparencia manifiestan en su proceder. Dicen mucho al oído en las oficinas en donde se fraguan los fraudes. En los juzgados ya empiezan a aparecer luces y taquígrafos que desvelan los secretos guardaos en los despachos. Este acontecer es la punta del iceberg del día en que ”lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas”, no dejando nada escondido debajo de la alfombra. El día en que se develarán todos los secretos susurrados al oído en el secretismo de las oficinas, será el día del Juicio Final en que los labios del Juez declararán: culpable. Confesando hoy a Cristo el pecado de hipocresía para que su lo borre, evitará que en el día del Juicio Final se tenga que oír la sentencia que proclamará el Juez justo. Culpable. Culpabilidad que no tendrá apelación porque la sentencia es eterna


2 CRÓNICAS 12:8


“Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones”

El texto nos dice: “Cuando Roboam había consolidado su reino, dejó la Ley del Señor, y todo Israel con él. Y por cuanto se habían rebelado contra el Señor, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén” (vv.1,29.

Dios a través de Moisés había alertado en diversas ocasiones a los israelitas que abandonarle a Él trae funestas consecuencias. Parece ser que durante un tiempo Roboam conservó externamente la fe pero cuando consolidó su reino  fortificando las ciudades de Judá, sintiéndose seguro, se quitó la careta y puso al descubierto que de creyente nada de nada. La hipocresía de confesarse creyente por interés, más pronto o más tarde siempre se pone al descubierto. El profeta Semaías se presenta ante el rey y los príncipes de Judá, y les dice: Así ha dicho el Señor: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos  en manos de Sisac” (v.5). El rey y los principales de humillan, lo cual hizo que el Señor no destruyese Jerusalén de inmediato. Ello no quita que tengan que pagar las consecuencias de haberse dado a la idolatría: “Pero serán sus siervos, para que sepan  que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de la naciones”.  No hay efecto sin causa.

La historia se repite en escenarios distintos. Nuevas generaciones de hombres, al igual que Judá e Israel, no aprenden de su historia. La actual tampoco lo hace. De manera formal nuestra sociedad es cristiana. Se bautiza a los niños y se casan y entierran por la iglesia. Todo es puro formulismo. En circunstancias difíciles claman a Dios, pero es un clamor que no llega a los oídos del Señor porque el pecado no confesado  crea interferencias  que lo impiden.

La sociedad en general se ha olvidado de Dios y le da la espalda. El Señor tiene que decirnos lo mismo que le dijo a Roboam y a los príncipes de Judá: ”Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac” . Sisac ha sido sustituido por la Unión Europea que con su política de recortes nos ha arruinado. La política económica ha llevado al desespero a millones de ciudadanos. Los políticos con su amor al dinero han esparcido la corrupción por todas la instituciones del Estado, poniéndolas todas en entredicho. Pero los ciudadanos anónimos también tenemos nuestra parte de responsabilidad en los males que nos afligen. Hemos abandonado al Señor  y él nos ha abandonado a nuestra suerte. En tanto no se produzca una vuelta masiva a Dios, nos humillemos ante Él, reconozcamos nuestro pecado y se lo confesemos para abandonarlos, el señor no escuchará. La respuesta a nuestro clamor será silencio y, sin la dirección de Dios: Caos. ¿No es confusión el mal de nuestra generación?

http://octaviperenyacortina22.blogspot.com

 

 

HONRAR A LA MUJER


<b>los macroprostíbulos que atraen a millones de hombres roban cruelmente el honor que se le debe a la mujer como vaso más frágil</b>

El periodista <b>Amos Roberts</b> explora el espectacular incremento del negocio de los macroprostíbulos en Alemania: “Más de 400.000 mujeres trabajan en prostíbulos alemanes, algunos son tan grandes que tienen diversos pisos. Se los describe como los supermercados del sexo. A los clientes se les atrae con el señuelo de la promesa de un ambiente lujoso, alcohol sin límites y sexo”. El reportero dice que el comercio del sexo genera más de 20 billones de dólares anualmente y aproximadamente un millón y medio de alemanes utilizan diariamente los servicios de una prostituta.  El informador describe: “Se encuentran docenas de mujeres en los pasillos, sentadas en taburetes, por donde los hombres se pasean y escogen a las mujeres. Algo muy parecido a los supermercados  con grupos de hombres andando arriba y debajo de los pasillos, es muy extraño”.

<b>Michael Beretin</b>, director de la cadena “Paradise Brothel” que ha hecho una gran fortuna con la rápida expansión de la prostitución se exime de su responsabilidad moral afirmando que “la prostitución siempre ha sido una necesidad social. No la ha inventado nadie. Debemos tratarla y hacerla manejable”.

<b>Amos Roberts</b> habló con diversas mujeres que se trasladaron a Alemania y escogieron la prostitución como trabajo, por diversas razones. Afirmaron que no fueron explotadas. Asimismo habló con un agente social de Aachen que aconsejó a mujeres que habían sido llevadas  Alemania de Europa oriental y África. Le dijo: “No existen estadísticas pero según algunos miembros del gobierno se calcula que un 90% de las mujeres son forzadas a prostituirse o esclavizadas” . Un agente de la Guardia Civil se refiere a la denuncia presentada  por una  víctima que les abrió la puerta para eliminar a una organización de los Balcanes: “El día del juicio se negó a testificar. Le terminaban de enviar una fotografía de su hija, que vive en Rumania, con una pistola en la cabeza”. La Fundació Dones dice: “Esto no es prostitución, es esclavitud”.

<b>Fede Cedó, en su escrito <i>Con apariencia de hotel</i>, dice: “Los inversores alemanes interesados en adquirir naves industriales vacías para ubicar macroprostíbulos vuelven a interesarse por el Maresme con nuevas propuestas que les permitan eludir las duras ordenanzas municipales”. Catalunya no se queda fuera de la mirada inmoral del capital destinado al comercio del sexo. Los macroprostíbulos que atraen a millones de hombres roban cruelmente el honor que se le debe a la mujer como vaso más frágil, robo que tiene funestas consecuencias familiares y sociales.

<b>Laurence Noelle</b>, exprostituta, explica su drama personal: “Mi llegada a la prostitución, a los 17 años, fue el resultado de una infancia terrible. Mi madre me abandonó. Mi padrastro abusó sexualmente de mí. Me habían humillado, me habían hecho creer que era un objeto sucio. El daño ya estaba hecho…Me deprimen mucho las reacciones que se escuchan en el debate actual. ¿Por qué se muestra tanta complacencia y tantas ilusiones cuando la realidad es tan cruda y tan violenta? Yo he vivido la prostitución como una serie de violaciones, sin dejar de preguntarme cómo todos estos hombres podían venir tan tranquilos. Ni tan siquiera uno se preocupó por mi miseria. Pagan para esto, para comprar el derecho de poder preocuparse solamente de si mismos. Yo era menor de edad, estaba hecha una pena, y ninguno de ellos manifestó el mínimo interés por mí. Son <i>putas</i>, estamos para ello. Vienen a desfogarse”.

Las mujeres, sea cual sea la razón que las lleva a prostituirse, es un drama. Pero no deja de ser un drama tanto o más terrible el de los hombres que con dinero compran los servicios de prostitutas para desfogarse. Su condición moral está por los suelos. Con mucha razón Proverbios invita a los hombres a buscar la sabiduría que proporciona Dios  que sirve para enderezar los pasos que los alejan del mal y los libra “de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras…Por lo cual su casa está inclinada a la muerte y sus caminos hacia los muertos…” (2:16-22). No son menos desgraciados los políticos, banqueros, empresarios, eclesiásticos, ejecutivos que como caballos en celo acuden hacia los grandes y lujosos prostíbulos para pasearse entre las hileras de mujeres sentadas en taburetes exponiendo todo lo que tienen a sus miradas lascivas para escoger a la preferidas como si fuesen ganado destinado al matadero. Estos <i>honorables</i> que con su lujuria endurecen  sus corazones y se hacen insensibles al sufrimiento de las mujeres con las que comercian, ¿tendrán un final feliz? Dios que no considera justo al culpable dice a los clientes de los prostíbulos: “Y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías. Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo. ¿No había de castigar esto?, dijo el Señor. De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma? (Jeremías 5:7-9).

Octavi Pereña i Cortina